Nominados a los Goya: ‘Mapa de los sonidos de Tokio’

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Nominados a los Goya: ‘Mapa de los sonidos de Tokio’

mapa-sonidos-tokioA mí Isabel Coixet me da un poco de pena. Es, sin duda, la directora más indie de todos los que tenemos, y por alguna razón no termina de triunfar, quizá precisamente por reunir estéticamente todos los tópicos de «moderna» que la gente critica en el ojo ajeno, por su dificultad para desenvolverse en público o quizá porque su mal momento creativo ha llegado demasiado pronto, tocando fondo con la edición de esta película que sólo ha logrado una nominación a los Goya: la de mejor sonido, Goya que por cierto merece bastante, aunque teniendo en cuenta que la película se llama ‘Mapa de los sonidos de Tokio’, igual la cosa tampoco tiene mucho misterio.


Presentada en Cannes con tantos aplausos como abucheos, la película no ha sido precisamente un éxito de taquilla, en general no ha gustado, nadie te la recomienda por la calle, ha llegado de hecho hace varias semanas al videoclub y, para colmo, cuenta con uno de los «fakes» más sonados de los últimos tiempos en internet, en una versión que no sólo repite los mismos 20 minutos todo el rato entre anuncios antipiratería, sino que como culmen de todo este despropósito, destripa el final de la película.

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‘Mapa de los sonidos de Tokio’ no es tampoco el desastre que puede pronosticar la calificación que veis abajo. De hecho, quizá merecería más nominaciones a los Goya que muchas otras. Sin embargo, el conjunto se ve perjudicado porque Coixet ha realizado, le pese a quien le pese, películas muy emocionantes en su pasado. En otras palabras, esperamos mucho más de ella que de Daniel Sánchez Arévalo o de Álvaro Pastor y Antonio Naharro, para empezar porque sus proyectos, siempre coproducciones multinacionales, son bastante ambiciosos.

Coixet sí logra realizar un retrato de Tokio que no se limita a la postal fotográfica o al recorrido por las deslumbrantes luces de Shibuya, como se ha dicho. De hecho, los planos más bellos los consigue donde no observan tanto los turistas, por ejemplo, en los primeros planos de pescado cortándose, en torno a los que también elabora su interesante estudio de sonido, centro de la película.

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El fallo es aquí de fondo y es que ese estudio no termina de tener una relación especialmente destacada con la historia, que podía haber tenido lugar en otro lugar, rodeada de otro tipo de sonidos, o incluso podría tener más credibilidad en otro entorno. Se cuenta la historia de David (Sergi López), cuya mujer acaba de morir; y Ryu, una pescadera/asesina a sueldo, contratada por el padre de la mujer de David para matar a este y así vengar su muerte, desembocando la cosa, por supuesto, más en un nuevo ‘Lost In Translation’ de personas solitarias, que en un thriller.

No tenemos noticia de que esta historia tan poco siglo XXI pudiera suceder en el Tokio de hoy en día, por mucho que hayamos visitado la ciudad, muchos libros de Amélie Nothomb que hayamos leído o por mucho que nos hayan repetido lo importante que es el honor de la familia en Japón o la deshonra que pueda suponer un suicidio. En la película no se nos explica nada de esto, sino que la trama prefiere centrarse en mostrar las relaciones, básicamente sexuales, entre David y Ryu, en general bastante faltas de química. Rinko Kikuchi tiene un poco más de magnetismo que él, que sólo destaca en un primer plano casi al final en que la mira de reojo, pero en general, la falta de fondo en la vida de ambos es clave para que el espectador se mantenga en todo momento alejado, a diferencia de lo que suele conseguir Wong Kar-Wai o de lo que consiguió la misma Coixet con el giro en la trama hacia la mitad de ‘La vida secreta de las palabras’, algo que no puedes evitar esperar en ‘Mapa de los sonidos de Tokio’, pero que por desgracia no se da. 3.

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