The Libertines: una historia de amor

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The Libertines: una historia de amor

portada.jpgPor cortesía de Piscu y su viaje a Londres, he conseguido un libro que en España, al menos de momento, no se ha publicado y dudo que lo haga. Se trata de ‘The Libertines. Bound Together‘, que salió a la venta el pasado febrero. Los autores son Anthony Thornton y Roger Sargent, periodista y fotógrafo respectivamente del NME, que han seguido desde muy cerca a la banda británica durante los tres años y medio que permaneció unida. Esta cercanía les permite hacer un retrato fidedigno del ascenso y caída de la banda que revitalizó el rock británico en un momento en el que sólo triunfaban las boy bands y el nu metal. Al menos, te lo acabas creyendo después de leer este libro, porque los autores no sólo son amigos personales de Carl Barât y Pete Doherty, los líderes del grupo, sino que son grandes fans. Este dato hace que esta historia sea quizás demasiado complaciente en algunos momentos, sobre todo hacia Pete, disculpando todos los errores que comete porque son resultado de su genio.

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Pero, seas o no fan de The Libertines, lo cierto es que este libro ofrece una minuciosa descripción de toda la vida del grupo, y nos ofrece una conclusión que conocíamos, pero que está bien recordar: que cuando hay dos líderes, las crisis están garantizadas. No hay más que recordar los casos de Lennon/MacCartney, el de los Gallagher, Anderson/Buttler y un largo etcétera. Los dos protagonistas tienen hoy sus propias bandas, con más o menos éxito; Carl lidera Dirty Pretty Things (que actuaron el pasado día 12 en Razzmatazz) y Pete Babyshambles.

Carl y Pete comienzan como los mejores amigos del mundo, unidos por un vínculo emocional e ideológico que parece inmortal, pero que Pete se encarga de torpedear a medida que el éxito de The Libertines va creciendo. Realmente, la caída se empieza a entrever sólo con su primer disco, ‘Up The Bracket’, cuando Doherty se deja llevar por sus delirios wildianos de hedonismo, traducidos en una adicción al crack y la heroína que aún hoy arrastra. Barât, a pesar de que los autores están mucho más interesados en alabar la figura de su compañero, aguanta pacientemente los desplantes de Pete hasta límites insospechados; de hecho, hasta el último momento le tendió una mano y le ofreció volver a la banda, siempre a cambio de que dejase las drogas. Por supuesto, Pete nunca aceptó.

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Me parece muy reseñable la manera de retratar a Pete de los autores. Al principio es un chico extremadamente sensible y generoso, dotado de una gran inteligencia, que poco a poco se ve arrastrado por una vorágine que le es ajena. En estos momentos el lector se llega a compadecer de él, pero cuando ve la cantidad de ayudas que le llegan (la principal, la de Carl, la de su madre, la de Alan McGee… hasta una estrella de la telenovela ‘East Enders’ se ofrece a ayudarle) y cómo las ignora para juntarse con los peores yonkis de Gran Bretaña, el chico sensible empieza a parecer un egoísta. A pesar de todo, parece que su amistad sobrevive -incluso a pesar de Kate Moss, que no llega a Yoko pero hace sus pinitos- y se supone que hoy Carl y Pete aún son amigos, aunque su amistad actual no tiene nada que ver con la que se empezaba a deteriorar en 2002. Otra cosa curiosa es cómo Doherty se consigue convertir en un icono de moda a pesar de ser un adicto en toda regla, de su descuidada higiene personal y del desastre de su cara siempre pálida y muy ojerosa. La verdad es que Hedi Slimane tiene un ojo…

Echo de menos en esta obra, para ser una biografía verdaderamente completa, detalles como las letras de los discos (total, para dos que tienen, tampoco iban a ocupar mucho espacio) y explicaciones a las fotos (que son excelentes, pero a veces se agradecería algún pie de foto porque no se sabe ni el año, ni el lugar ni el porqué), pero por lo demás es un libro muy recomendable incluso para entender el rock de nuestros días. Hay momentos emocionantes, como los conciertos que hacían en el piso de Pete y Carl, que terminaban siempre con la llegada de la policía, y otros verdaderamente decepcionantes, como cuando Doherty se empeña en no aguantar más de tres días en los centros de rehabilitación. Apto para fans y para no fans. 8

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