La versión de ‘Heidi’ en DVD que circula por Vips y Carrefours no es la octava maravilla, pero merece la pena. No incluye más idiomas que el castellano ni más extras que alguna galería de fotos, pero lo bucólico y folk de su historia, y lo buñuelesco, surrealista y ambiguo de más de una escena nos han tenido enganchados durante semanas y semanas a sus 52 capítulos. Y es que hay pocas series en las que todos los personajes estén tan bien diseñados: Heidi, entre lo entrañable y lo irritante; el abuelito, con su misterioso pasado nunca resuelto; Niebla, tan vago; Pedro, tan tímido; Rottenmeier, tan amargada; Clara, tan enamorada de Heidi; el padre de Clara, tan atractivo; la criada de Clara, tan indiferente a todo… El personaje más flojo es el de la abuelita de Pedro, una persona muy religiosa y posesiva más estereotipada…
Tras la maravillosa sintonía en japonés, de Christian Bruhn y cantada por Kumiko Osugi (vaya obra maestra pop), se esconde esta serie inspirada en el libro de Johanna Spyri, escrito alrededor de 1880. Nacida en un pueblo de Suiza, Johanna se sentía sola y deprimida cada vez que tenía que pasar su tiempo en Zurich, lejos de las plantas y los animales de su aldea, lo que le inspiró esta historia sobre una niña huérfana que es apartada de su abuelito y llevada a la fuerza a Frankfurt para que prospere en la vida. El libro fue un éxito inmediato y desde entonces se han hecho más de 20 adaptaciones para cine y televisión, como la protagonizada por Shirley Temple en 1937. Aunque la más popular en Europa es, claro, la versión anime realizada por Isao Takahata y Hayao Miyazaki en 1974, la que marcó nuestra infancia, revolucionó el mercado y la estética pop, solucionó a más de una el problema de qué ponerse para ir al Ocho, y la que protagonizó canciones tan importantes como ‘Ese pedazo de onda’ de Les Biscuits Salés. Sin duda la serie que pondremos a nuestros hijos si es que antes no la recuperamos nosotros mismos. 10.