Dice la leyenda que Madonna exprime tanto a sus co-productores que los deja secos, sin ideas, acabados. Nile Rodgers, William Orbit, Mirwais o Stuart Price están entre los que quedaron bastante tocados tras trabajar en macrohits con ella. Diplo, que este año ha entregado el mayor éxito de su vida, se ha librado de la maldición, pero en ‘Rebel Heart’ se le percibe en canción y media, pareciendo más bien un consejero o un director artístico (él recomendó SOPHIE a Madonna, y quizá también Ariel Rechtshaid y Blood Diamonds). El co-autor y co-productor realmente saqueado de las sesiones de lo último de Madonna es Avicii. Aunque la cantante ha «desaviciizado» su sonido (con todo lo humillante que esto conlleva) y desde el punto de vista comercial su colaboración ha sido irrelevante, Madonna construía con él «y su equipo» algunas de sus melodías más sólidas de los últimos tiempos. ‘Devil Pray’, ‘Messiah’, el bonus track más escuchado del largo (‘Addicted’) y el tema que nada menos ha dado nombre al disco y a la gira de Madonna, ‘Rebel Heart‘, están entre lo mejor del repertorio reciente de ambos. Parece mentira que él pueda estar involucrado en canciones tan bonitas. Parece mentira que ella haya renunciado a editar un remix como Dios manda de un par de ellas.
Es destacable que Avicii sólo haya co-escrito un par de temas más con otros artistas desde que editara el exitoso ‘True‘ hace dos años, ‘A Sky Full of Stars’ de Coldplay y dos cortes del último de David Guetta. Porque a pesar de lo poco que se ha prodigado, el Avicii post-Madonna suena exprimido, seco de nuevas ideas, cansado y víctima de un mal año en el que ha estado de baja por enfermedad. En lugar de presentar el disco que prometió con colaboraciones de lujo tipo Jon Bon Jovi y Chris Martin (que sólo aparece como co-autor en ‘True Believer’), ofrece un producto bastante serie B, con imitadores del cantante de Coldplay en su lugar, tipo Cherry Ghost.
Aunque para imitaciones, las que Avicii realiza de sí mismo en varios puntos del disco: la impronta country de sus mayores éxitos, ‘Wake Me Up’ y ‘Hey Brother’, se percibe en ‘Trouble’. ‘For a Better Day’, con ese piano, y ‘Broken Arrows’, con ese subidón instrumental, son canciones que ya ha hecho demasiadas veces. Los acordes de ‘Rebel Heart’ aparecen reproducidos sin reparo en ‘Sunset Jesus’. Y cuando trata de ofrecer novedades, los resultados no son todo lo imaginativos que deberían. Introducir una dosis de soul en ‘Touch Me’, una gotita de Passion Pit en ‘City Lights’, un poquito de Jamaica en ‘Can’t Catch Me’ o los sonidos Daft Punk en ‘Pure Grinding‘ después de que Guetta haya arrasado con ‘Dangerous’ no es demasiado admirable por mucho que por lo menos en estos casos las canciones tengan cierta gracia.
No tiene sentido repetirse si no es para ofrecer temazos y eso sólo sucede en ‘Waiting for Love‘, que no por casualidad ha sido escogido para abrir el disco entre los tropecientos singles que lo han precedido (‘The Days’ y ‘The Nights’ misteriosamente son sólo bonus tracks). En esta pista y a pesar de que la sombra del fantasma del líder de Coldplay es alargada, sí sucumbimos a su estribillo instrumental y a su pizpireto recorrido por los días de la semana en busca del amor. Por lo demás, difícil (y largo, muy largo) segundo álbum, del que Avicii sale bastante vencido.
Calificación: 5,4/10
Temas destacados: ‘Waiting for Love’, ‘Touch Me’, ‘Pure Grinding’
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