Esta semana en España va a acontecer un ‘Expediente X‘ musical del todo inesperado. Cuando hace pocos meses se anunció que la nueva gira de Robbie Williams arrancaría en Madrid (hoy miércoles en el Barclaycard Center) y Barcelona (este viernes en el Palau Sant Jordi), pocos daban un duro por él. Sin embargo, para sorpresa de todos, y principalmente de la promotora que le trae a nuestras tierras, las entradas volaron en tiempo récord nada más ponerse a la venta. Llenar dos fosos de este calibre está a la altura de muy pocos, así que aunque ahora mismo no esté en su momento de mayor popularidad, puede que la demanda de tickets haya sido tan salvaje por el simple hecho de que desde 2003 el ex Take That nos había excluido de su agenda de conciertos. O, simple y llanamente, porque la nostalgia ha invadido repentinamente a aquell@s fans que ya empiezan a lucir patas de gallo. Sea como fuere, aprovechando que esta es su semana grande, desde aquí queremos reivindicar algunos de los motivos por los cuales Robbie Williams sigue molando. Sí, hay mucha frivolidad en algunas de las líneas que vienen a continuación, ¿pero acaso no es él el primero que se ha aprovechado de estas banalidades para seguir en el candelabro de Sofía Mazagatos durante tantos años?
Hits, a mansalva
Pocos se enteraron de que a finales del pasado año nuestro protagonista decidió lanzar a través de su web un nuevo disco de rarezas y caras b titulado ‘Under The Radar Vol 1’. Y ni falta que hace. Él sigue siendo el músico más laureado en la historia de los Brits con 17 estatuillas (cinco de ellas con Take That) y el artista británico en solitario que más discos ha vendido en Reino Unido. Por muchos atentados auditivos que nos haya colado como aquel ‘Intensive Care’ de 2005 y, sobre todo, ese ‘Rudebox’ con el que un año más tarde se las quiso dar de moderno junto a William Orbit, los Pet Shop Boys o Mark Ronson y lo único que consiguió es que nos arrancáramos las orejas con el cuchillo jamonero que teníamos más a mano, indiscutiblemente Robbie tiene hits a patadas.
Su nueva gira promete ser una orgía de grandes éxitos y no hay que ser muy listo para saber de antemano que sonaran esa ‘Kids’ de la que tan bien se benefició Kylie Minogue, aquella ‘Angels’ que a día de hoy sigue siendo su canción más escuchada en las plataformas de streaming (y su one hit wonder en Estados Unidos), ‘Millenium’ o ‘Rock Dj’. Muy probablemente, además, para contentar a aquellas amas de casa que babearon por sus huesos cuando se las quiso dar de crooner en ‘Swing When You’re Winning’ y ‘Swings Both Ways’, seguro que habrá manido momento de frac y corbata para presumir de percha. Pero de lo que no tenemos ni idea es de si se marcará un medley con piezas de Take That después de haber roto relaciones con sus ex compañeros en 2012. En breve saldremos de dudas al respecto.
Un hooligan de buen corazón
La polémica siempre le ha perseguido desde aquellos tiempos en Take That en los que ejercía de aspiradora nasal y agotaba las existencias de alcohol en los pubs. Pero ya no queda nada de aquel hombre a domesticar que acaparaba las portadas de los tabloides británicos amarillistas con titulares incendiarios, o aquel que aprovechaba hace quince años la gala de los Brits para batirse en una pelea televisada con Liam Gallagher. El nuevo Robbie, limpio de cualquier atisbo de adicción, desprende amor por todos sus poros. Su relación con la actriz Ayda Field, con la que se casó en 2010 (con millonaria exclusiva en las páginas de Hello!) y ha tenido dos criaturas, le ha amansado de una forma sorprendente. Tanto, que el chico duro del pop anglosajón no dudó en compartir con sus fans el pasado año las horas previas al nacimiento de su segundo retoño y las canciones que le cantaba a Field para que se relajase aun estando abierta de piernas ante la comadrona. No te vayas a Alemania en busca de un trabajo de verdad, las redes sociales te necesitan.
Emulando a Iker Jiménez
¿Por qué demonios Mediaset no le ha ofrecido a Williams un talón para que se deje caer por ‘Cuarto Milenio’? Ahora que los estupefacientes no revolotean por su sistema sanguíneo el buen hombre no nos da tanto el coñazo con su obsesión por la ufología. Según él, ha visto hasta en tres ocasiones presuntos entes alienígenas (de pequeño en Inglaterra, mientras vivía en Beverly Hills y después de componer en casa una canción que precisamente hablaba de este tema). Durante los dos años sabáticos que se tomó en 2007 y en 2008, incluso, acompañó al periodista gonzo Jon Ronson a una convención de ufólogos freaks en Nevada para hablar de estos menesteres en un documental radiado por la BBC Radio 4. Pero en 2009 también dio la nota con esto al afirmar que en la mansión que poseía en el estado de Wiltshire sentía la presencia de Catalina, la esposa de Enrique VIII. Si la BBC Radio 1 sigue en sus trece de discriminarle porque no se ajusta a los absurdos cánones de juventud que predica, que no sea tonto y luche por tener un programa en prime time donde pueda hablar a sus anchas de sus queridos aliens y fantasmas. Nosotros le veríamos cada noche pegados a la pantalla.
Icono erótico-festivo de ayer, hoy y siempre
A sus 41 tacos ya le gustaría a más de uno y de dos lucir su tipazo, por mucho que en años anteriores haya variado más de peso que Cristina Llanos de Dover. Sus irrefrenables instintos exhibicionistas y sus devaneos homoeróticos han estado en boca de todos durante décadas. Desconocemos cómo le sentó que su ex compañero en Take That Howard Donald dijera a la revista Q que una vez Williams y él se masturbaron mientras Mark Owen les miraba (nos sorprende que Owen no se animara a participar en ese concierto de zambombas). Pero siendo conocedor de las pasiones que ha generado tanto entre mujeres como entre hombres (pregunten a sus amigos gays treintañeros de confianza, y a poder ser simpatizantes de la causa bear, con qué ojos veían el vídeo de ‘Rock Dj’ cuando se estrenó), él ha sabido muy bien explotar sus mejores encantos, tanto encima como fuera del escenario. Mil gracias por recrearnos la vista a millones de personas.