«‘Arenas Movedizas’ suena a la manera perfecta de dar un nuevo giro a las canciones de La Bien Querida, conservando toda su esencia. Por más que estemos acostumbrados a los múltiples disfraces que David Rodríguez ofrece a las canciones de Ana Fernández-Villaverde, de nuevo logra sorprendernos muy gratamente con esta especie de colisión entre Jeanette y Sigue Sigue Sputnik (el riff de teclado es bastante deudor de ‘Love Missile F1-11’) y apunta a que Labienque es, en realidad, un proyecto mucho más jugoso, interesante y duradero de lo que cualquiera podría haber imaginado cuando empezaba». Raúl Guillén.
«Cuando valoramos ‘Hoy’ decía que consideraba a La Bien Querida una estrella del pop y que como tal, esperaba que me sorprendiera como aquel single -mono- no había logrado. ‘Arenas movedizas’, en cambio, lo consigue con creces, alternando una base un tanto kraut con melodías propias de la canción española como sólo podría suceder en «nuestra» absolutamente genial «escena»». Sebas.
«‘Arenas Movedizas’ llega a nuestros oídos para capitanear un imponente cambio de rumbo (o experimento caprichoso) en la pujante carrera de La Bien Querida. Con esa base electrónica tan marcial que podría haber formado parte del repertorio de Laibach (¿a nadie se le pasa por la cabeza ‘Alle Gegen Alle’ al escucharla?), Ana y David pretenden ofrecer algo novedoso y rompedor, pero no lo es tanto cuando, al aislar la melodía vocal de lo demás, podemos imaginarnos a la cantante interpretando el mismo tema con un fondo de aires folk o de ramalazo flamenco. Una agradable curiosidad, sin más. A ver qué depara el disco». quietmansmiling.
«‘Arenas Movedizas’ es desde ya uno de mis temas favoritos de este año y por extensión de la carrera de La Bien Querida. A pesar del cambio sustancial en su sonido, sigue manteniendo su discurso. De hecho, encuentro que este juego con la electrónica le queda genial a sus letras y a su voz. Desde que se estrenó en radios no he podido parar de escucharla y creo que esto va para largo». ACM.
«Si ‘Arenas Movedizas’ fuese interpretada con una guitarra y poco más sería la misma canción de siempre de La Bien Querida. Pero esta vez viene adornada con unas bases electrónicas ochenteras que le dan un aire bastante divertido al asunto. Aunque lo mejor es la letra y el estribillo, que nos llevan directamente a esas rarezas musicales en castellano de intérpretes femeninas de los años 60: desamor, celos y ¡venganza!». Angèle.