Si ‘Very’ se titulaba así porque era «muy» Pet Shop Boys, ¿el nombre de ‘Super’ es por ser «súper» Pet Shop Boys? Pues algo de eso hay… aunque ‘Super’ funciona un poco como la versión súper pop de ‘Electric‘. Repiten con Stuart Price en un disco que está orientado de nuevo a la pista de baile, a la euforia y al subidón. La diferencia es que, así como los temas de ‘Electric’ seguían la línea de ‘Introspective’ (minutajes largos, como si fueran versiones maxi-single), los de ‘Super’ se ajustan al estándar de canción pop de tres-cuatro minutos, concebidos no solo para bailar, sino también para cantar y corear. ‘The Pop Kids’ no es una canción más o autobiográfica: es, además, una declaración de principios.
En estas lides, Stuart se revela como el cómplice ideal una vez más, dando lustre y una forma homogénea a las canciones. Su producción es sencilla, mucho menos ampulosa que en ‘Electric’, elaborada con los elementos imprescindibles (cajas de ritmos, sintetizadores, teclados house…). Hay pocos adornos, apenas capas, no hay samples y muy pocas canciones contienen las orquestaciones marca de la casa. Con estos elementos consigue una agradecida atmósfera cercana al fabuloso ‘Disco 3’ o a las caras B de los noventa (¿o acaso ‘Inner Sanctum’ no evoca una barbaridad a ‘Euroboy’?). En ‘Super’ casi todo remite a algo… y, sin embargo, todo suena muy contemporáneo. ‘Super’ no hace concesiones al pasado. Esto son Pet Shop Boys, aquí y ahora. Si a algún disco reciente recuerda es a ‘Music Complete‘ de New Order. De hecho, alguien defendía en nuestros foros que ‘Pazzo!’ -puro italo disco-, es el ‘Tutti Frutti’ de ‘Super’ y, sin duda, es un guiño y un homenaje a New Order; unos veteranos que se niegan a vivir de la nostalgia rindiendo pleitesía a otros veteranos que también se han reafirmado en el presente.
¿Y las canciones? Estupendas, en líneas generales. Aunque alguna floja hay. El error más grave del disco se llama ‘Happiness’. Lamentablemente, la encargada de abrir ‘Super’ es también la tonada más débil, a pesar de su agradable estribillo. Pero su dureza «makinera» la hace irritante. ‘The Pop Kids’, que no me convencía como primer single, se vuelve brillante por su posición, ya que entra antes de ‘Twenty-Something’, que también es discretita. Pero es a partir de ‘Groovy’, la cuarta canción -soul-disco, alegre y luminoso-, cuando el disco explota y se convierte en un festival de temas hedonistas, desenfrenados y pegadizos hasta límites insospechados; un puñado de canciones que deberían convertirse en clásicos del dúo desde ya. La marcial y oscura ‘The Dictator Decides’, cercana en espíritu a ‘After the Event‘ y… Leonard Cohen, ‘Pazzo!’, o ‘Inner Sanctum’. Y el tramo final es escandaloso, directamente. Si quitamos la lenta y abúlica ‘Sad Robot World’ (otro incómodo fallo), ‘Super’ cierra con cuatro hits maravillosos, rotundos y definitivos, para bailar (y cantar) como si no hubiera un mañana, Pet Shop Boys en su esencia más eufórica, pegadiza y arrebatadora: ‘Undertow’ (mi preferida), ‘Say It to Me’, ‘Burn’ e ‘Into the Thin Air’.
‘Super’ es un disco ligero, concebido como mero divertimento. Y, sin embargo, es prácticamente imposible resistirse a su encanto. Ahora que se va a consolidar el disco vivo, ‘Super’ pide a gritos hacerte tu propio playlist, quitar quizás un par de canciones y quemarlo en repeat hasta el verano y más allá.
Calificación: 8/10
Lo mejor: ‘Groovy’, ‘Dictator Decides’, ‘Undertow’, ‘Say it to Me’, ‘Burn’, ‘Into Thin Air’
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