Mejores películas de 2011

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Mejores películas de 2011

1.-‘Cisne negro: ¿Por qué, a pesar de un guión tan mediocre, resulta tan fascinante esta película? ¿Por qué sigue tan viva en el recuerdo a pesar del tiempo transcurrido desde su estreno? Al igual que el coreógrafo protagonista hace con ‘El lago de los cisnes’, Aronofsky logra trascender una historia llena de tópicos sobre el competitivo mundo del espectáculo gracias a una inspiradísima labor de puesta en escena. Lo importante no es lo que cuenta sino cómo lo cuenta. En ‘Cisne negro’ el director decide contar la película a través de la mirada de la protagonista, pegando la cámara al cuerpo doliente de Natalie Portman para que veamos a través de sus ojos, de su mente trastornada. Los lugares que habita el personaje de Nina son espacios físicos pero también mentales. No vemos la realidad, sino su realidad. Esa elección del punto de vista es lo que hace de la visión de ‘Cisne negro’ una experiencia tan sugerente y sobrecogedora.

2.-‘La boda de mi mejor amiga: Sin duda, la mejor comedia del año. Aparte del indiscutible talento y vis cómica de sus intérpretes, la película destaca por un ajustado equilibrio entre el romanticismo y la parodia. Como es habitual en el cine de la factoría Apatow, los códigos del (sub)género, en este caso la comedia romántica, son estirados y vapuleados pero nunca dinamitados. Por debajo del ruido de los chistes verbales, la escatología y las situaciones graciosas, subsiste un discurso melancólico, narrado en voz baja, sobre la crisis existencial de la madurez: la sensación de fracaso personal por no haber alcanzado las metas y sueños imaginados en la juventud, y lo duro que es que la vida te lleve por caminos diferentes a los de tu mejor y más íntima amiga de la adolescencia.

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3.-‘Drive’: El danés Nicolas Winding Refn llevaba varios años dando muestras de su singular personalidad en filmes como ‘Bronson’ o ‘Valhalla rising’ (no estrenadas en España, pero vistas en Sitges o Gijón). Con el estiloso neo-noir ‘Drive’ ha confirmado todas expectativas. Después de arrasar en Cannes, ya empieza a ser visto como el último gran renovador del cine de género. Solo por el deslumbrante prólogo y la irresistible carga icónica que desprende su protagonista (un Ryan Gosling a la altura de un Steve McQueen o un Alain Delon), merece estar en lo alto de la lista de lo mejor estrenado en 2011.

4.-‘Stella: El sleeper del año en España. Estrenada casi de tapadillo y con cuentagotas en las principales capitales, ‘Stella’ ha ido ganando fans gracias al boca-oreja. La película es algo así como ‘Los 400 golpes’ dirigida por Sofia Coppola. Un cautivador viaje iniciático de una niña de 11 años en el París de 1977 basado en los recuerdos infantiles de la propia directora. Un espléndido retrato generacional destilado en las letras de las canciones de Sheila, Eddy Mitchell o Umberto Tozzi.

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5.-‘El árbol de la vida: Malick sigue el camino emprendido en ‘La delgada línea roja’ y continuado en ‘El nuevo mundo’. Un cine flotante, suspendido, que se aleja de la narrativa tradicional y se acerca a una concepción poética del relato. Un cine (des)articulado sobre la memoria, sobre los recuerdos fragmentarios que Malick evoca tiñéndolos de nostalgia (al igual que el personaje de Jack, el director creció en Texas y sufrió la pérdida temprana de un hermano). Un drama familiar que le sirve al cineasta para articular una poderosa disertación sobre la (mala) educación y los desajustes y tensiones emocionales derivados de una incipiente (a)moral capitalista.

6.-‘La piel que habito: Al igual que ‘La árbol de la vida’, la última película de Almodóvar es una obra colgada del abismo, habitada en un precipicio. Tanto una como otra hacen malabarismos entre lo sublime y lo ridículo, entre lo extraordinario y lo grotesco. Son películas imperfectas por decisión propia. Son directores que ya nada tienen que demostrar. Pero en vez de acomodarse y vivir como autores-rentistas, de hacer películas serviciales para fans perezosos, prefieren arriesgar su prestigio y la taquilla en busca de desafíos cada vez más ambiciosos. Citando a mi compañero Claudio «catalogarla como su gran obra maestra dependerá del gusto de cada uno. Yo no diría tanto, pero cuando se reposa y se oxigena la experiencia vívida, cerca se queda”.

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7.-‘Melancholia: Todo en esta película respira simbolismo. Desde el planeta que amenaza con chocar contra la Tierra, hasta el carácter antitético de las dos hermanas protagonistas. Dos planetas, dos caracteres en colisión. Lo terrenal contra lo espiritual. La estabilidad contra el desequilibrio. El racionalismo contra el romanticismo. Una lúcida reflexión, en forma de cine de catástrofes, sobre la atracción-repulsión del abismo. Y es que, ¿cómo va a temer al planeta Melancolía quien ya ha estado allí?

8.-‘Valor de ley: El primer acercamiento al western de los hermanos Coen se podría situar en un lugar intermedio entre tres obras maestras y ejemplos paradigmáticos del género: ‘Sin perdón’, como modelo de western crepuscular, ‘Dead Man’ y ‘El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford’ (2007) como ejemplos de westerns posmodernos. Nueva adaptación de la novela de Charles Portis (Debolsillo), ‘Valor de ley’ cabalga con paso firme desde la leyenda hacia la desmitificación, desde la melancolía a la más amarga de las nostalgias.

9.-‘Carlos: Realizada en formato de miniserie (reducida a dos horas y media en su estreno en cine), lo último del director francés Olivier Assayas supone una extraordinaria síntesis de la evolución de los movimientos de la extrema izquierda revolucionaria desde los años 70 hasta principios de los 90. Por medio de la ascensión y caída de la figura narcisista, carismática, contradictoria y, al fin, patética de Carlos, asistimos, al ritmo de las canciones de New Order, Wire o The Feelies, a las transformaciones de los grupos de ideología marxista más activos surgidos a finales de los 60: desde el Ejército Rojo Japonés hasta ETA, pasando por la RAF alemana o el FPLP palestino.

10.-‘Más allá de la vida: A pesar de dejar fuera de la lista dos peliculones como ‘El niño de la bicicleta’ y ‘Nader y Simin, una separación’ (de las que hablaremos en un futuro como las más firmes rivales de ‘La piel que habito’ en los Globos de Oro), no me resisto a incluir una de las películas de Clint Eastwood más injustamente tratadas. Por medio de una puesta en escena solemne, con movimientos de cámara elegantes y ceremoniosos, y un montaje sereno que proporciona a la película un ritmo cadencioso y melancólico, Eastwood consigue dotar a la historia de un sentido del fantástico que podríamos calificar como una versión desecada de Shyamalan, despojada de toda pirotecnia dramática -giros y sorpresas de guión- para trascender el material de partida y utilizarlo como poderosa metáfora sobre la vida, la muerte y las heridas emocionales que provoca su fricción.

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