El fin de la música tal y como la conocemos hoy en día está más cerca desde que la Fnac cambió sus banderolas exteriores para dejar de anunciar «discos» y pasar a anunciar «música». El momento que muchos tememos, en que el gigante francés deje de distribuir «discos», parece más cercano, lo cual, lejos de ser una anécdota, no deja de ser una metáfora, o un aviso del mundo al que nos dirigimos.
Los aficionados de la música vamos despegándonos del CD, mientras, como sabemos, el público va consumiendo más canciones sueltas bajadas de internet (pagando o no) y menos álbumes completos. La RAE, que reconoce en la polisemia de «disco» su versión en vinilo y su versión en «disco compacto» tiene que plantearse ahora si reconoce también en ella a «un conjunto de mp3 seleccionado por un grupo o una compañía como un todo distribuido a través de tiendas digitales y streaming». Es un debate interesante porque quizá en el futuro nuestros hijos no conozcan el álbum como concepto, sólo el hit; o quizá nos pregunten por qué llamamos a una carpeta de mp3 «disco» sin tener forma circular ni nada.