Matthew Herbert dejaba por el momento la inmediatez de Herbert para volver con su «big band» de jazz. El proyecto era complicado. De nuevo obsesionado por los samples de la vida real, se le antojó grabar el sonido del Parlamento Británico, le denegaron el permiso y consiguió entrar a hurtadillas. En canciones como ‘The Story’ critica la manipulación de los medios de comunicación haciendo a la gran Eska Mtungwazi repetir incesantemente: «esta es la historia / no leas nada sobre ella», en clara relación con esos ABC que suele romper en directo. Estamos, pues, ante un disco de vocación claramente política.
Si decides meterte en el universo friqui de Herbert, empeñado en hacer arte de cada rincón del planeta, te darás cuenta enseguida de que el álbum contiene alguna de sus grandes obras maestras. En ‘One Life’ Matthew graba el sonido de la incubadora de su bebé y cada «beep» representa a 100 muertos de la guerra de Irak. De esta manera reflexiona sobre la manera en que el Gobierno invierte su dinero, salvando y quitando vidas al mismo tiempo.
Quizá el gran fallo del disco es que es totalmente dependiente de su explicación y sin ella no se entiende lo más mínimo. Lo mismo te da que esté rompiendo un frasco de colonia de Britney Spears contra el suelo si no sabes en qué canción ni para qué ni lo distingues. En ese sentido ‘There’s Me And There’s You’ ofrece principalmente anécdotas con momentos mejores (algunas partes de ‘Breathe’) y peores, como esa masa de canciones indistinguibles incluidas. Sólo apto para gente con ganas de currarse los interrogantes, aunque cuando los resuelves, las respuestas son grandes.
Calificación: 6/10
Temas destacados: ‘One Life’, ‘Breathe’, ‘The Story’
Te gustará si te gustan: los discos experimentales y de protesta
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