VIDA Festival 2014: sábado

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VIDA Festival 2014: sábado

lanaEl VIDA Festival de Vilanova i La Geltrú es una propuesta diferente. Situado en la Masia d’en Cabanyes, a unos cinco minutos en bus de la estación de tren de Vilanova i la Geltrú, el amplio y boscoso terreno se convierte en «El Bosc Encantat» por la noche gracias a unas pequeñas bombillas perfectamente integradas en la naturaleza, de modo que uno es capaz de disfrutar del bosque de noche sin que éste deje de ser bosque. Es una comunión conseguida entre ocio y naturaleza en el que también hay sitio para los picnics y una no demasiado habitual hoy en día. Un festival especial, en definitiva, aunque aviso al público de la edición del año que viene, para la cual, por cierto, ya se ha confirmado a Andrew Bird: pagar por un hotel no estará de más.

Para los que llegamos tarde al concierto de Sílvia Pérez Cruz, el recorrido a pie hasta la Masia d’en Cabanyes, con el hermoso canto de la catalana sonando de lejos, fue como un viaje hacia las sirenas de la Odisea. Al llegar, sin embargo, nada que ver con la épica historia de Homero. Situado en un rincón del bosque, el diminuto escenario de Pérez Cruz y Raül «Refree» Fernández Miró permitió al dúo exhibir su lado más intimista. El set, acústico, comenzó con esa ‘Abril 74’ que inicia también ‘granada‘ y continuó con joyas como ‘Tonada de la luna llena’ o ‘Puerto Montt está temblando’. No se olvidaron, claro, de esa magnífica versión del ‘Hymne de l’amour’ de Édith Piaf, exquisitamente interpretada, como tampoco de ‘Compañero (elegía a Ramón Sije)’ o ‘Que me van aniquilando’. ¿El mejor momento de la tarde? Cuando Sílvia le pidió sugerencias de canciones al público, este le respondió, en gran parte, con ‘Corrandes d’exilio’ y ‘Gallo negro’, y Sílvia, económica, fundió ambas en una interpretación maravillosa en la que, además, introdujo un par de canciones de regalo, ‘Pare meu’ y ‘Alfonsina en el mar’. Para haber tenido lugar en un escenario tan pequeñito, lo de Sílvia y Raül fue verdaderamente grande.

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Aunque el concierto de Yo La Tengo ya había empezado cuando Sílvia Pérez Cruz exprimía sus últimos minutos en el escenario, el trío de Nueva Jersey ofreció un set perfecto para la hora a la que estaban programados, las 21.15. Un anochecer con Yo La Tengo es bastante más disfrutable que un anochecer normal, y sus expansivos paisajes de guitarra, por momentos dilatados hasta el éxtasis, lo confirmaron. Cayeron cortes de todo su amplísimo repertorio, incluidos temas como ‘Sugarcube’, ‘Mr. Tough’ o, por supuesto, ‘Ohm’, uno de los temas estrellas de su último álbum, ‘Fade‘. Igual que el de bandas tipo Mogwai, el sonido de Yo La Tengo desarrolla todo su potencial y belleza a las últimas horas de la tarde, por lo que su propuesta, previa a la de Hidrogenesse, solo puede definirse como ideal. Sin embargo, ¿eso de levantar guitarras a la altura de sus cabezas y estampar amplis en plan estrella-del-rock-pero-no lo suelen hacer? Tiene su gracia, supongo, pero no les pega mucho.

Pocas cosas hay en este mundo igual de divertidas que un concierto de Hidrogenesse. Y para iniciados todavía más. El dúo dio comienzo a su set con una contundente ‘1987’ que poco tuvo que ver en potencia con la versión original incluida en ‘Gimnàstica passiva’, algo más contenida. Le siguió ‘Caballos y ponis’ y en ‘Eres PC, eres Mac’ la propuesta de Genís Segarra y Carlos Ballesteros se confirmó ideal para el formato de directo, probablemente hasta mejor que en estudio. Sus seguidores se lo pasaban tan bien que uno anhelaba saberse las letras para unirse a la fiesta. Cortes como ‘Christopher’, ‘El artista’, ‘Dos tontos muy tontos’, ‘Captcha Cha Cha’, ‘Disfraz de tigre’ o ‘Enigma’, versión (o «apropiación», en palabras de Carlos) del ‘Marica’ de Los Punsetes completaron un set muy entretenido y de nítido sonido. «Porque no todo es trágico en este mundo», apuntó Genís Segarra casi al final del show en referencia a Lana Del Rey. Y con Hidrogenesse mucho menos.

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No está nada, pero nada mal que la estrella de la primera edición del VIDA Festival sea un icono como Lana Del Rey. Y no está mal, entre otras cosas, porque no toda Barcelona ni mucho menos media España se va a molestar en viajar hasta Vilanova i La Geltrú para ver a Grant en directo, lo que significa que la congregación de gente no va a ser extremadamente masiva, como así fue. Cómodamente -uno de los valores que vende el festival-, pues, vimos a una sonriente Lana iniciar su set con ‘Cola’, continuarlo con ‘Body Electric’ y culminar sus primeros minutos en el escenario con ‘Blue Jeans’. Llama poderosamente la atención el modo en que Lana omite casi por completo ‘Ultraviolence‘ en sus directos -de su último álbum sonaron únicamente ‘West Coast’ y ‘Ultraviolence’ -la sorpresa de la noche, un hermoso acapella de ‘Old Money’, no estaba en el setlist; cayó a petición del público, a la que ni la propia Lana daba crédito- como si el disco no existiese. ¿Por qué motivo? ¿Estará aún ensayando estas canciones para su futura interpretación en vivo? ¿Considerará Lana que ‘Ultraviolence’ no es un disco apropiado para tocar en festivales? Y es que, a lo largo de todo el concierto de Del Rey, uno no podía dejar de pensar en lo ideal que hubiera sido empezar el concierto con ‘Cruel World’. ¿Por qué pasar de ella, pues? ¿Por qué desaprovechar el potencial de este último disco en favor de cortes como ‘Carmen’ o ‘Gods & Monsters’?

En cualquier caso, pese a lo misterioso del tracklist, Lana Del Rey emocionó con sus grandes clásicos. ‘Born to Die’, la ya mencionada ‘Blue Jeans’, ‘Summertime Sadness’, ‘Video Games’ y ‘National Anthem’ sonaron el sábado para la inmensa alegría de su público. Se pierden matices, no obstante, en un formato tan poco íntimo para la música de Lana como el de un festival, donde, por ejemplo, la detallista producción de ‘Ultraviolence’ o las majestuosas cuerdas de ‘Born to Die’ se pierden o quedan algo aguadas, pero aun así Lana defendió sus temas con confianza y dejando de paso improvisaciones en su interpretación vocal tan hermosas como las que ornamentaron esa acertada versión jazzy de ‘Million Dollar Man’. Un bonito y emocionante concierto el de Lana, con sus pros y sus contras, pero con toda «una historia de amor para la nueva era». Sin duda, la mejor posible.

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De vuelta al escenario pequeño nos esperaba Austra, el cuarteto liderado por Katie Stelmanis, que ofreció su set habitual pero aprovechó para presentar ‘Habitat’, una de las canciones incluidas en su EP de igual título. ‘What We Done?’ sirvió para caldear el ambiente y en ‘Forgive Me’ ya era imposible dejar de bailar. Los contundentes ritmos electrónicos de Austra, junto a sus melodías inquietantes, conforman un buena propuesta de directo. ‘Home’ fue por supuesto el tema más celebrado, igual o más que ‘Lose It’. No faltó la vibrante y oscura ‘Beat and the Pulse’ pero se echó de menos ‘Spellwork’, si bien ‘Hurt Me Now’ sirvió de cierre por todo lo alto. Muy pasional Katie, por cierto, sobre el escenario, entonando sus canciones como si se le fuera la vida en ello y marcándose algún bailecito curioso que otro. Vale la pena verlos, seas fan o no.

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Fotos: Vida Festival, Quique Escandell

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