Puede que sea demasiado obvio, pero no puedo evitar observar cierto paralelismo, salvando las distancias, entre ‘Skeleton Tree’ y ‘★‘. Desde perspectivas diferentes, ambos son tratados sobre la muerte, o cómo enfrentarla. Ambos oscuros, crípticos y demoledores cuando no evitan referirse al vacío de la parca. Ambos, en definitiva, son obras íntimamente relacionadas con la muerte, en las que esta es un callado protagonista. En el caso de Bowie, con el aura de epílogo a toda una carrera, vislumbrando la propia a la vuelta de la esquina. En el caso de Nick Cave, como homenaje y expiación de remordimientos tras la pérdida de uno de sus hijos adolescentes, Arthur Cave.
En el caso de esta nueva obra de Nick Cave & The Bad Seeds, conforma un todo con el film documental ‘One More Time With Feeling’. En la película de Andrew Dominik se ofrecen muchas claves para observar estas canciones y no es baladí, de hecho, el empeño de Cave por estrenar el film precisamente un día antes de que el disco viera la luz. Evita así poder ver en este álbum un mero espectáculo de la intimidad propia. Además de, en suma, ser un precioso homenaje a su hijo, arroja luz sobre la influencia de una pérdida desde el punto de vista creativo y humano.
Muchas, si no todas, las reflexiones del film se encuentran en estas canciones: la idea del tiempo como algo elástico (a menudo nos encontramos con referencias pre y postmortem en la misma canción, hablando en presente siempre), la sombra del mal augurio y el carácter profético que para su esposa Susie tienen las letras de Nick, la desazón por el hecho de percibir la compasión de la gente que apenas le conoce, la ira desatada por expresiones hechas como “vive en nuestros corazones”… Todo ello se encuentra parapetado en unos textos que (con)funden el antes y el después de la muerte de Arthur, retratan a Cave siendo consolado en la cola de un supermercado o le muestran repitiendo con desesperación “está en mí”. “Está en mí, pero ya no vive”, decía en la película.
Este es un álbum atípico para los Bad Seeds. Aunque Jim Sclavunos, Thomas Wydler, Martin P. Casey y George Vjestica (sin rastro de Barry Adamson, esta vez) les secundan con fantástico hacer, Nick ha encontrado en Warren Ellis a su hermano en la música (“sin él, todo esto se vendría abajo”, dice en la película). ‘Skeleton Tree’ es la expresión de lo que el violinista ha logrado extraer del australiano en inacabables, a veces estériles, sesiones de improvisación en búsqueda de un hilo del que tirar. Y nosotros que pensábamos que ‘Push The Sky Away‘ era contenido y solemne…
Esa es la esencia de este álbum, que es semejante al trabajo que ambos llevan haciendo juntos desde hace varios años en diversas BSO de películas. Construyen composiciones a partir de un bucle de ruido o un par de notas dislocadas o un coro deslavazado o un ritmo marcial. Cave los usa, a duras penas cantando (“he perdido hasta la voz”, reconoce), para desentrañar unos textos que van unidos a la música como hueso y carne, una poesía fantasmal con imágenes de insectos, mujeres vestidas de rojo, espacios inabarcables, pánico, pérdida y dolor. También hay sexo y religión o, al menos, algo sobrenatural. Es uno de esos discos que a medida que se escuche y dependiendo de qué manera se acceda a él, ofrece múltiples y diversas lecturas. Pero todo, inevitablemente, vuelve a conducir a Arthur.
Con Cave más que nunca ejerciendo de rapsoda, ‘Skeleton Tree’ es en su mayor parte un spoken word en el que encontramos más luz de lo que sugería la elegíaca ‘Jesus Alone‘, cuyo eco fantasmal prosigue en la angustiosa ‘Anthrocene’ (que, aparentemente, reflexiona sobre la condición destructiva de la raza humana) o la estremecedora, brutal ‘Magneto’, de la que se extrae el título del álbum. Hay, como decía, espacio para algo de luz en la preciosa y casi soul ‘Rings of Saturn’ y, sobre todo, en la recta final del disco, donde las elegías se tornan himnos. Amargos, pero himnos. Es el caso de la oda de amor desesperado ‘I Need You’, en la que casi se percibe el nudo en la garganta del intérprete, y también del espiritual ‘Distant Sky’, en la que la voz de la soprano danesa Else Torp tiene algo de angelical mientras Cave se dispone para la partida (ese susurrado “vámonos, mi amor verdadero, llama al hombre del gas, corta la corriente” deja literalmente sin aliento). Y es, sobre todas ellas, el caso del maravilloso corte final que titula el álbum, en el que al fin se percibe algo de paz tras el dolor y los Bad Seeds se acercan a sonar a aquel ya lejano y crucial ‘The Boatman’s Call’. “Grito y grito a través del mar pero el eco vuelve, querido, y nada es gratuito. Pero ahora todo está bien”.
“Todo artista quiere tener vivencias que estimulen su creatividad, pero no esto”. Algo así enuncia Nick Cave en un momento de ‘One More Time With Feeling’, y obviamente le creemos. Incluso aunque haya dedicado todo un disco y una película a hablar de la muerte de su hijo. Quizá esta era la única forma de evitar ser cuestionado sobre tan doloroso asunto hasta el final de sus días. Quizá no lo consiga. Pero por encima de estas cuestiones accesorias y terrenales, lo realmente importante es que disco y largometraje conforman un precioso homenaje para Arthur que difícilmente será olvidado por quienes se aventuren en él.
Calificación: 8,4/10
Lo mejor: ‘Skeleton Tree’, ‘I Need You’, ‘Magneto’, ‘Jesus Alone’
Te gustará si te gusta: ‘★’ de David Bowie, las BSO de Nick Cave y Warren Ellis.
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