Parecía que iba a ser otra película española más, otra comedieta de Atresmedia que pasaría sin pena ni gloria por las carteleras como ha ocurrido con ‘El pregón’, ‘Ahora o nunca‘ o ‘Tenemos que hablar’. Sin embargo, la han visto ya más de 400.000 espectadores. Yo he sido uno de ellos, y todavía no me lo creo. ¿Qué han hecho los responsables de ‘Cuerpo de élite’ para merecer esos números con una película tan mediocre? Estas son algunas explicaciones:
1. Seguir la estela de ‘Ocho apellidos vascos‘. La onda expansiva que generó este petardazo promete durar más que la radiación en Chernóbil. Aunque parece que el guión de ‘Cuerpo de élite’ es anterior al de «Ocho apellidos», su humor basado en los tópicos regionalistas nos remite inevitablemente a ésta. El televisivo Joaquín Mazón (‘Doctor Mateo’, ‘De tu ventana a la mía’) debuta en el largometraje contándonos el mismo chiste de siempre: «Va un catalán, un vasco y un gallego…».
2. Poner cebos para fanes del posthumor. La presencia de grandes cómicos como Joaquín Reyes, Carlos Areces e incluso Silvia Abril, aunque su registro sea otro, puede hacer que más de un espectador despistado acabe picando el anzuelo y se quede atrapado durante hora y media en una red de chistes fáciles y gags tontorrones. Mucho ojo. Ellos están bien, pero aquí no hay nada chanante, ni irreverente, ni ingenioso. Nada.
3. Poner cebos para fanes de ‘Promoción fantasma’. Siguiendo con el argumento anterior, puede que muchos se hayan frotado las manos ante la perspectiva de ver otra comedia escrita por Cristóbal Garrido y Adolfo Valor, los guionistas de la estupenda película dirigida por Javier Ruiz Caldera (y donde salían también Joaquín Reyes y Carlos Areces). Si es así, ya puedes dejar las manos quietas.
4. Utilizar una canción famosa. En una de las secuencias menos logradas de la película, el protagonista pone la canción de Mecano ‘Un año más‘ para conseguir que los demás miembros del grupo deduzcan una idea que se le ha ocurrido. Como recurso cómico tiene muy poca gracia y como recurso narrativo aún menos (la canción suena casi entera y la escena se hace larguísima). Pero da igual. Lo que importa es que todos la reconozcamos y la podamos tararear. «En la Puerta del Sol…».
5. Utilizar edificios emblemáticos con fines dramáticos. Como suele hacer Alex de la Iglesia (y mucho antes Hitchcock), situar el clímax de la película en un edificio famoso siempre gusta. Aquí, a falta de uno, y para complacer a catalanes y madrileños, aparecen dos: la torre Agbar y, sí, la Puerta del Sol (el edificio donde está el reloj). En el primero se sitúa una secuencia de acción que, atención a la gran novedad, pretende ser una parodia de ‘Misión: Imposible‘. En el segundo, y esta vez con un poco más de gracia, transcurre el desenlace final.
6. Arriesgar lo menos posible poniendo todo lo que «le gusta a la gente». Mucho humor cuñado, un romance porque sí, secuencias de acción (bastante chapuceras) y más humor cuñado. Todo muy junto y apelotonado.
7. Dar pellizcos de monja. O criticar sin ofender. ‘Cuerpo de élite’ hace chistes sobre el gobierno, los nacionalismos, los acentos regionales, los inmigrantes latinoamericanos, las parejas-que-no-parecen-gays y el futuro laboral de las mujeres de Coria del Río (un pueblo que pensaba que era inventado pero resulta que está en Sevilla). Sin embargo, el ingenio, la gracia y el alcance de las pullas es el mismo que mi conocimiento sobre ese pueblo sevillano.
8. Tener la suerte de generar polémica. Los integrantes de la loca academia de policía de ‘Cuerpo de élite’ disparan chistes de fogueo, pero aun así, parece que le han dado al alcalde de Coria del Río. Herido de gravedad, este ha anunciado “que tomará las medidas oportunas con el único objetivo de reclamar que se devuelva la dignidad que el pueblo de Coria merece». Sin duda, el mejor gag de la película. Bravo. 3.