¿Permanecer fiel a sí mismo o aventurarse, avanzar por caminos desconocidos y, por tanto, menos sólidos? Supongo que este debate, o uno similar, sobrevendrá a cada músico a la hora de concretar una nueva obra discográfica. En todo caso, el cuarteto grancanario Birkins ha optado por esa segunda opción que posiblemente sea la más valiente y también la más complicada. No es, en todo caso, una renuncia abierta a lo logrado en sus tres discos pretéritos –‘The Birkins’ (2011), ‘Châteux en Espagne’ (2013) y ‘Souvenirs’ (2015)–, puesto que su característico gusto por el pop de guitarras más cuidado, bien cantado en inglés y francés y estupendamente arreglado, con guiños a la etapa más gloriosa de la chanson, sigue nutriendo en buena medida este ‘Aquí hay dragones’ (brillando, incluso, en ‘Esquinas de juventud’).
Pero sí que su decisión de abrazar, por fin, la lengua castellana en sus textos, ha despertado un lado oscuro y tenebroso que no sospechábamos, y que resulta realmente interesante. Así lo demostró ‘Chantal (o cómo dar de lado una canción)’, aquel sugerente avance que envolvía la historia de una canción abandonada a medio acabar en ecos de David Bowie, Nick Cave, Camilo Sesto y su equidistante, Javier Corcobado. ‘Aquí hay dragones’, de nuevo producido –casi como un quinto miembro del grupo– por Paco Loco en sus estudios del Puerto de Santa María, es la confirmación de que ahí Birkins pueden haber encontrado una veta creativa bien suculenta. Lo confirma sobre todo su primera mitad, en la que se suceden temas igualmente fantásticos como la tan luminosa como arrebatada ‘Fundido a negro’ (con arreglos de cuerda realmente espectaculares) y el delirio psico-funk mesiánico ‘Hipsteria’ (ácida crítica del penúltimo moderno pasado de moda, donde brilla la sentencia “a Padre Hipster le gusta el cristal”). Hasta su faceta políglota se contagia de esa inspiración en las estupendas ‘La Cure’ y ‘Our Bad News’.
Pese a esos aciertos, ‘Aquí hay dragones’ no termina de ser un disco tan redondo como deseábamos, pues su segunda mitad se muestra menos magnética a pesar de que contiene lo que son claramente muy buenas ideas (‘La noria esquiva’ y sus teclados; el arrebato final de una ‘Shhh’ que remite a los Radiohead de ‘The Bends’). Por suerte, ‘El viaje final de Georgia Houghton’ –pionera de la pintura abstracta y el espiritismo con nula suerte, nacida en Gran Canaria aunque educada en Reino Unido– deja un buen sabor de boca y convence de que ‘Aquí hay dragones’ supone un nuevo comienzo para Birkins que se antoja muy sugerente.
Calificación: 6,8/10
Lo mejor: ‘Chantal (o cómo dar de lado una canción)’, ‘Fundido a negro’, ‘La Cure’, ‘Hipsteria’
Te gustará si te gusta: el pop de guitarras con toques de Bowie, Radiohead y Gainsbourg, y un punto de oscuridad
Escúchalo: Spotify, Bandcamp