Como Beirut el próximo mes de septiembre, Florence Welch publica este año un disco resultado de un colapso emocional. Durante el año sabático que separó el final de la extensa gira de presentación de ‘Ceremonials‘ del génesis de ‘How Big, How Blue, How Beautiful’, Welch aseguraba en una entrevista el pasado mes de febrero haberse sentido infeliz y «como cayendo en espiral», a lo que influyó enormemente, y tal como ella confesaba, su «irregular relación» con la bebida. «Fue una época caótica», concluía. En ‘How Big, How Blue, How Beautiful’, producido en su mayor parte por Markus Dravs, Welch y su banda The Machine exorcizan esos demonios al mismo tiempo que reinventan su sonido en un disco, de nuevo, pomposo pero no excesivo y dotado a su vez de necesarios momentos de introspección, algunos de los cuales se encuentran ya entre lo mejor de su carrera.
A todas luces, Florence + the Machine han «americanizado» su sonido en ‘How Big, How Blue, How Beautiful’. Se trata de la evolución «lógica» de un grupo británico que ha conseguido lo que solo unos pocos como Adele o Sam Smith logran desde las islas, conquistar al mercado estadounidense. Lo han hecho, primero, dejándose de misticismos y enfrentándose en las letras a la realidad de su vida y, segundo, componiendo canciones de sonido muy americano. Es un disco en el que Welch «trata de aprender a vivir y a amar en el mundo en lugar de intentar escapar de él» y ya en el primer corte del álbum, ‘Ship to Wreck‘, la encontramos cuestionándose a sí misma en frases como «¿he bebido demasiado? ¿estoy perdiendo el norte? ¿construí este barco para luego hacerlo naufragar?»
El espíritu «blues» de la música de raíces norteamericana está presente en varios cortes del álbum, notablemente en el primer sencillo del disco, ‘What Kind of Man‘, una bestia blues-rock de crescendo trepidante y glorioso final casi góspel, tan excitante hoy como el primer día que lo escuchamos. En la sombría ‘Long & Lost’, Florence sustenta su bonita voz en prácticamente nada más que una pantanosa guitarra y una sencilla programación electrónica, y tanto ‘Ship to Wreck’ como la dinámica ‘Delilah‘ presentan arreglos y melodías más propios de Fleetwood Mac que de ‘Lungs‘, mientras el agresivo, si bien no espectacular, corte final, ‘Mother’, el único del que se ha encargado su habitual colaborador Paul Epworth, parece querer evocar a Pink Floyd.
La elección de Markus Dravs como productor, por supuesto, no es al azar. Florence quería un sonido cercano a uno de sus discos de cabecera, ‘Homogenic‘ de Björk, que Dravs co-produjo; es decir, uno que conjugara con puntería electrónica y orquesta, y aunque ‘How Big, How Blue, How Beautiful’ no es en absoluto un trabajo electrónico, las cuerdas y los vientos, arreglados por Will Gregory de Goldfrapp, son esenciales en cuatro excelentes canciones del álbum como son el tema titular, cuya coda orquestal es espectacular; ‘Queen of Peace’, un clásico del desamor inmediato en el que Welch evoca gritos de desespero eternos o se disuelve «como el sol al atardecer»; la ingrávida ‘Various Storms & Saints’, cuyas sutiles cuerdas impulsan un clímax espeluznante; y el sobrecogedor himno existencial ‘St. Jude‘, en la que Welch se sirve tan solo de un órgano para producir un número introspectivo y de sublime belleza.
Lejos de resultar perfecto, ‘How Big, How Blue, How Beautiful’ presenta sin embargo varios cortes en su segunda mitad muy por debajo de la calidad de la primera. El medio tiempo soul ‘Caught’ no sería una gran canción en ninguno de los discos de Florence y probablemente en el de ningún otro artista, mientras ‘Third Eye’ repite la fórmula de canciones como ‘Ship to Wreck’ sin sobresalir especialmente. ‘Mother’, por su parte, suena demasiado preocupada por lograr cierto grado de espectacularidad para lo que es en verdad. Tampoco comprendo del todo la secuencia del álbum, con ‘Various Storms & Saints’ y ‘St. Jude’ colocadas casi aleatoriamente entre canciones enérgicas. Su posición en el disco, sobre todo la de la primera, que sucede nada menos que a cuatro hits, no le hace ningún favor ni a su desarrollo ni a las canciones que las rodean.
Si alguien esperaba una obra maestra de ‘How Big, How Blue, How Beautiful’, esperaba bien; al fin y al cabo, los sencillos de adelanto que hemos ido recibiendo semanas previas a su lanzamiento son todos imperdibles. Pero no, Florence aún ha de entregarnos un disco perfecto de verdad. Sin embargo, el balance de canciones y giro estilístico de este disco es más que acertado y, aunque varias de sus pistas flojeen, lo cierto es que la mitad del álbum es sobresaliente y ya podemos contarlo entre lo más notable del repertorio de Florence + the Machine. No has hecho naufragar el barco, Florence; este sigue a flote y más en forma que nunca.
Calificación: 7,9/10
Lo mejor: ‘What Kind of Man’, ‘Queen of Peace’, ‘St. Jude’, ‘Ship to Wreck’
Te gustará si te gusta: Eagles, Fleetwood Mac, The White Stripes
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