Esta semana se ha publicado el informe mundial de la IFPI. Sus resultados no son una sorpresa, pues retratan lo que ya se había ido advirtiendo en muchos países, como el nuestro. Al fin hay un repunte significativo de los ingresos de música grabada, al ascender los ingresos mundiales a 15.000 millones de dólares, un 3,2% más que en 2014, el mejor dato en muchos años.
Esta subida se debe a los formatos digitales, en concreto al streaming, que de manera global supera al fin a los ingresos por formato físico. Si nos ceñimos a los resultados por países, sólo hay tres mercados que aún prefieren el formato físico frente al digital: Japón, Alemania y Francia. En estos tres lugares, las ventas por cedés y vinilos superan todavía los ingresos generados a través de ventas digitales y streaming. En España la proporción entre digital y físico es casi 50-50, pero se espera que la balanza se incline hacia lo digital claramente en 2016.
Según Promusicae, en el recuento global, el 45% de los ingresos de 2015 provienen del área digital, mientras los formatos físicos se quedan atascados en un 39%. El 16% restante hay que imputárselo en su mayoría a los derechos de comunicación pública (radios y televisiones). Mientras la franja digital experimenta un estirón del 10,2 por ciento, el negocio físico se contrae en 4,5 puntos.
El streaming es responsable de la mayoría de ingresos digitales, al subir un 45,2% en un año. 68 millones de personas en todo el mundo disfruta de una suscripción premium a estos servicios. En 2014 eran 41 millones, por lo que el avance es muy significativo.
¿Y qué pasa con los vinilos? Aunque continúa siendo un mercado residual que no puede competir con los ingresos de un Spotify, en España se despacharon 1,1 millones de elepés en este último año, una cifra que, aun siendo baja, representa una subida muy sustancial respecto a los 600.000 vinilos que se despacharon en las tiendas a lo largo de 2014.