Music makes the people come together. O “La música hace milagros, Milagros”, como dice Sor Bernarda, quien se jacta de ser una monja moderna y, cuando alguien lo duda, le remite al show que montó para Juan Pablo II… pero, como le recuerda su compañera en una escena, “eso fue en el 84”.
Es cierto que el intento de ser “modernos” y, más aún, de ser generacional, puede desembocar en desastre (el “síndrome de Sr. Burns con gorro”, como dije hablando de ‘Skam‘), pero algunas veces funciona. ‘La Llamada’ es una de esas veces, y sirve como respuesta a quienes dicen que se está encumbrando a Javier Calvo y Javier Ambrossi por moda; opinión legítima, pero con la que no puedo estar de acuerdo -sin duda más de uno les alabará por moda, pero el talento del dúo es cada vez más innegable (como su capacidad para construir one-liners). ¿De qué va la película? En un campamento de monjas, dos amigas intentan montar un grupo de electrolatino mientras a una de ellas se le aparece Dios cantando por Whitney Houston y la otra amplía sus miras musicales de Juan Magán a Presuntos Implicados. Como no creo que esto os haya aclarado mucho, veo más útil responder a: ¿qué podemos encontrar en ella?
Al hablar de la excelente ‘Verónica‘ (la cual, curiosamente, tiene también a Enrique López Lavigne como productor), mi compañero Joric destacaba una segunda lectura, tras la del terror, una más centrada en las inseguridades y en el miedo a crecer y no encontrar tu lugar. En ‘La Llamada’ tenemos esto (aunque sin sustos), con la música como camino hacia la fe – entendida ésta no solo como fe religiosa, sino como fe en uno mismo, en el amor y en la amistad. La música es, evidentemente, un aspecto muy importante en esta cinta, y no solo porque llevásemos desde el ‘You Don’t Own Me’ de Lily Rabe en ‘Asylum‘ sin ver un baile frente a un crucifijo tan llamativo. También por el tema compuesto por Leiva para la película -¿soy yo o hay un deje a ‘Strawberry Fields Forever’ en ese mellotron?- que acabas cantando aunque no seas muy del madrileño, pero sobre todo porque los números musicales funcionan muy bien, consiguiendo inspirarnos ternura (‘Todas las flores’, ‘Estoy alegre’), mover nuestros pies (‘Lo hacemos y ya vemos’), o directamente mover algo dentro de nosotros (ese clímax con ‘Step by Step’ que, como nos avanzó Ambrossi, les cedió Annie Lennox).
Dos temores que había al acercarse a la cinta eran que se notase demasiado que se está adaptando una obra teatral, y que a sus directores les quedase grande una película de casi dos horas, estando acostumbrados a los veinte minutos de ‘Paquita Salas’ (atentos al guiño a la webserie, por cierto). En el primer caso, aunque es cierto que a veces se nota esa limitación, no llega al punto de ‘Fences‘ ni mucho menos, a lo que ayudan nuevos personajes (el cameo de Esty Quesada es lo justo para arrancarnos unas risas sin que desentone con la historia) y la habilidad para el montaje de algunas escenas (la oración/reggaeton, por ejemplo). En el segundo caso, salvo algún momento hacia la mitad en que el ritmo flojea un poco, el film se hace corto, apoyándose en un reparto que está maravillosoespectacular. Macarena García y Anna Castillo dotan de naturalidad a sus personajes, pero especialmente se salen Gracia Olayo, que brilla (como Macarena en la ficticia ‘Vicenta’), y Belén Cuesta, que si ya era robaescenas en ‘Paquita’, aquí directamente se come la película en un difícil papel: podría haber resultado cargante y, en cambio, consigue su objetivo de ser adorable y desternillante. Apuesto a que una de ellas va a tener que hacer sitio en su casa para un Goya… y si hubiese uno al mejor reparto, estaría ya ganado, porque la complicidad entre el reparto femenino (tanto ellas como personajes más secundarios como el de la siempre eficaz María Isabel Díaz) es tal que ni ‘Orange is the new black’.
En conclusión, ‘La Llamada’ es una estupenda ópera prima que probablemente se convierta en un “happy place” para muchos espectadores, y que consigue hablar con naturalidad sobre una generación, sí, pero, más que otra cosa, sobre arriesgarse, sobre perseguir lo que uno quiere y sobre no renunciar a lo que hace especial. “Dicen que cuando te haces muy famoso, dejas de tener contacto con la realidad, te ríe todo el mundo las gracias y pierdes un poco el norte”, nos decía Calvo cuando les entrevistamos. Nosotros esperamos que la cada vez mayor popularidad de estos chicos (nunca se sabe con la taquilla, pero todo indica a que con ‘La Llamada’ Los Javis no van a “intentarlo”, como María y Susana, sino que van a petarlo) no tenga este efecto negativo en ellos, porque necesitamos proyectos así de frescos y auténticos entre tanto precocinado audiovisual. La música hace milagros. Como que (casi) te entren ganas de ir a un campamento de monjas. Pero solo si son como éste. 8.