Quién iba a pensar que un músico iba a ser el director de uno de los mejores western de los últimos años. Es verdad que John Maclean, teclista de The Beta Band, apuntaba maneras. Él era quien diseñaba las aplaudidas portadas de sus discos y quien realizaba los videoclips de la banda (recopilados en 2005 bajo el título de ‘The Best of The Beta Band-Film’). Entre los fans de sus vídeos se encontraba un actor irlandés de origen alemán que, cuando se conocieron, en 2009, estaba empezando a llamar la atención en Hollywood: Michael Fassbender. Cuando éste se enteró de que Maclean quería empezar su carrera en el cine, no lo dudó un momento: hicieron juntos dos cortos -‘Man on a Motorcycle’ (2009) y el celebrado ‘Pitch Black Heist‘ (2011), premiado con un Bafta- y un largometraje: ‘Slow West’, premiado este año en Sundance.
El brillante debut de Maclean es un western estilizado, violento y poético, en el que se pueden rastrear varios referentes. Por un lado, ‘El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford’ (2007). Tanto la cadencia narrativa como, sobre todo, la música, compuesta por el australiano Jed Kurzel (‘Snowtown’) y con ecos de la banda sonora de Nick Cave (y canciones de Lone Pigeon o Django Django), remiten al fabuloso western de Andrew Dominik. También resuena con fuerza ‘Valor de ley‘ (2011). Al igual que la película de los hermanos Coen, ‘Slow West’ está protagonizada por un adolescente (el prometedor Kodi Smit-McPhee) y un curtido buscavidas (notable Michael Fassbender); y al igual que en ésta, el director dispara con balas de humor negro. Por último, también hay algo del cine de Sam Peckinpah, referencia ineludible en el tratamiento de la violencia en el western contemporáneo.
Todas esas influencias dan lugar a una película muy singular; un filme que, por un lado, abraza sus referentes, y por otro, aprieta fuerte hasta asfixiarlos. A pesar del título, ‘Slow West’ no es un western comatoso que podría haber firmado Antonioni o Bela Tarr. Al contrario: es concreto y certero como un disparo entre ceja y ceja. Y romántico. Como una canción folk trágica y de aliento mítico, la película narra el viaje que emprende un joven noble escocés por el salvaje oeste en busca de su amada. Un trayecto, tanto físico como emocional, que recorre un apasionado idealista a través de un mundo demasiado realista. Como se dice al final de la película: «Su corazón estaba en el lugar equivocado». 8,5.