Mala Rodríguez: «No soy una comemierda que se olvida de dónde viene»

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Mala Rodríguez: «No soy una comemierda que se olvida de dónde viene»

mala-inteMala Rodríguez publica esta semana su cuarto disco, que presenta hoy 19 de mayo en directo en uno de los Secret Shows de MySpace organizados por esta red y ahora también Vodafone. Hablamos con La Mala en un hotel de Madrid sobre este disco conceptual en torno a un personaje creado llamado ‘Dirty Bailarina’, que ha sido producido por el americano Focus (Beyoncé, Dr Dre), hijo de un Chic, y en el que cabe tanto el amor como el desencanto político.


Antes de mí te ha entrevistado un medio de música latina y después seguro que te toca alguno de hip-hop o electrónica. ¿Te sientes una especie de puente entre diferentes géneros musicales?
Creo que hago música y sobre todo poesía sobre un ritmo, que eso es lo que significa rap, ¿no? Rhythm and poetry. Llegados a este punto me siento libre de moverme en los ambientes musicales que me seducen. A lo mejor hay ritmos en este álbum que son más R&B, soul, de batalla, hip-hop clásico o están en la onda de la música que se hace ahora mismo en EE.UU… Es la música que apoya mi letra. Yo voy con mi letra, con mis canciones, con mis melodías y escojo la música que creo que refuerza la canción, la hace crecer y más contundente.

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Me llama la atención que tan pronto aparezcas por el Festival de los Monegros, como por el Sónar, el Cultura Urbana, ¿dónde te sientes más cómoda?
Cuando voy a un concierto y veo que la gente está receptiva. Me da igual de dónde vengan, quién sea su madre o su padre.

Es una posición privilegiada, no todo el mundo es invitado a todo tipo de festivales…
Así mismo es, por eso yo no siento rechazo hacia un público que no es conocedor de la gente que me ha visto nacer. Yo igual, escucho muchos estilos. A lo mejor te gusta mucho un artista y no sabes mucho de ese género, pero ese artista te transmite y eso es lo que cuenta. Cuando te quitan los problemas de «¿quién soy?», «¿a qué grupo pertenezco?», «¿debo formar una tribu?» es mucho más sencillo porque todo te aporta.

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¿Has evolucionado de alguna manera en particular o desde pequeña te ha gustado todo?
La música que se ha escuchado en mi casa ha sido flamenco y jazz. Si tengo que ponerle una cara a Dios sería Lole Montoya. Ella es Dios.

¿Cómo llegaste a trabajar con Focus?
Ha sido un regalo de la vida encontrarme con alguien tan humilde, profesional, generoso, receptivo, tan buena persona. Ha sido enriquecedor desde que nos conocimos en una entrevista para ver si había «feeling». Yo había trabajado por mi cuenta y cuando llegué a Atlanta disfruté del trabajo que había hecho y que iba surgiendo porque todo el rato me escuchaba, quería ver qué tenía yo, qué podía aportar a mis canciones para que brillaran más y sonaran más contundentes… Quería ver mis canciones en lugar de predisponerme. Se mostró muy interesado. Ese sonido tan elegante que hacía él yo lo quise combinar con la suciedad de Griffi porque él es un productor que trabaja otro tipo de historias: la distorsión, los ruidos, la desestructura… y quería que ambas cosas fueran la misma, porque el retrado de ‘Dirty Bailarina’ pasa por momentos así y asá y todo tenía cabida.

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Focus es hijo de un Chic, ¿él habla mucho de eso o evita el tema?
No, en absoluto, él está muy centrado en lo que está haciendo, está completamente concentrado en su trabajo actual, como su propio nombre indica, Focus, y es muy musical. Toca todos los instrumentos, la guitarra, el bajo, esas baterías que metía, la trompeta… Un ritmazo, puro talento.

¿Tenías alguna producción favorita de Focus de las que había realizado?
Sabía que había hecho producciones para Busta Rhymes, que había trabajado en las filas de Aftermath, que es un sello de hip-hop, con Dr. Dre, uno de los mayores productores de rap en el mundo, en un disco que aún no está en la calle, ‘Detox’, que no sé cuándo va a salir… Me gustaba mucho que hubiera trabajado con Beyoncé, con Pink, con mujeres. Eso me interesó mucho porque eso significa que sabe escuchar. Me parece que dice mucho de una persona el saber cómo tratar a una mujer. Creo que hay personas que mantienen una actitud masculina, guerrera, tosca… Trabajar con una mujer te abre una puerta distinta. Tienes que tener sensibilidad, tacto…

Hay una canción, ‘Por eso mato’, por la que te preguntará mucho la prensa, en la que mencionas la palabra «maricón» y «lesbiana» y además en el libreto «lesbiana» aparece con mayúsculas. ¿Por qué ese hincapié?
Aún no me lo ha preguntado nadie. Estoy loca por que me lo pregunten. Todas las letras en el libreto están hechas adrede, con más versos que en la propia canción. Son pensamientos, es como el diario de esta persona que escribe y hace conjeturas. Esa canción es un monólogo que te lleva a la conclusión de que el verde es el color del campeón, es la esperanza, el futuro… Vivimos en un mundo que lo único que hace es crear asesinos, crear hijos de puta, seres malvados… en esta situación lo único que se provoca es que nos levantemos contra el otro. En esta canción digo: «La religión es la mejor mentira para aplacar mi corazón mareado con todo tipo de entretenimiento». Por eso digo «por eso mato», porque si no mato, me van a matar. O lo que es peor, no me van a matar pero me van a estigmatizar. ¿Cómo? Llamándome «maricón» con desprecio, llamándome «lesbiana», haciendo que eso sea algo malo. ¿Hay algo peor que vivir con un signo? Quítate, déjame, no me programes. Luego digo: «no hay racismo con la globalización». Ironía… ¿No hay fronteras con la globalización? Nos perdemos que haya el rojo, que haya el amarillo, que haya el blanco… Y luego digo «verde», el símbolo del dinero, del dólar, es el color del campeón… con una doble lectura porque la esperanza es lo único que nos queda. No creo en ningún partido político, sólo creo en lo que hay dentro de mí y sé que lo que es bueno para ti es bueno para mí.

¿Por qué no te interesa la política? La Ley de Arizona, por ejemplo, la promueven unos partidos y no otros…
No creo en la política, no son necesarios en mi mundo para nada. Están ahí como un peaje, pero realmente lo que necesitamos son científicos que hagan que haya mejoras, que haya un comercio local sin dinero, que se cuide la naturaleza… A todo esto que hay ahora mismo no le veo sentido. La protagonista del disco se levantaría y diría: «vivo en un mundo pasado». Yo veo un mundo alucinante donde estamos todos en otra onda. Los políticos son adornos con trampa, tiritas… Es todo absurdo.

¿En qué momento decidiste que el disco sería conceptual sobre una protagonista? ¿Cuando ya tenías alguna letra?
Tenía unas imágenes que me llevaban a la casa de mi madre en un tiempo que no conocía. Allí veía las cosas más tradicionales de Andalucía conviviendo con altas tecnologías. El paisaje era como el de después de un colapso, desierto, cuando está todo roto con unos brotes que están naciendo. Esa foto me hacía pensar en cómo se levanta uno cuando todo se derrumba, cómo encontramos el modo de arrancar con los valores que todos tenemos, qué merece la pena, qué es el bien y qué es el mal…

Hablando de paisajes con contrastes, ¿no crees que hay gente que puede ver una contradicción entre tu origen, en la calle, y un libreto que agradece a Diesel?
Diesel está ahí porque me prestaron ropa, yo estoy agradecida a todo el mundo que quiera colaborar conmigo. El arte del disco es una preciosidad y refleja perfectamente ese mundo que yo tengo en mi mente. Todo me parece una bendición y me siento muy agradecida. Pero para bien y para mal, yo siempre seré calle.

¿Cómo se mantiene ese componente callejero intacto después de vender tantos discos y dar tantos conciertos?
Pues hijo mío, porque yo no soy una comemierda que se olvida de dónde viene. Tengo mucha familia y gente que me quiere y me recuerda dónde estoy. Y porque la vida no deja de darle a uno collejazos que le hacen decir: «uh, ah, hostias». No vivo en una burbuja.

El disco anterior lo terminaste tocando entero, aunque algunas en forma de «medley». ¿Esta vez te atreverás también?
Sí, quiero hacerlo enterito, quiero cantar todas las canciones, para que la gente vea cómo la vida de ella, canción por canción, te puede llevar a una estancia distinta.

Mucha gente prefiere tu primer disco, otros el tercero, algunos el segundo por ‘La niña’. Nadie se pone de acuerdo… ¿Esperas que este también sea el favorito de parte de tu público?
Es precioso, porque cada uno se identifica con un estado diferente mío. Si yo siempre hubiera hecho lo mismo, habría sido más fácil el reconocerme, pero no he tenido problema en mostrar «estoy hoy aquí o allá». A veces abres un libro y dices: «vaya mierda» y al cabo de dos años, sí te conecta. No se trata del trabajo, se trata de cada persona, cómo se siente para ver si conecta con esa sensación.

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