«Me siento tan mal que tengo náuseas. Me siento tan triste… Esto me ha afectado mucho más que la mayoría de atentados. Estas personas que han muerto somos literalmente nosotros». En un día como hoy es imposible no echarse a llorar leyendo el hilo del tour de Ariana Grande de Popjustice, uno de los foros de música pop más concurridos del mundo, localizado en Reino Unido, y hoy lugar de reunión y consuelo para muchos habitantes de Manchester que asistieron anoche al concierto de la cantante, que acabó con 22 muertos debido a un atentado suicida a la salida, al término del show.
Algunos usuarios están contando su terrible experiencia dentro del recinto, otros cómo la semana pasada llevaron a una hermana pequeña a un concierto de Ariana Grande en otra ciudad, otros no pueden contener las lágrimas conociendo la identidad de los primeros muertos identificados (Georgina Callander, en la imagen, llegó a hacerse una foto con la artista), algunos habitantes de Manchester
cuentan sus recuerdos del recinto o narran cómo vieron ayer mismo a niños y niñas con camisetas de Ariana Grande en las inmediaciones. Y en los pensamientos de todos están aquellos que ya no podrán hablar ni ir a ningún otro concierto ni experimentar absolutamente nada más.
Ariana Grande, con tres discos en el mercado y varios singles de éxito a nivel mundial, ha dado un giro a su carrera con su último álbum, alejándose del R&B más puro para abrazar otros géneros como el electropop o los ritmos jamaicanos, convenciendo al público generalista pero también al más exigente e incluso a la crítica especializada (en 2016 nuestros lectores votaban ‘Into You’ como la mejor canción de todo el año) y embarcándose en una gira mundial que tenía que llegar a Barcelona en unos días, el próximo 13 de junio. Pese a la sexualización de su última etapa, Ariana mantenía un público bastante familiar y muchos de los asistentes a sus conciertos son menores acompañados de sus padres y hermanos mayores, sumando también una considerable cantidad de público gay (su propio hermano es homosexual y Ariana ha contado varias veces que nunca ha sido un problema para su familia, ni siquiera para su abuelo).
El horror vivido anoche en Manchester recuerda por tanto a los atentados sufridos en París en Le Bataclan durante un concierto de Eagles of Death Metal, cuando a la sexta canción unos terroristas irrumpieron en la sala acabando con la vida de 89 personas; y también al ataque sufrido en Orlando en una discoteca gay, cuando Omar Mir Seddique Mateen terminó asesinando a 49 personas. Muchos usuarios de Popjustice y de otras plataformas se preguntan avergonzados cómo pueden dejar que les afecten más estos atentados que otros, en función de lo cercano o lo familiar que les resulte cada situación. Un usuario lamenta su egoísmo hablando de sí mismo, de sus propias sensaciones, cuando hay tantos jóvenes que han muerto y tantas familias y amigos que han perdido a los suyos… anoche y en otros momentos en otras partes del mundo.
Sin embargo, es imposible que no nos afecten las cosas en función de lo cercanas que nos resultan. Un centro comercial en el que hemos estado, una estación de metro en la que nos bajamos, un tren que hemos cogido cientos de veces o un concierto al que habríamos ido. Ningún atentado es más importante que otro, ninguna muerte es más trágica que otra, pues al final todo se reduce a la misma nada, pero no por ello podemos hoy dejar de pensar que estas 22 personas, no es que podríamos haber sido cualquiera de nosotros, sino que como decía este usuario, «somos literalmente nosotros».
Es casi imposible extraer nada positivo de esta mierda de día que por supuesto marcará la carrera artística y personal de Ariana Grande, una cantante que a su vez, recordemos, no tiene más que 23 años. Esperemos que su entorno sea capaz de asistirla y arroparla de la mejor manera que indiquen los expertos, y es un consuelo -todo suma- que los artistas se hayan volcado con ella de manera inmediata. U2 han tenido que superar más de una amenaza de bomba y Pearl Jam seguro que no han olvidado aquel concierto en el que murieron 9 de sus fans tras una avalancha. La vida ha de continuar. Pero sobre todo ha marcado, obviamente, a los desaparecidos y marcará la vida de otras decenas de personas que han perdido a un ser querido, o que han quedado heridas de gravedad tanto física como psicológicamente. El horror que espera a estos últimos, como decían Eagles of Death Metal tras lo vivido en Le Bataclan, «no se puede describir con palabras», y es mejor así, «porque no debería haber palabras para describir esto». Y aun así, en medio de todo este dolor, es imposible no emocionarse también con algunas palabras leídas en las redes, que han tratado de dejar hoy un pequeño mensaje de positividad.
Algunos recuerdan la primera vez que se gastaron todos sus ahorros para ir a un macroconcierto de Britney Spears, otros hablan de un concierto en Iron Maiden en el mismo recinto hace 15 días, otros recuerdan la primera vez que pillaron un avión y un hotel para ver a su artista preferido, cada fan de la música tendrá su experiencia personal. Pero todos los que amamos la música, y en concreto la música pop, estamos unidos en algo: sabemos hasta qué punto esta ha sido un componente esencial de la vida para liberarnos, para evadirnos, para ayudarnos a ser nosotros mismos, para dejar atrás nuestros complejos, y para olvidarnos de todo lo malo que nos rodea a diario. Esa es la verdadera tragedia, que tanta gente haya muerto en un evento en el que había puesto los mejores ahorros y la mayor ilusión de toda su vida; pero también ha de ser nuestra fuerza para seguir adelante, porque así lo seguiremos haciendo. Una vez más diremos que no, que el miedo no nos detendrá de reclamar nuestro derecho a ser libres y felices y de pasarlo bien. Hoy más que nunca, pop will make us free.