Julian Casablancas, en una entrevista en la que promociona su primer disco en solitario, al margen de los Strokes, ha dicho que se ha inspirado tanto en la música clásica como en la más moderna. En cuanto a esta última ha dicho que muchos de sus grupos favoritos son actuales, y en concreto se ha referido a Beirut, Telepathe, Dirty Projectors y Beach House. «Hay muchos más ahora que hace cinco años. No sé si entonces había muchos grupos que me encantaran pero ahora hay unos diez grupos que adoro, al menos».
Son unas declaraciones reveladoras para alguien que estuvo a punto de ser ahogado en comparaciones con un clásico de la magnitud de la Velvet Underground. Unas declaraciones que vuelven a hacernos reflexionar sobre el momento musical que vivimos, marcado, sin ninguna duda, y a diferencia de los 70, los 80 o los 90, por la presencia de internet y el acceso por parte de los grupos a un software relativamente barato que les permite grabar discos por su cuenta con una calidad considerable.
La consecuencia inmediata es la gran cantidad de discos y bandas diferentes con las que somos bombardeados a diario. Para hablar de la relevancia histórica de la música de esta década, habría que dejar unos años de reflexión pasar, pero si bien es difícil concluir ahora mismo si los tiempos que vivimos son especialmente fructíferos (de calidad) o no, está claro que, en cantidad, nunca hemos conocido a tantas bandas haciendo cosas tan diferentes como ahora.
No podremos decir a la ligera que los 2000 sonaron de una manera o de otra, de la forma en que asociamos el synthpop y los shoegazers a los 80 o el grunge, el trip-hop y el techno-rock a los 90. Si acaso en los últimos años podemos hablar de la elevación al cubo de la fusión de géneros en proyectos en la onda de Animal Collective, Atlas Sound, Crystal Castles, Dan Deacon, Girl Talk o El Guincho, pero quizá estos grupos han carecido de un éxito comercial suficiente como para que una mayoría lo asocie con nuestra década (y no hablamos de los fans de Amaia Montero, entra al 8ymedio y pide a quien quieras que cite 5 canciones de cualquiera de estos grupos); pero incluso cuando no existe fusión, en cada género independiente se han producido grandes obras maestras en los últimos tiempos. M. Ward o Elvis Perkins han triunfado en la vertiente más folk, Kanye West o Lil Wayne han conquistado a todos los críticos haciendo hip-hop, LCD desde DFA han movido los hilos de la electrónica, por no hablar del revival soul con Amy Winehouse a la cabeza, el post-punk o la nu-rave.
Es difícil concluir que hoy se haga mejor música que en 2004, cuando el mundo descubría, aproximadamente, a Iron & Wine, The Go! Team, Arcade Fire, Junior Boys o Sufjan Stevens, o que en 1967, cuando se publicó el debut de la Velvet con Nico, el ‘Sgt. Pepper’s’ o ‘Forever Change’ de Love. Igual no hay «10 discos que adoramos» de cada año pasado, ¿pero cuántos de los discos de hoy conocerán nuestros hijos? Quizá podemos concluir que en caso de que se haga mejor música que en los 90 o en los 80 es por una simple cuestión de probabilidad. Ahora se hace tanta más, que malo sería que no encontráramos nada de nada que nos gustase.