Hace un par de semanas David Byrne entonaba un mea culpa por la ausencia de mujeres en su nuevo disco. Un gesto que le honra, una reflexión justa, especialmente en alguien que siempre se ha significado política y éticamente que, encima, venía de compartir la autoría de un muy buen álbum con la gran St Vincent. Pero que esta pequeña polémica no empañe a ‘American Utopia’. No, por supuesto que no llega a sus cumbres con Talking Heads o Eno y pocas sorpresas encontraremos. Pero Byrne ha parido un disco muy agradable, de duración clásica (diez temas, 37 minutos), arropado por colaboradores de postín como Jack Peñate, Sampha, Oneohtrix Point Never y, sobre todo, su estimado Eno, autor principal de la música, cuya presencia se nota en todos y cada uno de los paisajes sonoros. Personalmente, por eso, lo que más me ha llamado la atención es el actual timbre de Byrne, a ratos asombrosamente parecido al de Nick Cave. ¿Cosa de la edad? Su voz se ha vuelto más áspera, algo menos versátil, pero sigue reconocible. Claro que la pulsión pop de Byrne es bastante desconocida para el australiano.
Hay aquí menos ganas de epatar que en ‘Love this Giant’. Y resulta gracioso que, ahora que LCD Soundsystem se dedican a fusilarlo sin mucha vergüenza, Byrne, sin renunciar a todo lo que es (la sombra de Talking Heads es y siempre será alargadísima), se dedique más a sus querencias de pop latino que al post punk sincopado.
Abre con una nana, ‘I Dance Like This’, que se torna en EBM ochentero en su estribillo, (Byrne en algún momento suena incluso amenazador), que resulta curiosa y atractiva. ‘Gasoline and Dirty Sheets’ es la que más se acerca a la sofisticación arty de ‘Love This Giant’, con deriva Prefab Sprout por medio incluida. ‘Every Day Is a Miracle’ es sofisticado y levemente hortera en su aroma a lo Roxy Music en el puente, aunque el estribillo se desvíe a lo latino. ‘This Is That’ es la única en que la autoría no se comparte con Eno, sino con Daniel Lopatin, aka Oneohtrix Point Never; un baladón sentido, con el que, me temo, Byrne demuestra que le sienta mejor el ímpetu que la calma. La euforia regresa en ‘It’s Not Dark Up in Here’, que recuerda enormemente a ‘Slippery People’, de ‘Speaking in Tongues’, gracias a su base rítmica post-punk tropical y esos coros taaan Talking Heads.
A pesar de los esfuerzos y del buen regusto del conjunto, hay piezas que pueden generar cierta indiferencia; ya sean ‘Bullet’ , aunque cuente con exuberancia de adornos tropicalistas, samples y alardes vocales, o ‘Doing the Right Thing’, aun así interesante por la muestra de arreglos orquestales y lujuriosos a lo BSO de film de James Bond. La forma la recobra de manera magistral en ‘Everybody’s Coming to My House’, otra pieza que le podría robar perfectamente Murphy, nuevo homenaje a Talking Heads, poseída por la fiebre rítmica, poseedora de un gran estribillo, repleta de vientos, guitarrazos y coronada por pianos casi house (cortesía del gran Sampha), en que David recupera esa forma suya de cantar deliberadamente desafinada e irritante. Definitivamente, en ‘American Utopia’, aun sin ser un álbum epatante, Byrne sigue luciendo tipo sin despeinarse.
David Byrne presentará ‘American Utopia’ en dos ocasiones: el 13 de julio actuará en Bilbao BBK Live Festival y, el mismo fin de semana, en Cruïlla Barcelona.
Calificación: 6,9/10
Lo mejor: ‘Gasoline and Dirty Sheets’, ‘It’s Not Dark Up in Here’, ‘Everybody’s Coming to My House’
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