Esta semana se pone a la venta en Reino Unido el primer disco de una de las bandas más «hypeadas» de las últimas semanas. White Lies suenan a Joy Division y, como tales, están en un punto medio entre Interpol y The National. Tienen un hit, que es lo mínimo cuando prácticamente te limitas a imitar a un grupo, contar con al menos un hit, y ese es ‘To Lose My Life’, cuyo estribillo «hagámonos viejos juntos y muramos a la vez», ya es un clásico para mucha gente. ¿Qué sería de una banda oscura sin frases sobre la muerte y palabras como «tumba», «sangre» o «Dios» desperdigadas por ahí?

De un disco de estas características pueden esperarse dos virtudes: un número generoso de buenas canciones y alguna que otra sorpresa en forma de guiños a otros estilos o algo así. La verdad es que ninguna canción de ‘To Lose My Life’ es fallida como sí eran algunos momentos del disco de Glasvegas (aquella revisión que incluyeron de un tema nada trillado de Beethoven).

Por otro lado, este no es un álbum tan ambicioso ni siquiera como pudo resultar el debut de Foals, pero aun así cuenta con un par de temas variados que más o menos te librarán de confundir unas canciones con otras. El riff de ‘Farewell to the Fairground’ es bastante característico, ‘Nothing To Give’ es la balada, mientras que ‘E.S.T.’ tiene un estribillo un tanto jevi, no por la fuerza de las guitarras sino más por el tipo de melodía, que parece propia de Whitesnake. ‘From The Stars’, por el ¿contrario?, parece pensada para Brandon Flowers, y el disco encuentra su punto épico en la final ‘The Price Of Love’. Éxito comercial indie del mes.

Calificación: 6/10
Temas destacados: ‘To Lose My Life’, ‘Death’, ‘Farewell to the Fairground’
Te gustará si te gustan: Interpol, Glasvegas
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