La portada del nuevo disco «en directo» de Madonna es una reveladora pista de lo que encontramos en su interior. En ella vemos una foto estupenda de la artista, en plena forma, estropeada con una tipografía terrible. Y eso es este CD+DVD: un show estupendo de la artista, en plena forma, estropeado con un montaje y una edición terribles. No se comprende el empeño de Madonna por publicar discos en directo en la era en que todo el mundo se ha malacostumbrado a que en los conciertos de pop -de Rihanna a Charli XCX, pasando por Robyn- haya un excesivo protagonismo de pregrabados y playbacks. Por supuesto, se comprende que mientras Madonna esté apareciendo por los aires, trepando cruces o colgando boca abajo de una vara no esté cantando en directo o aparezca apoyada por segundas voces, pero comenzar un álbum «en vivo» con estas versiones de ‘Iconic’ y ‘Bitch I’m Madonna’, trufadas de Autotune y playback hasta decir basta, no es que sea muy motivador. ¿Por qué no hacer un disco con las versiones en vivo grabadas en estudio en lugar de con este infierno de postproducción? Hay que elogiar que al menos se diferencie con facilidad cuándo Madonna está cantando realmente y cuándo no, pero en general esta postproducción deja un resultado en ocasiones muy difícil de oír (‘Body Shop’, ‘Devil Pray’), añadiendo además un exageradísimo ruido de fondo, supuestamente procedente de los vítores del público. ¿De verdad Madonna necesita ese artificio para algo?
Peor aún es la edición del DVD. Un show que en vivo era dinámico, divertidísimo en algunos de sus puntos (‘Unapologetic Bitch’) y emocionante en otros (‘True Blue’, ‘La vie en rose’) se convierte en un show imposible de ver debido a una sobredosis histórica de repeticiones, subrayados y ralentizados gratuitos que, en lugar de destacar los momentos álgidos del show (la caída al vacío de un bailarín en ‘Heartbreak City’, lo atrevida que sigue siendo como bailarina a sus casi 60 años, como se aprecia en ‘Holy Water’), los entorpecen. Madonna no se ha estado quieta ni para respetar el ‘Like a Prayer’ dedicado a las víctimas del atentado de París, convirtiéndolo, como otros puntos del show, en una pesadilla de cambios de vestuario e incluso escenarios y ciudades. El raccord simplemente no existe para la también directora de cine.
Pese al sabor a oportunidad perdida que deja esta edición, hay momentos que es imposible no disfrutar, como la aparición en el setlist de ‘Deeper and Deeper’, el voguing en ‘Living for Love’ o su solo en ‘Like a Virgin’. Madonna, conocida por su estricta disciplina y capacidad de superación, ha creado escuela seleccionando a los mejores bailarines del globo, pero aquí recuerda que ella sola basta y sobra sobre un escenario para dejar claro quién manda. Por otro lado, hay que destacar los momentos intimistas, sus favoritos según acaba de revelar en una entrevista, y el lugar al que se dirigen sus conciertos en el futuro, como ya ha contado en varias ocasiones. Esta gira no incluía números tan espectaculares como en la anterior lo eran ‘Gang Bang’ o ‘Give Me All Your Luvin’ y se disfrutaba más en las distancias cortas. El DVD incluye un extracto -dos canciones y un montón de chistes- de lo que fue su show para un público reducido australiano ‘Tears of a Clown‘ y es en esos momentos donde se la ve más cómoda y, en resumen, feliz de estar sobre el escenario, mal que le pese a Isabel Coixet.
Muy pocas veces en su carrera, apenas en ‘Like a Prayer’ -abiertamente autoficción- o ‘Ray of Light’, Madonna se ha desnudado como lo ha hecho en las letras de ‘Rebel Heart’. De hecho, se echan de menos en el show ‘Joan of Arc’ -quizá la canción más honesta de su carrera- y ‘Wash All Over Me’ -sobre su propia muerte y/o estar acababa-, pero sí aparecen ‘Living for Love’ -sobre recuperar la confianza en el amor pasados los 50- o la propia ‘Rebel Heart’ -una reivindicación de su vida, errores incluidos-; y el momento en que interpreta esta última con su guitarra no puede ser más mágico por lo que tiene de contemplativo. Sumando su mudanza a Portugal y la música que está escuchando, aquí puede haber pistas de lo que podría ser el futuro de Madonna para bien y para mal. Para bien porque la cantante sigue teniendo ganas de contar cosas interesantes pese a haber perdido conexión con el público y vivir un momento de popularidad malo, porque no ha perdido ni un ápice de lo mucho que vale como performer ni tampoco cierto olfato: recordemos que fue la primera en trabajar con BloodPop, ahora una superestrella en manos de Justin Bieber. Para mal porque la lista de discos con buen fondo pero mal masterizados, mal editados y mal acabados tiene pinta de engrosarse mientras siga autoeditándose y distribuyendo en Universal. ¿Quién se va a atrever a toserle, a corregir tics, a la autora de ‘Don’t Tell Me’?
Calificación: 5,5/10
Lo mejor: ‘True Blue’, ‘La Isla Bonita’, ‘La Vie en Rose’, ‘Rebel Heart’, ‘Deeper and Deeper’
Te gustará: más verlo en Youtube, con el montaje de los fans y las voces reales tal como sonaron en vivo
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