La gran noticia en el mundo de la música de esta semana ha sido la publicación de ‘ye’, el nuevo álbum de Kanye West tras lanzar en 2016 ‘The Life of Pablo’ y caer en una espiral de problemas de salud que le obligaron a retirarse y recuperarse. Tras hacerlo, ha vuelto con más energía que nunca, produciendo un disco completo al rapero Pusha T, otro para Nas y uno más para Teayana Taylor. Aparte de este ‘ye’ y ‘Kids See Ghost’, junto a Kid Cudi.
Precisamente Cudi es uno de los invitados en ‘Ghost Town’ que, a todas luces por su título y su participación, parecía destinada a ese otro disco. Pero, por lo que sea, ha terminado cayendo en ‘ye’, un disco de 23 minutos y con una portada de mensaje cuñadil (la boba broma “Odio ser bipolar me encanta”; pero tranqui, puedes cambiarla tú mismo en esta web). Y no sólo eso, sino siendo uno de los cortes más inmediatos y destacados.
‘Ghost Town’ parece una reunión de amigos. Y es que además de Kid Cudi (que canta en modo seductor el gancho) y West (que también retoma su faceta de cantante), aparecen John Legend (él retoma el sample de un blues de Shirley Ann Lee, ‘Someday’, cantando de forma, digamos, “desaseada” sobre otro sample, esta vez de ‘Take Me For A Little While’ de Vanilla Fudge) y 070 Shake, una artista que Kanye firmó el pasado año para su sello G.O.O.D. Music. Ella entona el verso final, tan emocionado como delirante en su trasfondo lírico: “aún somos los niños que solíamos ser / pongo mi mano en una estufa para ver si aún sangro / Y nada me duele ya, me siento como libre”. En uno de esos trucos tan propios de Kanye, la propia 070 Shake canta la introducción del siguiente tema del disco, la balada sobre la mujer y la paternindad ‘Violent Crimes’.
La audaz y alocada estructura de ‘Ghost Town’ también es un ejercicio colaborativo de West con más socios habituales, como Mike Dean y Francis and The Lights, y uno nuevo, Benny Blanco –el ganador de 4 Grammys por sus trabajos recientes para Ed Sheeran y Bruno Mars y pasados para Rihanna, se ha mostrado entusiasmado por poder trabajar con Kanye–. Una retahíla que, en realidad, se resume en un medio tiempo soul que, pese a sus hechuras clásicas, es retorcida constantemente con efectos delirantes, instrumentaciones que aparecen y desaparecen, y cierta querencia lo-fi (una producción vocal que, inesperadamente, evita Autotune y filtros). Una nueva joya de Kanye West que se eleva como un hito de ‘ye’.