Alexanderplatz / Contrarreforma

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Alexanderplatz / Contrarreforma

alexanderplatz_contrarreforma_m-700x700La separación de Klaus&Kinski, anunciada un poco de aquella manera, es más irrevocable de lo que muchos pensamos en 2013. El grupo murciano nos dejó tres álbumes de 14 temas cada uno, para los que no hay consenso alguno -y nunca lo habrá- sobre cuál de todos era el mejor: así eran todos de sobresalientes. Alejandro Martínez, único compositor de la banda incluso cuando se consolidaron como cuarteto o quinteto en vivo, se mostró en todo momento como un autor increíblemente talentoso, como un letrista muy ocurrente e imaginativo y como un músico mucho más allá de lo versátil, apto para un noise, para un kraut, para un pasodoble, para un bolero, para una habanera, para un disco y un largo etcétera en el que se ha visto a poca gente en este u otro país.

Era una pena que no continuara con su carrera musical y al fin se anima con un proyecto de nombre también germano (algo que empapó no pocas veces su discografía), en este caso remitiéndonos al centro de Berlín Este, Alexanderplatz. Ahora decide ejercer él mismo de cantante (como ya hizo en #Fo), si bien ‘Contrarreforma’, más que un EP con 4 pequeños hits «a la altura» de ‘Flashback al revés’ u ‘Ojo por diente’, es una toma de contacto (muy buena) con las nuevas posibilidades que ofrece su voz y su nuevo estilo de producción.

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En cuanto a lo primero, 2 de las 4 pistas, las dos partes de ‘Si no lo paso mal no me lo paso bien’, son instrumentales. En las dos restantes, su voz no suena tan lejana a las de otros cantantes surgidos en el underground de la onda de Betacam, The New Raemon o Comando Suzie. Después de todos los ríos de tinta que corrieron en la red sobre la manera de cantar de Marina Gómez Carruthers (¡¡¡¡Tierra, trágalos!!!!), resulta que se echa de menos la personalidad que aportó al proyecto y es imposible no imaginar cómo sonarían estas letras con ella. Pero sin duda Alejandro se beneficiará de que las voces masculinas no se miren con tantísima lupa como las femeninas, y probablemente nadie comentará nada sobre cuántos filtros o autodoblados hay en este disco.

Lo importante es que da el pego y que su tono lamentado resulta apropiado para las cosas que cuenta. Ya el título de los dos instrumentales es ultra Klaus&Kinski. Ese victimismo ácido tan Chus Lampreave ilustra las dos pistas sin letra, cada una de las cuales abre una cara de la segunda entrega de la colección nueva de 7″ de Jabalina, «Singularidades». Ambas usan sintes como tomados de Kraftwerk en contraste con punteos inspirados en Mogwai, dejando escenas desoladoras que no desentonarían en la banda sonora de una película sobre el apocalipsis tipo ’28 días después’ (que musicaron Godspeed), especialmente la segunda. Quizá las dos podrían haber sido firmadas por The Suicide of Western Culture, alguien con quien nunca habría comparado a Klaus&Kinski.

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El grupo tenía sus pistas kraut pop en la estela de Stereolab, y Alejandro solía decir en las últimas entrevistas que el concepto del grupo era tan electrónico como el de Caribou, pues, entre otras cosas, nunca contaron con batería. Así que ‘Contrato’ de ‘Herreros y fatigas’ puede considerarse la pista precedente del pequeño hit de este EP, ‘Podrías haberte quedado quieto’. Un título de nuevo muy «Kinski» para una canción que aquí se entrega a los sintes más hipnotizantes de Azul y Negro y Aviador Dro, mientras la letra de desamor es tan enfermiza como cabría esperar («Estaba inmóvil y ahora puedo andar / Estaba sordo y ya puedo escuchar / Estaba muerto y ahora no puedo parar / de lamentar que ahora me puedo lamentar»).

En el reverso de este enorme grower, encontramos una canción mucho más clásica, algo que habrían podido entonar lo mismo C.R.A.G. que Francisco Nixon, que casa perfectamente con el resto del EP gracias a lo inundada que está también de teclados, sin duda los nuevos grandes protagonistas de la música de Alejandro Martínez. ‘Bucle’ no es tan buena como ‘Buceador’, pero su final «no dejo de pensar en pensar que lo evito / y si pienso en evitar el pensar todo eso que he dicho / ya he vuelto al mismo punto / así que ya da igual» deja las mismas ganas de, paradójicamente, volver a empezar.

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No son estas sólo tristes canciones de desamor. El recoveco de fondo religioso o filosófico se mantiene ahí en frases que aportan mucho más de lo que parece, como «Si tú supieras bien qué es lo que se siente / dejarías de resucitar gente» o «Qué pereza da tener que esperar a que se vuelva a repetir por necesidad / el principio de lo que es ni principio ni final». Aunque lo más importante es que, al margen de que las comparaciones hayan pasado de ser con My Bloody Valentine y Los Planetas, a otras cosas, hay algo en melodías, cambios de acordes y en ese minuto final de ‘Bucle’ que resulta a) único y b) reconfortantemente familiar.

Alexanderplatz actúa en el Festival Ruidismo de Bullas (Murcia) el 30 de septiembre y el sábado 14 de octubre en el Maravillas Club de Madrid con Parade.

Calificación: 8/10
Lo mejor: la cara A
Te gustará si te gustan: The Suicide of Western Culture, Stereolab, Mogwai, CRAG
Escúchalo: Spotify

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