Cut Copy @ Sala Heineken

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Cut Copy @ Sala Heineken

No hay tantos grupos con tan pocos discos como Cut Copy que, después de dar un concierto de más de una hora repleto de temas conocidos y celebrados por la audiencia, pueda jactarse de haberse dejado cosas en el tintero. Y lo cierto es que contra todo pronóstico (y lejos de las sensaciones que tuvimos con los dos adelantos que se marcaron en el pasado FIB), Cut Copy están consiguiendo montar un imperio en torno a tres álbumes que cuentan con un puñado de canciones tan buenas que incluso son capaces de propiciar que las chicas se queden prácticamente en tetas en una sala de conciertos.

No obstante, el directo de los australianos parece que no encuentra su sitio. Si el escenario principal de un festival se les queda algo grande, las salas de concierto de medio tamaño se les quedan muy pequeñas (el evento estaba agotado y en la Sala Heineken no cabía ni un alfiler). Por suerte, el grupo fue capaz de adaptarse, y mientras Tim Hoey hace locuras (subirse a la batería y aporrear los platillos con una pandereta, lanzarse al público…); Dan Whitford adopta un papel mesiánico y conduce a las masas al éxtasis a través del movimiento de sus manos (sólo las dejó quietas cuando tenía que tocar) y su pelo, que nos hizo preguntarnos varias veces si tenía un ventilador justo debajo.

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Los Cut Copy comienzan el concierto lo mejor que pueden: ‘Visions’ les sirve para reivindicar sus archiconocidos interludios y como preludio de ‘Nobody Lost, Nobody Found’. Desde el principio, cualquier asistente se da cuenta de que Whitford no es un prodigio vocal, y tapa sus carencias con un sonido de micrófono demasiado bajo. Nada que no hayamos visto en los discos, donde prevalecen todo tipo de sintes, percusiones (bastantes tocadas en vivo) y guitarras, y la voz sólo sirve para llevarnos de cabeza a un estribillo carismático.

Tras ‘Where I’m Going’, ‘Corner Of The Sky’ y una ‘So Haunted’ algo descafeinada, llega una celebradísima, coreadísima y vitoreadísima ‘Lights & Music’, una canción que no envejece, seguida de ‘Take Me Over’ y ‘Pharaohs and Pyramids’. Después, los de Melbourne vuelven a sus inicios, a su primer disco, con ‘Saturday’, una de esas que el público no reconoce a la primera. Por suerte, ahí está ‘Hearts On Fire’ (sin sample de ‘Infinity’, por desgracia) para solucionarlo, aunque la posterior ‘Sun God’ no sirve para levantar del todo los ánimos: pese a la magnífica experiencia que es escucharla en soledad, en directo los experimentos no les resultan espectaculares, y se hace algo larga y repetitiva.

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Pero la sorpresa vino en los bises: la primera canción estaba clara, ‘Need You Know’, una de las más destacadas de ‘Zonoscope‘. En cuanto a la segunda, llegamos a tener porra: unos apostaron por ‘Alisha’, otros por ‘Blink And I’ll Miss A Revolution’, ‘Unforgettable Season’ o ‘Far Away’. Pues no: la elegida para cerrar su show apoteósico en el Heineken Music Selector fue ‘Out There In The Ice’, que dejó al público deseando quemar más zapatilla. ¿Cuántos grupos a día de hoy son capaces de lograr eso un martes? 8. Farala

Foto: Carla Mir / Heinekenpro.

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