Belle & Sebastian nos dan el amor y Hot Chip el sexo en la primera jornada de Low Festival

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Belle & Sebastian nos dan el amor y Hot Chip el sexo en la primera jornada de Low Festival

stuartGran primera jornada de Low Festival (el viernes el festival de Benidorm cuenta con el mejor cartel de los tres días), en la que era muy difícil salir decepcionado de cinco conciertos que tenían lugar seguidos casi, casi sin solapes: los de Love of Lesbian, León Benavente, Belle & Sebastian, Hot Chip y Monarchy.

La tarde comenzó con el cuarteto The Zephyr Bones en el escenario Jägermeister, uno de los secundarios, pequeño pero matón. Esta banda de Barcelona sorprendió con un sonido que nada entre el garaje-psicodélico, el garaje-surf y el garaje-tropical, un híbrido perfecto que les convierte en una banda emergente digna de seguir. ‘Black Lips’, canción de la que hablamos no hace mucho porque se hizo viral, apareció en su repertorio y ‘Surrounded By Flowers’, uno de sus últimos singles, fue tocada por primera vez en directo como comentó uno de los miembros de la banda. ¿Lo mejor de su directo? La humildad, la actitud, la frescura y, sobre todo, que recuerdan que dentro de lo emergente surgen grupos a los que hay que mirar y que el garaje es un género que todavía tiene mucho que ofrecer. ¿Lo peor? Que casi no se oían sus voces, por lo que las mejores canciones eran las instrumentales. Nadia Leal.

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Todos sabemos lo que pasa cuando Love of Lesbian están a punto de actuar en un festival o justo cuando comienzan: gente corriendo por todos lados para no perderse un minuto de su show. A pesar de su considerable séquito de detractores, los de Santi Balmes contaron con el que para mí fue el mejor sonido del escenario principal de todo el viernes, sobre todo en cuanto a voz. Era imposible no seguir cada una de las letras cantadas por Balmes -pocas veces se percibe tal claridad durante un concierto-, lo cual solamente perjudicó la colaboración de Carlos Cros en ‘Algunas plantas’, compuesta principalmente de gritos.

Love of Lesbian cuentan además con un notable montaje audiovisual que muestra imágenes en directo reales y deformadas, proyecciones con la estética de sus álbumes, videoclips (muy entretenido el de ‘Bajo el volcán’) o pequeñas incitaciones al karaoke como ‘Allí donde solíamos gritar’. Con ‘Psiconautas’ se vio uno de los primeros chorreos de confetti de la noche. Quedarían muchos más. Sebas E. Alonso.

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León Benavente son en directo tan buenos como dicen a pesar de no contar con un sonido tan pulido como Love of Lesbian, con los que coincidían unos minutos. El cuarteto agradeció haber multiplicado su público desde la última vez que actuaba en Low Festival y se mostró como una verdadera máquina de hacer hits que sólo podía ir in crescendo a pesar de comenzar con temas tan pintones como ‘Tipo D’ y ‘California’.

No decae nunca su setlist aunque el grupo sólo cuenta con dos álbumes, pues cuando no están sonando temas tan chulos como ‘La ribera’ o tan energéticos como ‘Gloria’, es un espectáculo ver a su líder Abraham Boba agitarse sobre el escenario, romper baquetas contra cencerros, sacar partido a su pie de micro o agitar su pelo como, precisamente, un león, durante ‘Revolución’. Inolvidable el ataque fingido durante ‘Habitación 615’, que dejó a Boba en el suelo durante unos instantes. Tiene mucho mérito que un grupo español haga esto y caiga bien, no sea criticado por un exceso de rockstarismo. ¿Cuál será el techo comercial de León Benavente? ¿Palacio de Deportes en camino? Bidón de palomitas pillado. Sebas E. Alonso.

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En el Low no hay ni muchísimo menos tantos guiris como en el FIB -se les echa mucho de menos, la verdad-, por lo que tenía verdadero miedo de que Love of Lesbian y León Benavente pudieran comerse la actuación de Belle & Sebastian, a los que hace un par de años vimos en el Primavera Sound tocando con un sonido muy flojito. No fue así. Stuart Murdoch demostró que otro liderazgo de grupo es posible con canciones menos estridentes, sólo en apariencia más pequeñas y bailes twee: Murdoch es uno de los frontmen que, pegando saltitos, más hipnotiza sobre el escenario.

La gran baza de Belle & Sebastian fue el repertorio. Dejando de lado incluso algunas de las canciones más interesantes de su último disco, como la potente ‘Enter Sylvia Plath’ (aunque sí sonaron ‘Nobody’s Empire’ y ‘The Party Line’, la primera abriendo de manera gloriosa, la segunda con sus adecuadas proyecciones pop), el grupo de Murdoch tiró más bien de pasado interpretando ‘Like Dylan in the Movies’, ‘Get Me Away from Here, I’m Dying’ (dedicada a la mujer de Stuart, cuidando del hijo de ambos en un hotel de Benidorm) o ‘I Don’t Love Anyone’ frente a la emoción total del público. Junto a ellas, y pese a lo que se dijo en su momento, suenan igual de clásicas ‘I’m A Cuckoo’ o ‘Step Into My Office Baby’. Como siempre, buena dosis de participación popular primero con una pareja bailando y hacia el final, invasión total del escenario con decenas de personas.

Mención especial, por lo que vemos en Setlist.fm, para los importantes cambios de repertorio de noche a noche de Belle & Sebastian. La canción que Stuart escogió para tirarse al público fue nada menos que ‘Piazza, New York Catcher’ y el grupo dejó de tocar ‘The State I’m In’, ‘I Fought in a War’, ‘Sleep the Clock Around’ o ‘The Wrong Girl’ para decantarse mejor, por ejemplo, por ‘Electronic Renaissance’. Un concierto emocionante y no sólo por el punto nostálgico. Es una gozada que un escenario grande se pueda llenar sin los chillidos de unos Muse. Sebas E. Alonso.

Hace un par de semanas intentamos ver a Belako en el BBK Live –uno de los escenarios secundarios y más pequeños del festival– y fue prácticamente imposible de lo lleno que estaba: ni siquiera se podía rodear por los laterales. Por eso, programarles en uno de los escenarios principales del Low ha sido una elección acertada por parte de la organización. El escenario Matusalén, segundo tras el Budweiser, el más grande, fue el marco perfecto para este cuarteto vasco que se muestra imparable. El momento más destacado fue cuando realizaron la versión country-rock de ‘Paper Planes’ de M.I.A. Era curioso porque parecía que la que cantaba era Dolly Parton en vez de Cris Lizarraga, y no faltaron canciones conocidas como ‘Haunted House’. Un concierto correcto, quizá no tan lleno de chispa y fuerza como a lo que nos tienen acostumbrados, que se vio empañado por los comentarios de distintos hombres que gritaban a las chicas «quiero casarme contigo» o «ya os estáis haciendo mayores, ya os está creciendo pelo, ahora estáis buenas» en distintos momentos del concierto. Nadia Leal.

Tras casi terminar Belako nos acercamos a ver al dúo BSN Posse. La última vez que disfrutamos de ellos fue en el Mulafest de Madrid y en esta ocasión sonaron mucho mejor, quizá porque en el Mulafest prácticamente cerraban y pincharon temas más obvios. En cambio, en el Low se mostraron como la alternativa perfecta para los cabezas de cartel y para el público que buscaba fiesta en el sentido literal de la palabra. Así, con sus temas que oscilan entre el rap/hip-hop/R&B, la gente estaba bailando muy animada, como si no hubiese un grupo de garaje, Los Nastys, tocando a escasos metros.

La banda madrileña vino y triunfó. Luis Serrano, vocalista del cuarteto, nos contó que llegó a las doce de la noche en BlaBlaCar desde Madrid porque tenía que trabajar por la tarde, por lo que pisó Benidorm tan sólo dos horas antes de su concierto. Mucha fuerza, energía, descaro y vitalidad son los sustantivos que definen su personalidad. Antes de comenzar, Luis explicaba que le estaban mandando un WhatsApp, sacó el teléfono, dijo el número en alto y pidió que si era alguien del público, que se lo dijera ya. Canciones como ‘Never Digas Never’, ‘Madrid Es Un Cementerio’ y ‘Siguiendo Al Coyote’ sonaron en el directo. El cierre, ‘He Visto A Dios’, corrió a cargo de Diego García, vocalista de The Parrots, que se subió a chillar y cantar. La banda cerró el concierto con un “gracias por venir, hijos de puta, nos vemos en Madrid”. Nadia Leal.

Hot Chip no eran cabeza de cartel, pero por mucho que lo lamente por Belle & Sebastian, podrían haberlo sido. El fiestón que son capaces de montar con una decena de sus hits, en versiones adulteradas pero que nunca aburren ni dan pereza, no está al alcance de cualquiera. Hace tiempo que no tienen el detalle de visitarnos en sala y seguro que hay un motivo: o no cuentan con suficiente cantidad de fieles o les sale a cuenta dejar el mensaje de que sólo tienen hits si su show se reduce a una hora sobre el escenario.

‘And I Was a Boy From School’, ‘One Life Stand’, ‘Night & Day’ casi irreconocible y sin su mítico fraseado, la infalible ‘Over & Over’, ‘Need You Now’ (Moby, vuelve a actuar en festivales) o la sucesión de ‘Ready for the Floor’ y ‘I Feel Better’ (lo mejor de toda la noche) nos pusieron totalmente a tope. A destacar el rosa reflectante del ¿vestido? ¿disfraz? de Alexis Taylor y lo orgánico que suena su show con más miembros de lo que parece, lo que incluye -oh- una fantástica baterista. Sebas E. Alonso.

Monarchy, el dúo británico ON/OFF -decimos esto porque tan pronto parece que se separan como que vuelven una y otra vez cual viejo matrimonio- fue una de las mejores actuaciones de la noche. Andrew Armstrong y Ra Black no defraudaron. Con un batería como acompañante, recordaron al público que la última vez que estuvieron en el festival fue hace tres años. La cover de ‘Video Games’ de Lana del Rey fue uno de sus mejores momentos, acompañando el set por canciones como ‘Disintegration’, que cantan con Dita Von Teese. Los visuales de esta canción consistían en la diva pin-up cantando en la pantalla y ellos tocando juntos los teclados. ¿Lo mejor de su directo? El cierre, donde alargaron ‘Living Without You’ unos minutos más junto a una versión de Nirvana. ¿Lo más flojo? El público al principio, algo menor que con Hot Chip y más disperso. Nadia Leal.

La noche terminó con el baño de masas de ÉlyElla dj’s, que además de recurrir a los Chemical o a algún sample de Gala, dieron buen uso de los comentados cañones de confetti.

Foto: Nadia Leal.

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