PSM Festival, primera edición

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PSM Festival, primera edición

El pasado sábado la Sala Apolo de Barcelona se llenó para rendir homenaje a Pedro San Martín, bajista de La Buena Vida y uno de los grandes amantes de la música independiente de nuestro país, fallecido trágicamente en accidente de tráfico el pasado 15 de mayo. Iba a ser una noche de grandes emociones, todos lo sabíamos, y la organización supo estar a la altura de las circunstancias a lo largo de las seis horas de actuaciones. Fueron muchos los artistas que agradecieron al Primavera Sound por haber realizado este evento sin ánimo de lucro, en el que además de recordarse canciones de la banda escritas por Pedro, se vivieron varias sorpresas e inesperadas colaboraciones, de esas que sólo se ven una vez en la vida.

Los primeros en actuar, algo antes de las siete de la tarde, fueron Tórtel, curiosamente sin su ayudante Joaquín Pascual, que también estaba por allí. La banda de Jorge Pérez interpretó ‘Aquella canción’ extraída de su debut, un tema nuevo llamado probablemente ‘Entonces sí’ y una versión de ‘Tormenta en la mañana de la vida’ en la que se modificó la estructura de la canción y se cambiaron los vientos del final por unos coros de la banda. ‘Tormenta en la mañana de la vida’ sería la canción más repetida de la noche y en este caso además llegó a sonar dos veces seguidas. Poco después de que terminaran Tórtel (apenas había un descanso de cinco minutos entre actuación y actuación, uno de los grandes éxitos de la organización), aparecía por el escenario un agitado Rafael Berrio, que indicaba que había querido hacer una versión de ‘Guillermine’ pero que le habían dicho que ya la iba a versionar otra banda, por lo que finalmente había escogido también ‘Tormenta’. Algo extraño porque al final nadie interpretó ‘Guillermine’. Su versión, solo a la guitarra eléctrica, fue mucho más cruda y en su caso los vientos fueron sustituidos por un punteado de guitarra. Su set, uno de los más cortos, terminó con ‘No sólo de amor (del aire también se vive)’ con la letra, si no recordamos mal, adaptada a «el brillo de tu ausencia dice más de ti», muy adecuada para el evento.

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El concierto de Nosoträsh se abrió con Bea en solitario interpretando la pista sorpresa de ‘Popemas‘, aquella que recordaba ‘En ningún lugar’ del primer álbum, por desgracia descatalogado. Después se unió el resto de la banda en una formación algo extraña con la mayor de las hermanas Álvarez de Pauline en la Playa, un batería de origen alemán y sin Natalia. La ausencia de esta última se vio compensada con una de las grandes sorpresas: Rosa, novia de Pedro San Martín, subió al escenario para interpretar ‘Arte’ entre grandes aplausos. Después sonaron ‘Cenicero’, ‘Polilla’, ‘Tres tristes tigres’ con esa colaboración de Nacho Vegas a la que casi nos hemos acostumbrado, y ‘Un muelle’ de Pauline. La versión de La Buena Vida fue la intensa ‘hh:mm:ss’, bastante cambiada con respecto a la original, aquí apoyada en los coros de las distintas componentes del grupo. Fue una de las pistas que más cuerpo tuvo de su repertorio.

Una de las cosas más cuidadas durante el concierto fue la música que sonaba entre set y set. Prefab Sprout, Felt o Belle & Sebastian sonaron mientras se proyectaban imágenes de Pedro San Martín. Clovis también decidieron comenzar su show con una versión de Love, suponemos que porque la vinculaban de alguna manera a la banda. De hecho, La Buena Vida llegaron a grabar ‘Old Man’ para un tributo a ‘Forever Changes’. Su versión fue la preciosa ‘Matineé’ de Soidemersol y el grupo se recreó en su coda instrumental, aportándole un toque más electrónico, en una de las curiosidades que quedarán reflejadas en el CD de diciembre de la revista Rockdelux. Su concierto se cerró con un tema propio, ‘1975’.

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Sr Chinarro o Antonio Luque se mostró nervioso al tener que hablar sobre Pedro San Martín y dijo que prefería pensar que estaba por ahí escondido en algún rincón de la sala. Interpretó a su guitarra y acompañado de un bajista ‘Remordimientos’, ‘Babieca’ y ‘Los Ángeles’ para cerrar, una de las más celebradas por el público hasta ese momento. Inmediatamente antes de esta, la versión escogida fue la que apuntó como una de las más bonitas para su gusto, ‘La calle del Carmen’ (quizá porque vive en Baños del Carmen, dijo), con un tono mucho más grave en su voz.

Después de varios conciertos acústicos y algo minimalistas, se agradeció la contundencia del Grupo de Expertos Solynieve, muy rockeros a pesar de su inspiración flamenca. Interpretaron cinco largas canciones entre las que incluyeron la nueva ‘La nueva reconquista de Graná’ y ‘Calles y avenidas’, introducida por Jota como una de sus favoritas de La Buena Vida.

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El momento más duro llegó con la actuación de AMA, grupo paralelo de Javi de La Buena Vida y Borja, que hace unos años había abandonado esta formación. Interpretaron sólo una canción, escrita expresamente para Pedro, que hablaba sobre lo lejos que había llegado «Pedro El Grande», lamentaba la imposibilidad de haberse despedido de él y concluía tristemente «el fantasma soy yo», en una metáfora tan surrealista como dolorosa que casi pudimos identificar con quien estaba a punto de actuar, Fernando Alfaro. Fue jodida de escuchar y no queremos ni pensar lo jodida que fue de interpretar, máxime teniendo en cuenta que Javi, además de a Pedro, quiso recordar a Iñaki Vega, su acompañante en el coche el día del accidente y amigo de muchos de los presentes, que también murió unos días después. Esperemos que el evento o la buena recepción de la canción (el público comenzó a dar palmas hacia la mitad) sirviera para consolar de alguna forma a la banda, amigos y familiares.

Fernando Alfaro apareció con un pequeño grupo entre el que destacaba la presencia de su ex compañero Joaquín Pascual, para interpretar una canción de cada uno (Pascual tuvo un problema con la correa de su guitarra mientras tocaba la suya), otra de los dos juntos y una de La Buena Vida. De estos escogieron una rareza, ‘Blues por Charlie’, que hablaba de la necesidad de la nota triste. El concierto, que arrancó con ‘Camisa hawaiana de fuerza’, se cerró con ‘Fuerte’ de Surfin Bichos para regocijo de sus seguidores.

Nacho Vegas fue de los pocos que decidió comenzar su concierto con la versión. ‘Trigo limpio’ sonó en un nuevo dúo con Bea de Nosoträsh, que decidió despedirse de Nacho en el escenario con un pico (después tuvo que quitarle el pintalabios de la boca). Otro recuerdo de las primeras actuaciones que les veíamos a finales de los 90. Por el set de Vegas pasaron después su nuevo single para el proyecto Robo, ‘Cómo hacer crac’ y una adaptación de ‘Ocho y Medio’ que concluyó: «te hemos perdido, Pedro, y eso duele».

A continuación Lori Meyers comenzaban con ‘Luciérnagas y mariposas’ y antes de interpretar ‘Tokio ya no nos quiere’ introducían ‘Segundas partes’, completamente llevada a su propio sonido y también con un puntito Bunbury en la voz.

Triángulo de amor bizarro era uno de los grupos de menos recorrido de toda la noche e Isa indicó de hecho que le habría gustado conocer mejor a San Martín. El grupo, que interpretó ‘La malicia de las especies protegidas’ con Joaquín Pascual y después ‘De la monarquía a la criptocracia’ en formato cuarteto, tuvo el detalle de dedicar más de la mitad de su tiempo a hacer una larguísima versión del grupo homenajeado. Había mucha curiosidad por averiguar a qué canción de La Buena Vida metían toda su distorsión y efectivamente la escogida fue una de las más atípicas: ‘Magnesia’. Si bien la voz de Isa se hacía algo extraña en esta canción, la recreación en los cuatro acordes del final durante minutos y minutos de guitarrazos fue de lo mejor de la noche.

Los Planetas dieron el concierto más largo y concurrido del día. En su repertorio se incluyeron algunas de las habituales de los últimos tiempos, como ‘Ya no me asomo a la reja’, ‘Romance de Juan de Osuna’ o una ‘Santos que yo te pinte’ tan coreada que casi se nos olvida dónde estábamos. El concierto, con una formación también rara (sin Florent pero con Antonio Arias a la guitarra), terminó con una estupenda versión de, de nuevo, ‘Tormenta en la mañana de la vida’. Si no nos equivocamos, hasta tres veces aparecerá en el disco de Rockdelux. Muy bonita, aunque se habría agradecido algo de variedad, porque había donde escoger…

Fue raro programar a Ellos después de Los Planetas y no al revés, pero la esperable desbandada generalizada no fue tal. Guille Mostaza, muy emocionado, recordó que Pedro San Martín era una persona divertida y quiso interpretar las canciones de su repertorio que más le gustaban. Las escogidas fueron ‘Algo muy grande’, ‘Justicia cósmica’ y ‘Nada más puro’. Para cerrar, subió al escenario una amiga de La Buena Vida e interpretó con Guille a dúo ‘Los planetas’ (versión sin Jota), con una vena bastante rockera hacia su final para lo que suelen ser Ellos.

En último lugar había programada una banda llamada Sgt. Peter’s Apolo Hearts Club Band. La duración de su set se esperaba que fuera de 25 minutos, lo que dificultaba que pudiera ser una actuación de un supergrupo con varias de las bandas presentes. Había cierto rumor de que actuarían Family, algo bastante improbable para cualquiera que hubiera entendido estos 15 años de silencio, y también había quien esperaba que actuaran La Buena Vida. Finalmente fueron estos últimos quienes subieron al escenario, aunque con una formación algo particular. No subieron al escenario Javi ni Irantzu, que sí se dejó ver entre el público, pero sí un emocionadísimo Mikel al frente, con el pianista del grupo José Luis Lanzagorta, el ex batería Raúl Sebastián, el productor habitual Iñaki de Lucas sentado al bajo y Joserra Semperena, también a los teclados. Coincidiendo con el décimo aniversario de ‘Hallelujah!‘, se interpretaron tres canciones de ese disco que en su momento Pedro presentó por teléfono a Mikel: ‘Los vientos’, ‘Trigo limpio’ y ‘Sólo tienes lo que das’. Para cualquiera que en su momento asistiera a la presentación de este disco en El Sol o en cualquier otro lugar, la emoción fue casi insostenible, y para el que no también, pues la fuerza que tienen estas composiciones, especialmente las dos últimas en sus arreglos, espléndidamente reproducidos por los dos teclados, no puede ser más imperecedera.

El público pidió otra canción, pero ya era difícil encajar nada más. Rosa y los grupos subieron al escenario para hacer un brindis por Pedro y después, entre la pena de que el show terminara y la alegría de haber vivido algo histórico que sería un precioso homenaje para cualquier amante de la música, quedaba el consuelo de que quizá pueda celebrarse una segunda edición del mismo festival en otra ciudad el año que viene. Hasta entonces.

Fotos: Surfer Rosa, JNSP

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