Paris Hilton podría haber pasado a la historia sólo por ser una celebrity epítome del pijismo y el capitalismo rosa del mundo pre-crisis del 2008 (¿os acordáis? España y el mundo iban bien–). Sin embargo, su empeño en convertirse en una estrella del pop a mediados de la pasada década nos dejó ‘Paris’, un disco que era mucho más potable de lo que hubiéramos podido imaginar coronado por dos canciones fantásticas como ‘Nothing In This World’ y sobre todo ‘Stars Are Blind’, que trascendían la etiqueta de “guilty pleasure” para ser lo segundo sin lo primero. Desde entonces, la faceta musical de Paris se ha ido disipando en distintos singles aunque se ha consolidado como influyente icono pop.
Tras ella, en un mundo en el que crece la desigualdad y, por lo tanto, los multimillonarios, ninguna otra heredera de un imperio se había adentrado en lides musicales… hasta que apareció Elettra Lamborghini. Tras darse a conocer en realities como ‘Super Shore’ y ‘Gran Hermano VIP’, la nieta del fundador de la archiconocida marca de automóviles de lujo –deheredada de momento, al parecer– se destapó (no es sólo una forma de hablar) en ‘Pem Pem’, el pelotazo disfrutón que publicaba meses atrás como su debut en la música. Y ahora regresa para demostrar que no era flor de un día con otro nuevo single, ‘Mala’.
Como ‘Pem Pem’, está protagonizado por una guitarra (esta vez de corte cubano) y un ritmo reggaetonero –se trata de una producción de Nely, colaborador de Wisin & Yandel o Don Omar– que se presta perfectamente al perreo y cuyo “malamalamalamala” se pega instantáneamente, haciendo que sus limitaciones vocales sean lo de menos. En la letra, se dedica a retratarse a sí misma, ese halo de “diablilla” que le acompaña y que le hace desear a las novias de sus “amigos” tanto como a ellos. Por supuesto, esto se acompaña de un vídeo en el que una imaginaria detención por parte de la policía no le impide marcarse unos bailes y mostrar sus muslos tatuados con “print” de leopardo. Desde luego, ‘Mala’ no tiene tanto que envidiar a temas de Ms Nina, Tomasa del Real y otras divas del neoperreo, más bien al contrario.