Durante la década pasada hubo una oleada de grupos que tomaban sus nombres de ciudades: I’m From Barcelona, Architecture in Helsinki, A Sunny Day in Glasgow… No es fácil tratar de adivinar por qué se recurría a nombres tan estúpidos. Otros grupos habían llegado antes que ellos quedándose con los nombres buenos y con ellos, las ideas originales. En el caso de A Sunny in Glasgow, que como es habitual no son de la ciudad que promocionan, sino de otras del mundo incluyendo Philadelphia, Nueva York o Sidney (han compuesto este disco a través de una cadena de mails), es cierto que pesan las influencias del indie pop más prestigioso de los últimos 25 años, desde My Bloody Valentine a Stereolab, pero llegados a su cuarto álbum hay que elogiar lo bien entendidas y adaptadas a nuestros tiempos que se presentan.
Aunque es cierto que a lo largo de estos 50 minutos es difícil encontrar momentos tan deslumbrantes como los de los tres primeros cortes del disco -el grupo ha escogido demasiado bien qué subía a Soundcloud, dejando el resto del tracklist medio desangelado-, sólo ya por ese primer cuarto de hora ‘Sea When Absent’ vale la pena. ‘In Love With Useless‘, desde su frustrante título y con una letra que recupera sueños que estaban enterrados, alterna momentos celestiales y juegos vocales que podrían pertenecer a Passion Pit y M83, con explosiones de ruido. El resultado, lleno de sensaciones encontradas, habría sido una buena idea para completar el ansia de renovación de ‘m b v‘. Y lo mismo puede decirse de ‘Byebye, Big Ocean (The End)’, que abre el álbum creando una sensación de terror que después reaparecerá en puntos de ‘Boys Turn Into Girls’; o de ‘Crushin’‘, un tema en el que la delicadeza R&B tropieza con guitarras eléctricas fieras.
A ese juego de contrastes y a esa riqueza en la producción contribuye la decisión del líder y único miembro original de la banda, Ben Daniels, de lanzar fuera por primera vez balones tan importantes como el de la producción, a cargo de Jeff Zeigler (War on Drugs, Kurt Vile), que contribuye a un excelente equilibrio entre elementos comunes al noise pop y otros no tan vistos como son las cuerdas sintetizadas de ‘The Things They Do To Me’, los vientos de ‘The Body, It Bends’ o los efectos electrónicos que aparecen para dar un punto más dream pop o industrial a cortes como ‘Golden Waves’ y ‘Oh, I’m a Wrecker’.
Por su parte, la voz de Jen Goma (que ha colaborado con The Pains of Being Pure At Heart) y de su acompañante Annie Fredrickson juegan también un papel importantísimo. Coma se ha encargado de las melodías vocales y de las letras (no tan ininteligibles, cuando hay una frase clave se entiende enseguida, como sucede con las cuestiones sobre el amor que plantea y repite hasta la saciedad ‘Never Nothing’), y eso confiere al disco un carácter ligeramente más asequible, siempre sin renunciar a sus principios. Unos principios que remiten al mejor pop alternativo de los 80, en la línea de Cocteau Twins, con referentes tan evidentes como Elizabeth Fraser, y a la vez en sintonía con otros grupos de moda hoy en día como Warpaint o, muy especialmente, Dirty Projectors.
Calificación: 7,8/10
Lo mejor: ‘In Love With Useless’, ‘Byebye, Big Ocean (The End)’, ‘Crushin»
Te gustará si te gustan: My Bloody Valentine, Stereolab, Dirty Projectors
Escúchalo: Soundcloud