Tras su colaboración con Daft Punk, Noah Lennox, más conocido como Panda Bear, se propuso hacer un disco que tuviera «el sabor de las cosas que no duran mucho tiempo», inspirado por una de las pistas destacadas de ‘Random Access Memories‘, ‘Touch’ con Paul Williams. Lennox asegura que es un tema «donde siempre ocurre algo nuevo y que constantemente presenta nuevos lugares a donde la música puede ir». ‘Panda Bear Meets the Grim Reaper’, quinto disco de estudio del miembro de Animal Collective, es efectivamente un trabajo impredecible y efervescente, un viaje que empieza en el cielo para dejarnos con los pies en la tierra y, sí, el álbum más pop de Lennox hasta la fecha. ¿Alguien esperaba otra cosa?
Co-producido, como el anterior, por Sonic Boom, «Grim Reaper» no presenta enormes diferencias respecto a ‘Tomboy’. Lennox continúa empleando estructuras pop convencionales, armonías vocales deudoras del pop de los 60 y reverberación a borbotones. De nuevo, poco que ver con la fantasía policromática de ‘Person Pitch‘, por no hablar del par de álbumes que lo preceden. Pero ‘Grim Reaper’ sí encuentra a Lennox más al frente que nunca de la música y su voz ya no se hunde en ella sino que la lidera con auténtica maestría. Además, las bases son más potentes, las melodías más claras y Lennox asegura que la secuencia del álbum es conceptual.
La producción del álbum, recubierta de texturas orgánicas y sobre todo de una especie de bruma blanca, tiene cierto deje tropical. Un ejemplo es el primer sencillo, ‘Mr. Noah’, el que titulaba el EP que precede a este disco, una obra maestra de ritmos propulsivos y ultra pegadizo estribillo, y otro ‘Boys Latin‘, donde tomas vocales cortapegadas se entretejen con texturas voluptuosas y armonías hermosas. ‘Crosswords’ también evoca palmeras y piñas coladas, pero lo hace desde la extravagancia y además samplea ‘Ashley Roachlip’ de los Soul Searchers.
‘Meet the Grim Reaper’ no es, desde luego, un disco colorido pese a su cubierta, pero sí versátil, dinámico y, por supuesto, psicodélico. A eso contribuyen el par de interludios del álbum, ‘Davy’s Jones Locker’, con el que Lennox quería expresar su temor al fondo del océano, y ‘Shadow of the Colossus’. En particular, eso sí, existe cierta inclinación onírica en temas como ‘Butcher Baker Candlestick Maker’, de oscuras ambientaciones, muy cinemáticas y evocadoras; o especialmente la preciosa balada ‘Tropic of Cancer’, para la que Lennox coge el arpa de ‘El cascanueces’ de Chaikovsky y lo deja flotando en un vapor envolvente y melodioso en el que medita sobre la enfermedad que se llevó a su padre («la enfermedad ha de comer también», apunta, emotivamente, en un momento de la canción).
Varios momentos del álbum no presentan ideas espectaculares. ‘Príncipe Real’, llamada así por el barrio lisboeta en el que vive su autor, experimenta con el house con resultados cuestionables, mientras ‘Acid Wash’ cierra dejando algo indiferente. El grueso de ‘Grim Reaper’, sin embargo, entre samples de Debussy en la lánguida y bella ‘Lonely Wanderer’, muy ‘Feels’, y ritmos metálicos en ‘Come to Your Senses’, muy ‘Army of Me’, inclina la balanza del disco hacia el notable. Mención especial merecen las preciosas armonías de ‘Sequencial Circuits’ y la experimental ‘Selfish Gene’, un poco Beach Boys meet italo disco. Lennox dice que con ‘Grim Reaper’ ha querido probar cosas nuevas y el resultado, aunque no cien por cien sólido, complace y, por momentos, maravilla.
Calificación: 8/10
Lo mejor: ‘Mr. Noah’, ‘Crosswords’, ‘Boys Latin’, ‘Tropic of Cancer’
Te gustará si te gusta: Animal Collective, MGMT, el pop psicodélico
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