No cabe duda de que el streaming ha revolucionado el mercado musical durante los últimos años. Las ventas de iTunes, que estaban consolidadas especialmente en Reino Unido y Estados Unidos, han visto frenadas drásticamente su subida. La venta de CD’s es cada vez más residual. Mientras, el streaming no para de avanzar y ganar terreno, siendo considerado ya en la elaboración de listas de singles y álbumes en los países más importantes para la industria.
Sin embargo, sigue siendo objeto de debate. Durante los últimos días, varias han sido las voces que se han alzado contra el modelo «gratuito» de la plataforma de streaming. Como todo el mundo sabe, Spotify opta por un modelo de negocio mixto: por un lado los oyentes pueden utilizar el servicio gratis a cambio de escuchar unos cuantos anuncios, y por otro los oyentes pueden pagar una cuota mensual.
El primer modelo, el gratuito, tiene bastante indignada a la compañía Universal Music Group, y Financial Times comenta en un artículo recogido por The Verge que esta multinacional está presionando a Spotify para que acabe con él, pues «devalúa la música de sus artistas» y por supuesto, sus ingresos, claro. Lucian Grainge de esta empresa dice que «el modelo basado en los anuncios no va a sostener todo el ecosistema de creadores e inversores». En otras palabras, si las ventas digitales continúan bajando y no suben las suscripciones, según él, la industria no sería sostenible. Según indicaba Rolling Stone unos días antes en otro artículo, otras multinacionales también están incómodas por el modelo «freemium». Un portavoz de una segunda multinacional recordaba que «ni Sirius XM ni Netflix ofrecen productos de manera ilimitada, gratis, bajo ningún concepto». ¿Por qué la música ha de ser gratis cuando las series no lo son?, parece preguntarse.
En los últimos tiempos, la superventas Taylor Swift, que ha vendido 6 millones de copias de ‘1989‘, ha retirado todo su catálogo de plataformas como Spotify o Deezer. Por su parte, Björk ha dicho que prefiere que un disco, mientras es novedad, no esté disponible en las plataformas digitales, citando también Netflix como modelo.
Por otro lado, Spotify es firme en su postura, como indica Jonathan Foster. «Sin el modelo gratuito, el pago nunca habría sido un éxito. Somos uno de los brotes verdes de crecimiento en la industria. No queremos desestabilizar eso. Creemos que este modelo funciona», ha indicado, añadiendo que el servicio gratuito no es culpable de la bajada de las ventas.
Mientras esperamos a la evolución de las negociaciones entre Universal y los servicios de streaming y aguardamos al contraataque de streaming que Apple se guarda bajo la manga, sigue siendo fascinante cómo algunos usuarios se resisten a pagar 10 euros al mes (o menos, si tenemos en cuenta los acuerdos con algunas compañías telefónicas, por ejemplo) por utilizar un servicio tan útil y usado a todas horas. ¿Son las multinacionales las únicas que criticar en este debate?