Con apenas 20 años, Jade Bird se está convirtiendo en una sensación en el panorama alternativo de Estados Unidos. Y eso tiene mérito, considerando que Jade –sí, esos son su nombre y apellido reales– procede de Hexham, una pequeña ciudad del norte de Inglaterra. Puede que tenga que ver en ello que sus mentores artísticos son dos conocedores de la idiosincrasia musical yanqui como Simon Felice, de The Felice Brothers, y su colaborador David Baron, que ha colaborado en trabajos de artistas tan variopintos como Michael Jackson, Lenny Kravitz, Meghan Trainor, Bat For Lashes o The Lumineers.
Desde la producción, ambos están moldeando la carrera de Bird, trabajando el sonido de unas canciones de corte folk pero con potencial pop. Canciones que, dice Bird, le han servido como terapia para superar una adolescencia complicada por sus circunstanias familiares (su padre, militar, se divorció de su madre y ambas se fueron a vivir a Gales con su abuela). Su primera demostración fue el EP ‘Something American’, un ejercicio “cantautoril” cercano a unas First Aid Kit austeras o compatriotas como la primera Laura Marling o Lucy Rose. Aunque ya en ‘Good Woman’ revelaba un punto aguerrido, casi punk, que afilaba un tanto ese perfil folkie.
Tras estar entre los finalistas del BBC Sound of 2018 junto a Sigrid, Billie Eilish, Khalid o Superorganism, este año Jade Bird ha seguido avanzando en su evolución con canciones encantadoras como ‘Lottery’, que ha logrado ser número 1 en la lista Adult Alternative Songs de Billboard, poca broma, alternándola con la acongojante delicadeza de ‘Furious’ –donde revela un timbre enormemente parecido al de Feist–. El recién estrenado ‘Uh Huh’ reviva ese espíritu rockero que ya había mostrado, especialmente en la versión en directo que está promocionando Vevo en su serie “DSCVR”. Buenos mimbres que la han valido comparaciones con Alanis Morissette (“Mini Morisette, en todo caso”, bromeaba ella) que, quizá, no vengan al caso, aunque valga la pena emplearlos para llamar la atención hacia su talento.