Blur cumplen en el FIB

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Blur cumplen en el FIB

blurLa tercera (o cuarta) jornada del FIB comenzó con relámpagos y un poco de lluvia en el horizonte lleno de montañas, afeando bastante el concierto de Loyle Carner. Gente corriendo sin norte bajo los rayos en todas las direcciones. Antes había tocado Papaya, que actuaron en formato trío presentando las canciones que editarán en Jabalina el próximo otoño. Sonaron correctamente ‘El rey de las camas’ y ‘Joyas en las trompas’, con un punto tropical por momentos ideal para el Festival de Benicàssim. No estuvo Le Parody, otrora ganadora del Proyecto Demo, pero sí se subió Elsa de Alfonso a estrenar un dueto que estará contenido en su próximo disco.

Triunfó a pesar de los problemas de sonido, que llegaron a detener su concierto porque no sonaba una de las bases electrónicas, el dúo Siesta! Un par de macarrillas bastante monos sobre un fondo kraut, que dejaron grandes momentos cuando metían caña con la guitarra eléctrica, se ponían en plan Fuck Buttons o usaban el micrófono para comunicarse con el público en plan campechano. «Aquí hay algo pitando todo el rato, pero mola» fue una de sus grandes frases. «Vamos a taladrar», otra. Mucho mejor que lo que luego veríamos en Hinds: un concierto plano, de voces inaudibles, que no fue divertido ni cuando sonaron ‘Bamboo’ o ‘Castigadas en el granero’. Era muy tierno, eso sí, ver lo bien que se lo pasaban. «Este es el puto mejor festival del mundo», sentenció una de ellas.

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Beach Beach sí habían dado un concierto potente, sorprendentemente fresco, y no porque estuviera a punto de llover sino porque su sonido, entre un surf/californiano y el pop/rock más macarra, sonó de lujo. Tomeu Mulet y Pau Rituort encabezan este cuarteto que se mostró crecido y como en casa en el escenario principal. Tocaron canciones tanto del primer, ‘Tasteless Peace’, como del segundo disco, ‘The Sea’. ‘An Ice Rose’, ‘No Joy’, ‘Friendly’, ‘Plants’ o ‘A Weak Song’ mostraron el gran talento de estos chicos.

Otro directo que nos cautivó fue el del impresionante Curtis Harding. Con tan sólo un disco en su haber, ‘Soul Power’, demuestra un saber estar, un carisma y una sofisticación casi propia de grandes como B.B. King. Esta soltura nos hace entender por qué ha colaborado con la firma francesa Yves Saint Laurent. Que solo tenga ese disco no le impide sonar espectacular. Si necesitas referencias para entender su soul contemporáneo, Solomon Burke, Al Green, Howard Tate o Lee Fields & The Expressions ayudan a ubicarle. Espectacular su final cuando rozó la pista de baile disco.

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Los británicos Kaiser Chiefs fueron la gran decepción de la noche. A pesar de contar con un masivo y excesivo público que cantaba todos sus hits más conocidos, como ‘Everyday I Love You Less And Less’, ‘I Predict A Riot’ o ‘Modern Way’, Ricky Wilson se mostraba a su público como un mesías contemporáneo que había venido a salvarlos… sin ser él nada de eso. También flojos estuvieron Los Planetas, que optaron por lo árido durante los primeros 40 minutos de set. Si fuéramos artistas, íbamos nosotros a dejar para el final ‘Segundo premio’, ‘Un buen día’ (ft Mendieta) o ‘Pesadilla en el parque de atracciones’. Hasta que llegaron, fue un auténtico rollo.

Mark Ronson hizo un show que era mitad DJ set mitad live, con dos MC’s (¡uno de ellos era Theophilus London!) que llegaron a saturar. Hay veces en las que está bien rapear y hay veces en las que hay que saber quedarse callado, como cuando suena ‘You Know I’m No Good’. Aun así, una gozada escuchar en vivo ‘Uptown Funk’ o ‘Tribe’ (de Theophilus). Y averiguamos por qué Ronson no canta: su voz es realmente terrible. A la misma hora, en el escenario Red Bull, The Death of Pop dieron un concierto que sólo podríamos definir como «cutie», con canciones tan prestas para el «sing along» como ‘Whenever’, que hacen pensar que pueden o deben ser los nuevos Drums.

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Blur no necesitan presentación, eran lo mejor y más esperado por todos. Estos iconos británicos de los últimos veinte años demostraron por qué son quienes son y por qué están donde están. El carismático Damon Albarn demostró que los años no pasan por él. Hooligan por naturaleza, nada más llegar al festival se puso a jugar al ping-pong en la zona VIP delante de unos atónitos fans. Su setlist combinó canciones del nuevo disco, ‘The Magic Whip’, con otros clásicos como ‘Beetlebum’, la mítica y tierna ‘Coffee & TV’ (Graham es amor), ‘There’s No Other Way’, ‘Tender’ o por supuesto ‘Song 2’. Aunque se echaron de menos ‘Charmless Man’ y ‘Country House’, dejaron uno de los mejores momentos de la noche con ‘Parklife’: Albarn escogió a una persona al azar al escenario y se puso a cantar con ella la canción. La chica, que dijo que se llamaba María, sonreía y pegaba botes feliz sobre el escenario en la que fue probablemente la mejor noche de su vida. El bis nos deleitó con ‘Stereotypes’, ‘Girls & Boys’ y finalmente la espectacular ‘The Universal’. Tras algunos altibajos (¿era necesaria ‘Trimm Trabb’ a las 2 de la mañana?), mejor cierre, imposible. Nadia Leal, Sebas E. Alonso.

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