Look de la semana: Courtney Love

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Look de la semana: Courtney Love

mail.jpgLimpia, sobria y con renovados ímpetus, Courtney Love (o la viuda del grunge norteamericana al igual que nosotros tenemos a la Pantoja, viuda de España en general) vuelve a la actualidad y no en forma de disco, sino de libro. Esta semana presentó en Nueva York ‘Dirty Blonde: The Diaries of Courtney Love’, una biografía en la que habla del pasado -en plan Kurt and me, Frances Bean and me-, de su adicción a distintas drogas, de otra estrella torturada por los estupefacientes que la ayudó a salir de ese infierno y de lo bien que está ahora tras quince meses sin drogarse. Como curiosidad, esa famosísima estrella que apadrinó su desintoxicación fue nada menos que Mel Gibson, pero eso no es lo que aquí nos interesa.

Sorprende en esta imagen la sobriedad de la Love, aunque hay muchos temas que destacar. Para empezar, ¿no veis a Josele Román en esta señora peliteñida, requetemaquillada y con más años de los que dice tener? Yo la veo un poco. Pero empecemos de arriba abajo, por el peliteñimiento. Un tinte como doscientos tonos más claros, una buena mascarilla y un buen cepillado darían un cambio milagroso a la cabellera de Courtney Love, que sigue teniendo el típico pelo de yonki despeinada. Sus diversas incursiones en los quirófanos han hinchado sus labios como dos salchichas, le han deformado la nariz (bueno, en esto seguro que ha colaborado alguna sustancia que otra más) y probablemente el exceso de botox le ha dejado la cara totalmente inexpresiva. Las gafas resbalándole por la nariz no ayudan mucho a mejorar este look.

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Bajando un poco más y viendo el modelazo completo vemos que lleva una suerte de camisola imitando a un mosaico -algo muy poco favorecedor teniendo en cuenta los kilos de más que se ha echado encima-, un abrigo de leopardo, unos extraños zapatos de taconazo y ¡atención! guantes de lana. Esta temporada se llevan mucho los guantes largos, por encima del codo, pero desde luego que no en lana gorda. Podía haberse cortado la punta de los dedos para así fabricarse unos mitones, algo mucho más grunge y que le permitiría firmar con mucha más facilidad. Todo este desbarajuste estético unido da lugar a una Courtney Love que se ha puesto todo lo que ha pillado esa mañana en su armario, que cree que el leopardo en una señora de su edad y con su cara es una cosa muy glamourosa y que sigue siendo una macarra de mucho cuidado. Ella dirá que ha dejado las drogas, pero este look parece elegido en pleno bajón de heroína, sinceramente. Muero de ganas de leer ese libro, por cierto.

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