«But when I leave you remember I said, with the last words on my lips, I am a revolutionary”. Así, con esa frase reproducida de un discurso de Fred Hampton, mítico miembro de los Panteras Negras, comienza ‘The Underside of Power’ y define muy bien el espíritu del segundo disco de Algiers. El trío originario de Atlanta –ahora cuarteto, al completar su formación con Matt Tong, ex-Bloc Party, a la batería– no solo no relaja su lucha racial –y, por tanto, social y proletaria– sino que la propulsa. Su apuesta es elevada: han empleado sus energías y sus finanzas en ello, convirtiendo su gestación en “una auténtica pesadilla”, en palabras de su carismático cantante Franklin James Fisher.
Escogieron nada menos que a Adrian Utley, miembro de Portishead, y su mano derecha Ali Chant como productores para el álbum, para lo que se desplazaron a los estudios Real World de Peter Gabriel en Londres –donde viven Ryan Mahan y Lee Tesche, 50% del grupo– para grabarlo. Les faltó tiempo y hubieron de completar con algunas sesiones más producidas por Ben Greenberg (del grupo The Men), ya en USA. Mientras, su lucha, lejos de apaciguarse, se recrudecía: en UK la población se inclinaba por el Brexit apoyando un mensaje abiertamente racista y Donald Trump ganaba las presidenciales en Estados Unidos bajo la promesa de endurecer las políticas migratorias. Todo eso, de alguna manera, subyace en un ‘The Underside of Power’ que suena iracundo, rabioso, amenazador, violento… y también apesadumbrado.
La mano de Utley y Chant es palpable en varios momentos del disco, especialmente en el trabajo de guitarras y cuerdas de temas como ‘Mme Rieux’ y ‘Hymn for an Average Man’, que no cuesta imaginar en la voz de Beth Gibbons, perfectamente coherentes con el sonido de ‘Portishead’. Pero no es eso lo mejor del disco, pues sin duda Algiers poseen el carisma suficiente como para no precisar sonar a nadie más para fascinar. Aún más que en ‘Algiers’, esa fórmula que podríamos etiquetar como gospel industrial –capaz de gustar tanto a fans de Black Flag como de Depeche Mode– supera sus propias cimas en temas tan brutales como ‘Cleveland’ (dedicada a Tamir Rice, un chico de 12 años asesinado indiscriminadamente por la Policía en esa ciudad, en 2014), ‘Cry of the Martyrs’, la enorme ‘The Cycle/The Spiral: Time To Go Down Slowly’ o el incontestable single que da título al disco y que es, sin ningún lugar a dudas, la mejor canción que hayan escrito. ‘The Underside of Power’ representa a lo que cada una de sus canciones debería aspirar: un mensaje de calado profundo introducido a través del baile más desaforado.
Porque, habida cuenta de la creciente brecha racial, las letras de Fisher incitan a la revuelta, como si invocara al Marvin Gaye más político respaldado por un coro fantasmal, formado por todos los muertos provocados por la violencia explícita o institucional contra los afro-americanos durante siglos. Se advierte, sin embargo, cierta desesperanza en su mensaje: consciente de que la justicia social es prácticamente una utopía a medio plazo, se proyecta de manera bíblica hacia el juicio final como una aspiración utópica en la que por fin los hombres y mujeres de raza negra verán pagar a sus opresores por años de injusticias.
Pero tampoco se le puede acusar de victimismo, en tanto que Fisher incide en algo muy importante y que recuerda al discurso de Kendrick Lamar en ‘To Pimp A Butterfly’: no hay mayor enemigo para su etnia que aquellos que perpetúan el prototipo de hombre afroamericano de éxito. Es decir, los raperos de éxito que o bien son los bufones en la corte del hombre blanco –cuenta Fisher lo mucho que le repugnaba su trabajo como portero en un club de Manhattan en el que chicos y chicas blancos y adinerados bailaban y cantaban con afán temas de A$AP Rocky o Drake– o bien sitúan el tráfico de drogas como modo de escalar socialmente, en lugar de la educación o la cultura. En la furiosa ‘Walk Like a Panther’ se dirige claramente a ellos con ese “Pagaste el peaje con las almas de tu gente / y luego te escondiste en tu torre en lo alto de la colina».
‘The Underside of Power’ es una fantástica continuación de ‘Algiers’ en tanto que perpetúa e incluso mejora su carácter y su discurso. Sin embargo, no logra superarlo en tanto que carece de unidad: especialmente en su segunda mitad, el álbum se enfanga con cortes experimentales que aportan poco más que dispersión, como ‘A Murmur. A Sign’ –en este caso, muy ‘Third‘–, ‘Plague Years’ o ‘Bury Me Standing’, apaciguando el fuego iniciado canciones atrás. Quizá sea consecuencia de esa complicada fase de grabación del álbum, quién sabe. En todo caso, no cabe duda de que su talento y su perspectiva, esa actitud combativa con la lucha racial prácticamente inédita en el pop rock actual, hacen de Algiers un grupo necesario. Que den con ese disco redondo que amplifique su discurso como merece parece solo cuestión de tiempo.
Algiers presentan ‘The Underside of Power’ en Barcelona el próximo miércoles 15 de noviembre, en la sala Razzmatazz.
Calificación: 7,8/10
Lo mejor: ‘The Underside of Power’, ‘Cleveland’, ‘Cry of The Martyrs’, ‘The Cycle/The Spiral: Time To Go Down Slowly’
Te gustará si te gustan: Portishead, el soul combativo de los 70, Depeche Mode y Big Black
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