Antònia Font / Vostè és aquí

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Antònia Font / Vostè és aquí

Cuarenta canciones, nada menos. Antònia Font, acostumbrados a hacer siempre lo que les ha venido en gana desde una posición de absoluta libertad creativa, editan un trabajo cuya principal novedad, lejos de un cambio radical de estilo (al contrario, son más fieles a sí mismos que nunca), es un formato que nos pilla a contrapié y, ahora que ya casi nadie escucha discos completos y de un tirón (a veces ni siquiera para escribir su crítica), completamente desentrenados. Por mucho que su duración media sea inferior a los dos minutos y que el conjunto no exceda lo habitual de un cd, cuarenta canciones, así, de entrada, asustan. Cuarenta composiciones, mínimas, fugaces, algunas aparentemente incompletas, otras apenas esbozadas, sin un hilo argumental, sin un estribillo al que engancharse, sin demasiadas concesiones… No ayuda mucho a quitarse el miedo, ¿verdad?

La portada de ‘Vostè és aquí’ es un mapa de metro donde cada parada es una canción y cuyas tres líneas principales se corresponden, al parecer, con la desechada posibilidad inicial de sacar un triple cd, de lo que queda el vestigio de un breve silencio separando los bloques. El mapa podría servir de ayuda al oyente si no fuese porque rápidamente entendemos que no hay posibilidad alguna de perderse, y es ahí cuando el temor inicial se esfuma por completo. No hay posibilidad de perderse porque, a pesar de iniciar el camino con algo que nos resulta novedoso, el coqueteo ruidista de ‘Sol de taronges’, y de cerrarlo con otra sorpresa, el inesperado falsete de Pau Debon en ‘Polaris’, no hay nada en el extenso tracklist que no reconozcamos de inmediato como propio del universo Antònia Font (con la excepción, quizás, del extraño, por temática y estilo, ‘Goril-las vestits’ y de la reinterpretación del tema de Tots Sants ‘Leyenda negra’, curiosísima incursión del grupo en la crítica sociopolítica).

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‘Vostè és aquí’ lo vuelven a poblar hombres comunes (el carbonero de ‘Sa casa des carboner’ o el pescador de ‘Cartes de ramiro’), casi siempre solitarios (‘Sentinella’, ‘Aquest’ o ‘Esperant assegut’), en mitad de un camino (el eterno viajante de ‘A cada mà una maleta’, el que vuelve a casa tras la fiesta de ‘Serpentines esquinçades’, el ciclista del clarísimo single ‘Per jo i tots es ciclistes’ o el desesperado protagonista de ‘Per qué vaig venir’), conformes con una vida sencilla (‘S’alegria des conill’ o ‘Jugam a ciclops’). Aparecen Chopin, resfriado, tomando sopa y regañado por George Sand (‘Un hiver à Majorque’) o Santa Claus, cansado de repartir regalos, vulgarizados a la manera de Clint Eastwood en ‘Lamparetes’, en ese habitual juego de espejos en el que lo épico es ser corriente (la magnífica ‘N’Angelina’) y viceversa (‘Neutrins’). También nos resultan familiares los mundos paralelos de ‘Aram’ y ‘Quinze quaranta’ (‘Salta una puça, mor un microbi i se consuma un matrimoni’) , el costumbrismo de ‘Nous partons pour la France’ y ‘Ballarines de ballet’, el interés por el detalle de ‘Zoom’ (un fantástico metatratado de composición de Joan Miquel Oliver) y la plástica descripción de ‘Colors passant cristalls’, así como la habitual naturalidad en la recurrente mezcla de géneros y lenguas (no solo castellano, inglés o francés, sino también código morse (‘…- — … – . / . … / .- –.- ..- ..’)).

Siempre perfectamente reconocibles (en esto también es imposible perderse en el camino), con el pop como bandera, esta vez algo más melancólico, enlazado directamente con la última parte de ‘Lamparetes’, encontramos en ‘Vostè és aquí’ alguna concesión al ruido (‘Punyeta món’ y ‘Blood, devastation, death, war and horror’), al folk (‘Cartes de ramiro’, cantada a capella; y ‘Colors passant cristalls’), a la rumba (‘Canta sa dutxa mi niña’), al reggae (‘Nous partons pour la France’ y ‘Santa Claus’) o al blues (‘Goril-las vestits’).

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No hay que acercarse, pues, con miedo a los cuarenta cortes que componen ‘Vostè és aquí’. Lo malo, claro, es que son cuarenta, y al final es inevitable ir soltando el lastre de las más prescindibles, que las hay (apuesto a que ‘Canta sa dutxa mi niña’, ‘Santa Claus’ o la instrumental ‘Fanfàrria’ irán cayendo en futuras escuchas), y crearse una ruta personal por el mapeado. La dificultad que entrañaba el reto de las microcanciones ha hecho que, además, y por mucho que el grupo insista en que todas han sido tratadas por igual dentro del proceso creativo, muchas composiciones se queden a medio camino, esperando un desarrollo que no llega, algunas de manera deliberada (‘Quinze quaranta’ o ‘Jugam a ciclops’), y otras porque, sencillamente, nos dejan con ganas de más (‘Meduses’).

Calificación: 7,5/10


Lo mejor: ‘Zoom’, ‘N’Angelina’, ‘Per jo i tots els ciclistes’
, ‘Meduses’

Te gustará si te gustan: Joan Miquel Oliver, el pop
Escúchalo: Deezer

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