De entre todos los discos de 7 pistas cada uno que ha producido Kanye West este año, ‘DAYTONA’ de Pusha T es el mejor de todos. El álbum llegaba a la calle acompañado de polémica debido a su portada, una imagen del baño lleno de drogas de Whitney Houston que se publicó en los medios en 2006, y con cuya licencia West se adueñó, al último minuto, desembolsando la friolera de 85.000 dólares. Aunque ‘DAYTONA’ habla, sobre todo, y como es habitual en el trabajo de Pusha T, sobre drogas, por lo menos su contenido es de mejor gusto.
Desde su debut en solitario en 2013, ‘My Name is My Name’, Pusha T, ex integrante junto a su hermano de Clipse, uno de los proyectos asociados a The Neptunes a principios de la pasada década, ha conseguido reinventarse ante una nueva generación de fans del hip-hop gracias a sus afilados raps, atractiva voz y sobre todo a unas producciones que han sido y siguen siendo pura artesanía musical, de las mejores y más creativas que se pueden escuchar en el hip-hop ahora mismo (‘Got ‘Em Covered’ de su anterior disco, ‘Darkest Before Dawn’, es un buen ejemplo). Así, Pusha T (de nombre real Terrence LeVarr Thornton) ha pasado a formar parte de una lista de grandes raperos actuales que incluye a Kendrick Lamar, A$AP Rocky y J. Cole, teniendo el doble de experiencia en la industria que ellos, lo cual tiene un gran mérito y de lo cual Pusha T por supuesto habla en ‘DAYTONA’, en uno de los mejores versos del disco, en ‘Come Back Baby’: “cocaine concierge, longest runnin’ trapper of the year, stood the test of time like Dapper Dan”.
En este sentido, la presencia de Kanye West en ‘DAYTONA’ juega en favor y en contra del enemigo de Drake (hay canción dedicada al canadiense en el disco, ‘Infrared’). Porque si nadie puede dudar que eran las experimentales producciones de ‘My Name is My Name’ y ‘Darkest Before Dawn’ las que otorgaban personalidad al trabajo de Pusha, ‘DAYTONA’ a duras penas puede considerarse una continuación lógica de ‘Darkest Before Dawn’. De hecho, la producción de Kanye West es tan notoria -esos samples de soul y funk viejos editados en modo “copy/paste”- que el disco podría firmarse como una colaboración perfectamente. Y pese a ser mucho más conciso y económico que el álbum anterior, y cuando digo económico es en serio, en el disco no hay un solo segundo en silencio, ni siquiera entre canción y canción, se podría decir que ‘DAYTONA’ nos dice algo menos sobre Pusha T que sus trabajos anteriores, al menos en cuanto a lo musical. Desde el segundo cero, esto es un disco de Pusha T pero también de Kanye West, y se nota.
Se nota en primer lugar la maestría de un Pusha T que en ningún momento logra aburrirnos hablando de lo mismo, una y otra vez, como sí hace The Weeknd (por poner un ejemplo). El disco, cuyo título proviene del reloj favorito de Pusha y busca representar el “lujo del tiempo” para una artista que puede permitirse sacar disco “cuando quiera”, revuelve -como ya hacían las letras de Clipse- en temas como su pasado como traficante de drogas (en ‘The Game We Play’ llega a declarar que “este estilo de vida es para siempre”) y su presente como hombre rico e influyente en la industria. Pero Pusha siempre encuentra formas creativas de contarnos las mismas cosas, como en la vibrante pista inicial ‘If You Know You Know’, que Pusha dedica a su “fraternidad de traficantes” en frases memorables como “a rapper turned trapper can’t turn into us, but a trapper turned rapper can turn into Puff”, en referencia al exitosísimo Puff Daddy; o en la elegante ‘Come Back Baby’, donde Terrence celebra su éxito: “White on white, that’s the Testa, black on black, that’s the Tesla, see these diamonds in this watch face? All that shit came from pressure”.
Si es en las letras de ‘DAYTONA’ donde Pusha T establece su presencia en el disco, la producción de Kanye vuelve a ser, por momentos, un verdadero ejercicio de arqueología musical, como en ‘The Game We Play’ y ‘Come Back Baby’, y en sus 7 pistas aporta un elemento muy clásico al sonido de Terrence. De hecho, en la sentimental ‘Hard Piano’, Pusha T rapea sobre no sentirse identificado con la nueva ola de raperos con el “pelo rosa”, clamando: “I’m too rare amongst all this pink hair, still do the Fred Astaire on a brick, tap tap, throw the phone if you hear the click”, antes de lanzar una pulla a quienes procesan una autenticidad fingida: “art baselin’ the bezel, your bustdown is bust down and don’t match the metal”. ‘DAYTONA’ suena clásico, pero a su vez nuevo, y aunque Pusha T y Kanye West parecen existir en mundos totalmente opuestos en estos momentos, como demuestra el verso de Kanye sobre su gorra MAGA en ‘What Would Meek Do?’, ambos hallan en el álbum un asombroso punto común en el que “street rap” y la suprema musicalidad y elegancia de hip-hop clásico dan con un sonido magnético y fresco. Es la reinvención definitiva de Pusha T, que seguro dará para más de 7 canciones en su siguiente proyecto, con o sin Kanye.
Calificación: 8,1/10
Lo mejor: ‘If You Know You Know’, ‘The Game We Play’, ‘Come Back Baby’, ‘Hard Piano’
Te gustará si te gusta: Kendrick Lamar, J. Cole, A$AP Rocky, el Kanye productor más que el rapero
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