Cuando llego al hotel del Eixample barcelonés en el que Nacho Vegas y su equipo están haciendo la promoción de ‘Violética‘, un equipo de RTVE está ultimando aún su entrevista con él. Como hemos venido comprobando, el cantautor asturiano se ha convertido en objetivo de los medios de comunicación generalistas, parece que en buena medida por sus explícitas y poco acomodaticias opiniones político-sociales. Muchas de ellas están plasmadas en las canciones de este estupendo disco doble que acaba de publicar y que presenta en apenas unas pocas ciudades españolas –hoy, en el Palau de la Música de Valencia; mañana, en la Sala La Riviera de Madrid– antes de marchar a Latinoamérica.
Obviamente, no podíamos desaprovechar la oportunidad para hablar con él sobre este disco, principalmente. A media tarde, Nacho parece algo cansado por el madrugón del viaje a Barcelona y el puñado de entrevistas que ya lleva hechas, pero parece alegrarse de hablar, por fin, de música. En todo caso, y aunque se nos quedan muchas preguntas en el tintero por la repleta planificación de la promo y lo ajustado del tiempo (que él, como yo, intenta dilatar un poco más), no rehúye ningún tema: ni el caso Valtonyc, ni su escasa presencia en festivales, ni el “trap”. Ni siquiera, aunque rezongue un poco, de Podemos.
«Me estoy dando cuenta de que al final la prensa generalista es una mierda, que mandan los clickbaits»
Según hemos leído estos días, te has convertido en toda una golosina para la prensa generalista, por tus declaraciones sobre política sobre todo. ¿Estás echando en falta que se hable más de música en esta promoción?
Sí, echo en falta que se hable más de música, y echo en falta un poco más de rigor. Me estoy dando cuenta de que al final la prensa generalista es una mierda, que mandan los clickbaits y que cualquier frase sacada de contexto que pueda ofrecer más clics… Evidentemente, si digo que ‘Violética’ es mi disco más ambicioso no va a dar tantos clicks como decir que Ciudadanos es un partido de ultraderecha, está claro. Vosotros lo glosasteis muy bien en ese artículo, que fue bastante divertido. Y es lo que me da un poco de pena, porque al final me siento un poco decepcionado. Hay un trabajo, no mío, sino de la oficina, para montar una promo, para hacer las cosas bien, y al final estas cosas no sé si son buenas o son malas. Además, demuestran que la prensa… Yo antes era muy respetuoso, y hay muchos periodistas a los que respeto muchísimo, pero en general el concepto prensa no es que me… Incluso El Diario y Público, van todos a lo mismo, no es una cuestión de ABC ni OK Diario, que ya sabemos todos, Ok Diario es una ponzoña. Que jueguen a lo mismo otros medios me hace decir “para que hagan esta mierda, no les voy a dar una entrevista”. Y eso que algunas eran entrevistas chulas, por eso me da un poco de rabia que todo se centre en el titular sobre política. Que no me importa hablar de política, pero relacionándolo un poco con lo que estoy haciendo, no centrándose en la actualidad. Parecía que a la gente le interesaba más saber lo que pensaba del gobierno de Pedro Sánchez, que acababa de anunciarse. Cuando digo la gente no me refiero a los periodistas, sino a los que elijan el titular. Eso me decepcionó y, honestamente, estoy un poco tristón por eso. No me quedé contento, sobre todo por todo el trabajo que hizo la oficina para que salgan esos titulares de mierda. Pero bueno…
Pues vamos a centrarnos en el disco…
No, a ver, puedes hablar de lo que quieras. Vosotros tenéis una independencia que os permite hacer vuestras piezas para clickbaits, que son muy divertidas, como esa de los titulares que decía. Me hizo mucha gracia lo del “récord Guiness”. Y sé que en las entrevistas que publicáis, las frases no son… Entiendo que saques la frase más llamativa, para que la gente se sienta atraída, pero no hasta el punto de quitar el foco a lo importante y descontextualizar algo, e incluso faltar a la verdad y hacer algo falaz. Yo eso no lo he visto nunca. O sea que… Pregunta lo que quieras. [Risas]
«Lo que hice en estos últimos años fue repensar un poco sobre el oficio, (…) ver qué sobraba antes y qué me falta ahora»
Las primeras impresiones de ‘Violética’ es que en muchos sentidos es una especie de perfeccionamiento de ‘Resituación’, en muchos sentidos. ¿Lo ves así? ¿Nació con esa idea?
No exactamente, nunca lo había pensado así, pero sí puede haber algo de ello. Porque es cierto que lo que hice en estos últimos años, ya que decidí tomarme con calma el siguiente álbum tras ‘Resituación’, fue repensar un poco sobre el oficio, revisar mi cancionero anterior y contrastarlo con las canciones nuevas, ver qué sobraba antes y qué me falta ahora. En ese sentido, no sólo es un perfeccionamiento, o más que perfeccionamiento, pulir algunas aristas de ‘Resituación’, sino también de otros discos míos. Este disco, formalmente, a lo mejor puede tener más que ver con ‘Cajas de música difíciles de parar’, que para mucha gente que me sigue es su disco favorito y sin embargo yo creo que le sobran muchas cosas. Quería pulir ese tipo de cosas y trabajarlo más. Aquella fue una grabación muy rápida, supercaótica, y ahora puedo permitirme trabajar con más tranquilidad ha sido más tranquila, pensar en estas cosas con cierta madurez.
«Los discos de versiones suelen ser bastante mediocres, incluso los de los mejores artistas»
Aún “puliendo”, como decías, te ha quedado un disco casi más largo que ‘Cajas…’, con muchísimas canciones. ¿No te pusiste filtros en ese sentido? ¿Has dejado canciones fuera para EPs como sueles hacer?
Sí. Siempre hago dos cosas: cribar el repertorio que voy a presentar a la banda y a grabar, y luego, de ese repertorio, dejar canciones fuera del álbum que forman parte del EP que cierra el ciclo. Lo hice desde el primer disco y es una cosa que me gusta. Grabamos 22 temas en total, algunos van a tener vida por otro lado, porque hice una canción para Ecologistas en Acción, que cumplen 20 años y van a emplear en una campaña que ponen en marcha ahora. Pero sí que, en principio, pensaba que quería un disco largo, pero no porque tuviera muchas canciones propias, sino porque tenía en mente combinar versiones de canciones tradicionales, algunas adaptaciones que tenía ganas de hacer, con canciones mías. Porque siempre me apeteció hacer un disco de versiones, que yo creo que a todos los músicos nos pasa, pero los discos de versiones suelen ser bastante mediocres, incluso los de los mejores artistas. Entonces pensé hacer un disco propio trufado de versiones que, al estar grabadas a la vez, se empapen de mis canciones. Era la idea, pero al final mandó el repertorio propio, y esas otras canciones las tengo presentes para grabar el próximo EP o lo que sea. Pero la esencia quedó en el resultado, porque sí que hay canciones importantes que son o versiones o recreaciones de canciones tradicionales o que tienen algo de adaptación.
Como por ejemplo ‘Maldigo del alto cielo’, de Violeta Parra, que incluso te ha servido para dar nombre al disco, además…
Precisamente ‘Maldigo del alto cielo’ es una canción que hasta el último momento no decidí que formara parte del álbum, porque me daba mucho respeto. Se la pasé a una amiga que es muy fan de Violeta Parra, que tiene unos gustos muy alejados del rock –le gusta la música popular en otro sentido, boleros y cosas así– y esta es su canción favorita. Que a ella le pareciera respetuosa y que tenía sentido me pareció importante. A ella le gustó la premezcla que le pasé, eso me convenció para seguir adelante con la canción. Me hubiera dado mucha pena no haber llegado a grabarla con la suficiente altura como para creer que no merecía estar en el disco, porque es una canción en la que se concentran muchas cosas que luego están en el resto de canciones mías, como el intento de mezclar la música popular en su vertiente más tradicional con la música moderna, con el rock, el rock furioso que me gusta hacer con la banda. Y también el desgarro vital que muestra la letra, una letra tan dura. A mí me dicen que hago letras tristes y duras, y oyes esa letra… La escribió más o menos en la época de ‘Gracias a la vida’, siendo casi su reverso… Para mí era importante que estuviera en el disco y también en el título, porque soy muy fan.
«Los desencantos son necesarios porque hay que desencantarse para volver a ilusionarse»
En mi opinión, una de las cosas que cambia respecto a ‘Resituación’ es que en aquel había bastante sentido del humor, un espíritu más luminoso, encorajinado por lo que estaba pasando entonces en España, mientras que en ‘Violética’ se percibe un tono más apesadumbrado, con cierta decepción. ¿Es así?
Sí, supongo que sí. Yo esto que me acabas de decir lo pensé cuando acabé el disco y acabé las canciones. Los discos sirven para coger esas canciones que parece que las escribes de manera caótica y desordenada y ponerlas juntas para ver qué es lo que tienen en común, o de diferente, si tienen sentido en un álbum. Y me di cuenta que sí, que había un nexo. 2014 fue un momento en el que había un clima social que nos ilusionó a mucha gente que hacía que aquel disco estuviera empapado de eso, de ilusión más que de sentido del humor, de tirar “p’alante”, cansado de la mirada derrotista que parecía ya endémica mía, del indie y de los asturianos en general. (Risas) Y ahora, cuatro años después, la mirada es algo distanciada, más desencantada, pero tampoco exenta de esperanza. Creo que es importante que haya siempre algo, un pequeño “furaquín” por el que entre la luz. Los desencantos son necesarios porque hay que desencantarse para volver a ilusionarse, es el ciclo de la vida, ilusión-desilusión, ilusión-desilusión… No creo en la felicidad, no es un objetivo mío. Creo en ilusionarme, y sé que para ilusionarme tengo que pasar por el desencanto y tal vez es la que pasé en la época en la que grabé este disco.
’Ser árbol’ me ha parecido un primer adelanto curioso, bastante distinto a los primeros singles, más llamativos, que venías eligiendo en otros discos. Un tema reposado y que requiere de varias escuchas para entrar en él. ¿Por qué se te ocurrió esta alternativa?
La verdad es que los adelantos o los singles los elijo de manera un poco caprichosa. Luego nunca aciertas, hay canciones que nunca se me hubiera ocurrido sacar como singles y son las que más le gustan a la gente. Al final te guías un poco por instintos. Pero en este caso no era tan importante como en otros discos porque, al ser un disco largo, lo que quería era adelantar una canción que mostrara una parte del disco y, dos semanas después, sacar un segundo adelanto, que fue ‘Ideología’, que mostrara la parte casi opuesta. Mi intención era que la gente que escuchara estas dos canciones se diera cuenta que el disco se movía en esos dos ejes y que en medio había otras, ni tan folkie ni tan rock. Pero creo que pensé más en ‘Ser árbol’ porque tenía claro que el segundo sería ‘Ideología’. Es un impulso. Yo lo comento con los compañeros, mis músicos, el equipo de la oficina y, a no ser que me digan “estás loco”, pues…
«Las críticas de ‘Resituación’ venían porque decían que había una ruptura en la manera de escribir canciones. Yo de eso tomé nota»
(Risas) Creo haber leído en una de estas entrevistas que ‘Ser árbol’ es una canción de amor pero también tiene un trasfondo político y social que no aparece en una primera lectura. La aspiración de todo el disco es un poco esa, ¿no es así?
No es que fuera consciente, pero haciendo una lectura teórica, a posteriori, y repasando las críticas de ‘Resituación’, muchas venían porque decían que había una ruptura en la manera de escribir canciones, que ya no escribía con el desgarro con el que escribía antes y que al hablar de política había caído en lugares comunes. Yo de eso tomé nota, y lo que yo quería ahora es demostrar que lo íntimo y lo social –e incluso lo político– son dos dimensiones que tiene la música popular y que muchas veces conviven juntas. Que no están compartimentadas en estancos diferentes, sino que se funden, y que a veces hablas de… Creo que fue en Jenesaispop, precisamente, que dedicabais a eso un texto que me gustó mucho: no está concebida como una canción de amor, o de amor de pareja, pero es verdad que, aunque sólo por el hecho de incluir ese “mi amor”, en el fondo… Habla de la importancia de las relaciones afectivas y de lo mucho que nos necesitamos los unos a los otros, en pareja o en comunidad. De lo importante que es querernos y crecer juntos. Y además hay una tercera lectura que es casi de metacanción, porque habla de lo que yo creo que está en la esencia del oficio de hacer canciones, que es que hay que saber de dónde vienes –por eso digo lo de “hundirse en la tierra”–, tus raíces, para poder mirar lo más lejos posible, mirar más allá y [llegar] hasta el cielo, casi.
«Una de las máximas de la izquierda que más me apela es “lo personal es político”»
Hay otras canciones que tienen dobles lecturas, como ocurre con ‘La última atrocidad’, que se puede entender como un dueto a lo Pimpinela o, también, como un alegato antipatriarcado, porque muestra a una mujer fuerte que planta cara al hombre. O también en ‘A ver la ballena’, que puede ser una narración divertida o un mensaje de trasfondo ecologista. Es una pauta que se repite en varias canciones, como si hubieras ido buscándolo…
Sí, me he encontrado con que una de las máximas de la izquierda que más me apela es “lo personal es político”. Es lo que más me diferencia de la gente que es de derechas, con la que hablo o puedo tener buena relación, que creen que hay que diferenciar entre lo político y lo personal. Me di cuenta que hacer una canción política no tienes porque hablar de consignas, ni de lemas. Puedes hablar de una historia de amor y, si es un amor real, ubicado en un mundo real, con unos personajes reales que viven ese amor con las dificultades que entrañan determinadas circunstancias sociales, ya es una canción que tiene una dimensión social. Y creo que eso ya lo hice antes, en canciones de otros discos míos.
En el caso de ‘La última atrocidad’, es verdad que la parte de la letra que le pasé a Cris (Ndr: Cristina Martínez, de El Columpio Asesino) no era para que la cantara simplemente como una colaboración más, sino para que se hiciera con ella, la interpretara y creara al personaje. De hecho, ella me decía que creía que cabían dos personajes: uno sería cantarlo desde el punto de vista de la mujer despechada y, otro, de la mujer castigadora, por decirlo de alguna manera. Igual no utilizó esas palabras y es un poco reduccionista esto, pero bueno, ella utilizó ese segundo personaje que yo creo que le va estupendamente [a la canción]. Es una canción escrita por mí, pero la interpretación de Cristina se hace tan importante como la propia escritura, es la que le da ese carácter.
Claro, su intervención es crucial en ese tema. ¿Cómo planteas interpretarla en directo? Porque supongo que no podrá estar en cada concierto…
No, claro. Estará en Madrid [Ndr: este viernes, 22 de junio], pero tocamos antes en Barcelona y Valencia [Ndr: este jueves, 21 de junio] y ahí no puede estar por cuestiones de trabajo, así que no estamos incluyendo esa canción. Hemos pensado hacerlo todo Abraham [Ndr: Boba, también de León Benavente] y yo, repartirnos los personajes, pero todavía no lo tenemos claro.
«Apelar a lo colectivo es una manera de ampliar miras»
Me ha llamado mucho la atención que, por primera vez en un disco tuyo, hablas mucho más en 1ª persona del plural que en la del singular, no sé si buscando enfatizar ese carácter social, de comunidad, buscando un punto de complicidad en el oyente. No sé si es algo que has perseguido también.
Sí, sí, lo he pensado y es una cosa que en realidad llevo persiguiendo casi desde el principio, desde después del primer disco. Para los que hacemos canción de autor a veces es lo más fácil, escribir en primera persona, con ese tono confesional que yo he usado hasta el límite, a veces hasta he abusado de ello. Pero ya en ‘Cajas de música…’ empecé a buscar diferentes perspectivas, con personajes, terceras personas, segundas personas. En ‘La zona sucia’ volvía a la primera persona confesional pero con voces que, en cierto modo, se contradecían, creando también un personaje. Ese es uno de mis discos con los que más contento estoy, y sigo tocando muchas canciones de él en directo. Pero necesitaba buscar otras perspectivas y en los últimos años sí he tratado de usar el plural, ya pasaba algo parecido en ‘Resituación’, usando una primera persona pero en plural, que apelaba al “nosotros”. Apelar a lo colectivo es una manera de ampliar miras.
«[Sobre ‘Crímenes cantados’] Una amiga me hacía una crítica muy dura, y me decía que era la canción que menos le gustaba del disco porque le parecía un poco forzada»
‘Crímenes cantados’ es uno de los puntos álgidos del disco, es estremecedora. ¿Has tenido que medir lo que decías o cómo lo decías?
Es una canción muy difícil. Ayer una amiga me hacía una crítica muy dura, y me decía que era la canción que menos le gustaba del disco porque le parecía un poco forzada. Pero entiendo lo que quería decir, porque a mí me generó dudas al escribirla. Lo que hice fue hacer algo que me gusta mucho, que es utilizar el género periodístico como inspiración. En principio era una canción de semi-encargo. Yo estoy en contacto con la Plataforma por el Cierre de los CIE, sobre todo con la de Valencia, y me contaron que querían hacer una campaña, con un disco, que al final se convirtió en una campaña multidisciplinar, con diferentes creativos que aportarán obras para darles visibilidad. Yo hice esta canción para ellos, pero al final la incluí en el disco. Y lo que le pedí a Xavi, que es una de las persona de la plataforma CIEs No Valencia, fue que me pasara artículos, porque quería plasmar sucesos reales documentados. Hay muchísimos testimonios de malos tratos en CIEs que no están documentados, que encuentras en páginas de Facebook de familiares. Pero yo me basé en los artículos periodísticos, recreándolos. Entiendo que por ahí viene la crítica de mi amiga. Yo conozco a muchos migrantes y a la gente que lucha por ellos, pero no a los internos de los CIEs. Entonces, dado que es un tema que desconozco de primera mano, he preferido tomar esa distancia y emplear un lenguaje un poco periodístico, dotando a la canción de esa violencia que le da el estilo The Jesus And Mary Chain o Spacemen 3. Puede extrañar, porque al principio era como muy folk, tocada con un ukelele. Pero al llegar al estudio, no sé muy bien cómo, acabamos haciéndola así.
Te quería preguntar por ‘Desborde’, que aunque es una alegoría sobre la oligarquía, también se alude a la monarquía de manera directa. Ya imagino que la habrás escrito mucho antes, pero teniendo en cuenta la sentencia de cárcel contra Valtonyc, ¿cómo valoras que esto suceda?
Bufff… ¿Cómo lo voy a estar viviendo? Como la mayoría de la gente…
«Hasta el nuevo Ministro de Interior, Grande-Marlaska, tiene acusaciones de torturas a sus espaldas. La represión no es algo nuevo»
Me refiero desde el punto de vista de un artista que también cuestiona la monarquía en una canción.
Como ciudadano, con la preocupación normal… Aunque me preocupa que se normalicen estas cosas, una barbaridad tan grande. Que metan a alguien en la cárcel por injurias a la corona es lo más absurdo de todo, aunque el resto de imputaciones (de Valtonyc) también deberían enmarcarse en la más pura libertad de expresión. De todas maneras, esta deriva represiva del Estado no es nueva. Aunque no hiciera tanto ruido, el Estado cerró medios de comunicación como Egunkaria simplemente por sospechas, el juez Garzón cerró “gaztetxes” por aquello del “entorno de ETA” –aunque por suerte no logró destruir ese tejido cultural tan importante que hay en Euskadi–. Hasta el nuevo Ministro de Interior, Grande-Marlaska, tiene acusaciones de torturas (policiales) a sus espaldas. La represión no es algo nuevo.
Pero como artista pienso que, si algo bueno puede tener esto, es que nos unamos los músicos, que siempre estuvimos muy desmovilizados por aquello de los egos. Hay poca tradición de asociacionismo, y ahora hay iniciativas importantes. Aquí en Cataluña, por ejemplo, tenéis SMAC, que por primera vez está funcionando como un sindicato de músicos, con una estructura y haciendo cosas muy importantes. Cuando se habla de escenas musicales, nos lo creemos, pero no existen. Las escenas musicales deberían implicar que hubiera realmente una cohesión, una cooperación y una empatía que nos uniera a los diferentes miembros de la escena indie o la que sea. Me di cuenta, hablando con mi amigo Fran Arma X, un rapero asturiano al que admiro mucho, que me decía “mi primer enemigo es el grupo que tengo enfrente”, o algo así. O sea, que ellos ven la música como una competición. Y yo le decía que, si ni siquiera en la música podemos armar un discurso colectivo, vamos mal. Por eso me pareció especialmente bonito cuando un montón de raperos, a iniciativa de Pablo Hásel, hicieron esa canción, ‘Los Borbones son unos ladrones’. Pensé “a lo mejor tienen que pasar estas salvajadas para que nos unamos y digamos “basta ya””. Y está habiendo movilizaciones en todas las ciudades del Estado, aunque no siempre con tanta gente como debería. Por lo menos en Xixón somos cuatro gatos. Pero a ver si lleva a una respuesta dura.
«[Sobre el 8M] Esa movilización feminista era un feminismo anticapitalista, con conciencia de clase. No fue un feminismo liberal el que llenó las calles»
Hace poco C. Tangana, a priori ideológicamente muy distinto a ti, se ha pronunciado de manera muy llamativa y mediática pero parecida. En cierto modo, parece un discurso transversal al que en otros momentos del disco apelas, como del feminismo, por ejemplo. ¿Te parece importante que haya un discurso común, en este caso contra la monarquía, desde diferentes áreas ideológicas?
La monarquía es uno de los objetivos, pero hay algo más grande, que es cuestionar toda una lógica de lo que se nos vendió como “democracia”, “libertad de expresión” o “derechos fundamentales”. Me parece importante que haya diferentes voces de diferentes sitios pero siempre que se mantenga una perspectiva de clase. A mí lo que me gustó del 8M, por ejemplo, fue que, después de estar dos años viendo a la izquierda llorar, que si “hemos perdido la calle, a ver cómo recuperamos esto”, llegó esa movilización feminista que era un feminismo anticapitalista, con conciencia de clase. No fue un feminismo liberal el que llenó las calles. Me pareció importante, porque era transversal pero a la vez tenía esa perspectiva de clase. Es el discurso que hubo en la izquierda y llevó a peleas un poco estúpidas, sobre si lo transversal podía conjugarse con el punto de vista de clase. Yo lo creo firmemente, y creo que la música es un ejemplo de ello. Alguna vez puse el ejemplo de Estopa, pero imagino –aunque no lo controlo mucho– que puede aplicarse a la gente del “trap”, por ejemplo. Estopa son unos chicos de Cornellà que hacen música de barrio, que hablan del barrio, nunca han dejado de ser de allí, y su música lo mismo suena en un local de moda donde van los jugadores del Real Madrid o en las fiestas de un pueblo. Y ellos no pierden su esencia. Hay una transversalidad pero mantienen una conciencia de clase implícita en su música. Me parece importante y bonito.
«[Sobre “trap”] Lo que hicieron Los Planetas en ‘Islamabad’, con Yung Beef, demuestra que son dos mundos entre los que puede haber conexión»
Decías que no controlas mucho de “trap”, pero se te ha visto yendo a conciertos del estilo. ¿Qué opinas del movimiento, de cómo está revolucionando a una generación entera?
Cuando fui al concierto de Kinder Malo y Pimp Flaco, me sorprendió todo, porque era la primera vez que iba a un concierto de “trap” y ni siquiera me sonaban sus nombres. Estaba lleno de chavales entusiasmados con ello, conocí otra manera de entender la música, incluso de difundirla. Son otros códigos. Hace poco me llamaron para dar mi opinión sobre esto para un artículo y decliné porque no tengo una opinión formada. Pero por ejemplo lo que hicieron Los Planetas en ‘Islamabad’, con Yung Beef, demuestra que son dos mundos entre los que puede haber conexión. Una vez me pidieron opinar sobre Gata Cattana, cuando murió, y no pude porque no la conocía. Pero después estuve actuando en Granada, que aunque ella era de Córdoba vivió allí, me interesé por sus canciones y sus letras y me pareció una cosa brutal, me impresionó muchísimo. En el concierto al que fui las letras eran “mi polla en tus tetas es una cubana” y eso no me apela mucho, pero las letras de Gata Cattana sí que me parecieron algo importante y estoy seguro que en el género habrá otras cosas muy rompedoras.
Me sigue sorprendiendo que, salvo Sonorama quizá, no te suelen invitar a actuar en festivales. ¿No te llaman o declinas ir? ¿Crees que puede haber cierto recelo de los promotores por que pasen cosas como la de aquel concierto, aquí en Barcelona, que patrocinaba un banco?
Admitiendo que mi música no es muy festivalera, no creo que haya ningún veto, no he notado recelo. Este año la temporada coincide con el lanzamiento del disco y no vamos a hacer festivales porque no nos apetece presentarlo así, haremos estas presentaciones en sala, y nos vamos a Latinoamérica a hacer una gira promocional. Luego ya en otoño-invierno haremos el grueso de la gira aquí y, ya el año que viene, si me llamaran de festivales… Hay festivales de los que sales contento y otros en los que es desagradecido tocar. No desagradecido, sino… deprimente. No quiero nombrarlos, pero que te dejan mal sabor. Y prefiero no solamente ir porque paguen bien y poder decidir. También hay otros festivales muy chulos, como Atlanticfest en Galicia, que es un modelo de festival que me gusta. No veía que te estuvieran metiendo las marcas por los ojos, ni que sentías que estabas como en una especie de rollo futurista-‘Black Mirror’.
«Me da un poco de rabia, porque me prometí que en esta promoción no iba a hablar de Podemos»
Última pregunta: has sido muy crítico con Podemos, pero sigues implicado en el círculo de Anticapitalistas. ¿Significa eso que mantienes la esperanza de que aún pueda servir, que pueda funcionar?
Ahora sobre todo soy optimista con el reto municipalista que tenemos ahora,. Hay unas primarias dentro de Podemos Xixón y, aunque yo me llevo bien con todo el mundo apoyo a Verónica Rodríguez, candidata a la Secretaría General, que es de “Anticapi” aunque en su lista no sólo hay gente de “Anticapi”. El municipalismo es una forma diferente de hacer política, mucho más transformadora de lo que la gente piensa. Es una política que necesita contar con la calle, con un poder popular, y ahí la cultura tiene mucho que decir. Pero mucho que decir como poder, no como algo cooptado. No como algo que le sirva al poder institucional para hacer propaganda, sino lo contrario, como contrapoder, que ponga las pilas a las instituciones cuando se las tiene que poner. Se pueden crear políticas participativas muy bonitas, realmente transformadoras. En el municipalismo creo. Es el reto que tiene Podemos ahora. Yo con Podemos tampoco.. No sé… [Ndr: se para, duda unos segundos y se pone serio] Me da un poco de rabia, porque me prometí que en esta promoción no iba a hablar de Podemos. Y el otro día en El Diario me ponen el titular “Podemos tiene una estructura vertical” o no sé qué. Para que pongan ese titular así, no hablo de Podemos.
Yo lo preguntaba más porque he leído eso, que te interesaba más la política en el plano de los movimientos vecinales…
Sí, sí, el municipalismo me interesa y en ese sentido estoy con Podemos. A nivel estatal, o incluso municipal en el caso de Madrid, hay luchas internas, un jaleo del que prefiero estar alejado. Opté por centrarme más en lo que pasa en Xixón, yo creo que es el próximo reto, hay que mirar ahí a ver si conseguimos que no venga la ola derechista represiva de Ciudadanos, que es la que parece que va a venir.
Fotografía de Nacho Vegas por Pablo Zamora.