Borat, la otra Ruta 66

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Borat, la otra Ruta 66

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Hay tanto que decir de esta película que no sabría por dónde empezar… pero lo más importante es no dar muchos detalles sobre lo que se ve en la pantalla porque lo mejor para disfrutar de ‘Borat’ a fondo es ir sin que te hayan contado demasiados detalles ni haber visto siquiera el tráiler. Lo que sí podemos saber sin resultar spoiler es el argumento: el segundo reportero televisivo más importante de Kazajstán, Borat, viaja a EE.UU. (U.S and A, como dice él a lo largo de todo el film) para estudiar su cultura y su política a través de un documental. Aterriza en Nueva York pero pronto decide trasladarse a Los Ángeles en busca de su amada, Pamela Anderson, y así poder casarse con ella. En un coche muy poco convencional atraviesa todo el país en una suerte de Ruta 66 freak por lo mejorcito del país. Hay que puntualizar que Borat es antisemita, machista, homófobo a ratos y, en general, con unas costumbres que chocan radicalmente con las de un americano medio.

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Partiendo de aquí, y desde la primera hasta la ultimísima escena de la película, se suceden las situaciones vergonzosas, sospechosamente verosímiles, fruto del choque entre la presunta cultura kazaja del reportero y la estadounidense que él tanto admira. Todos los estamentos de la sociedad y cultura yankies son manipulados para mostrar lo peor de ellos mismos, y aquí es donde surge la duda: ¿es cierto todo lo que nos enseña Borat o forma parte del engaño definitivo, el del espectador? La combinación de todos los elementos (falso reportaje, la América profunda, el periodista kazajo) da lugar a una suerte documental extremadamente hilarante hasta el punto de que en la sala sólo se oigan las carcajadas del público. El sentido del humor de ‘Borat’ es tan brusco que, o bien participas de las risotadas generales, o bien te parece infernal porque no deja lugar a las medias tintas. Yo, desde luego, me decanté por llorar de la risa. 8,5

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