OMD fueron a principios de los 80 uno de los grupos más importantes del synth-pop internacional gracias a la edición de álbumes como ‘Organisation’ -el que incluía la brutal ‘Enola Gay’-, ‘Architecture & Morality’ -el que incluía la estupenda ‘Joan of Arc’ y ‘Souvenir’- o el más experimental ‘Dazzle Ships’. La marcha de la banda de uno de sus dos icónicos fundadores y co-autores, Paul Humphreys, no impidió que OMD salieran adelante, pero fue el regreso de Paul al grupo, su reconciliación en 2010 con Andy McCluskey, lo que ha permitido una especie de segunda adolescencia para el proyecto conocido en España como «Maniobras Orquestales en la Oscuridad».
‘History of Modern‘ y ‘English Electric‘ tres años después, en 2013, volvían a poner en el mapa a OMD y ahora están de regreso con un disco muy similar en filosofía y estilo. En ‘The Punishment of Luxury’ vuelven a incluir singles poperos que figurarían dignamente en un nuevo recopilatorio del grupo, mientras que el sonido Kraftwerk en concreto y el arte en general les sirven de base para realizar una crítica de aquello en lo que se está convirtiendo el mundo.
La tesis detrás del disco es algo así como que la tecnología no nos está trayendo la libertad o la felicidad. Así, el tema que da título al largo, ‘The Punishment of Luxury’, inspirado en un cuadro de Giovanni Segantini de 1981, contiene frases como «¿pensáis que tenéis razón, que sois libres / flotando en vuestro purgatorio?»; y el single ‘Isotype’ critica que los sentimientos de una persona puedan ser reducidos a poco más que un emoji. El mensaje puede resultar algo viejuno y simplón, pero la verdad es que en este utilizar lo que se entendía como «el sonido del futuro» para criticar el futuro el grupo ha dado con otra de sus excelentes canciones.
No siempre ha sido así, en cambio. ‘One More Time’ reluce muy claramente en la segunda mitad cuando ya creías que el disco solo incluiría anécdotas que se llaman cosas como ‘Art Eats Art’ y ‘Kiss Kiss Kiss Bang Bang Bang’. Aunque lo peor es que OMD llevan ya tres discos rindiendo una pleitesía a sus admirados Kraftwerk que empieza a resultar un poco «creepy». ¿No estaría mejor que se rindiesen homenaje a sí mismos, que también se preocuparon de publicar álbumes diferentes y canciones arriesgadas acompañando a sus singles de pop?
O quizá es que el grupo ya no gaste «el sonido del futuro». Así, no les habría venido mal algún tipo de reinvención más allá de esa ametralladora que acompaña a ‘La Mitraillesue’, también inspirada en otro cuadro, muy ilustrativo, del futurista Christopher Nevinson. Nadie quiere que OMD se traicionen a sí mismos, y se agradece desde luego que ‘As We Open, So We Close’ no derive hacia el dubstep, como parece por momentos, pero es imposible no pensar en el último disco de New Order al escuchar este. Con la colaboración de La Roux y el divertido pseudo giallo de ‘Tutti Frutti’, los de Bernard Sumner se apuntaron unos cuantos tantos. ‘The Punishment of Luxury’ se acerca al sonido de Goldfrapp en la mediocrilla ‘Robot Man’ (muy Kraftwerk, de nuevo) y en la mencionada ‘As We Open, So We Close’ pero parece que ahí se acaban sus ambiciones. ‘The Punishment of Luxury’ es un álbum agradable, que además deja un mensaje optimista gracias a la bonita ‘The View from Here’, pero el siguiente ha de ofrecer novedades más radicales o un mayor número de singles.
Calificación: 6,5/10
Lo mejor: ‘One More Time’
, ‘Isotype’, ‘The Punishment of Luxury’
Te gustará si te gustan: New Order, Goldfrapp y el lado más pop de Kraftwerk
Escúchalo: Spotify