Mientras pensaba en posibles titulares para esta reseña, y descartaba los que incluían juegos de palabras con “hechizar” para diferenciarla de otras 4894676 reseñas, trataba de extraer lo más característico de este remake… y precisamente es eso: no es un remake. ‘Las escalofriantes aventuras de Sabrina’ no toma como base la sitcom noventera de Melissa Joan Hart, sino los cómics del mismo nombre, hasta el punto de que el creador de éstos, Roberto Aguirre-Sacasa, tiene ese papel en esta nueva serie, y es guionista de varios episodios. El tono más oscuro, terrorífico, sexual y, en definitiva, adulto, está ahí desde el primer momento y, para muestra, este vídeo donde el reparto original comprueba las diferencias de la serie de Netflix: “me gusta nuestra Sabrina aquí, muy empoderada ella”, comenta su “tía”, mientras que la propia Sabrina de los 90 dice “no dejaré a mis hijos ver esto”. Tras ver la primera temporada, hemos seleccionado tres puntos a favor y tres en contra.
Pros:
1. La oscuridad.
Es lo más llamativo de la serie, sobre todo si te pones a verla esperando una actualización de la graciosa Sabrina y su sarcástico Salem. Hay bastante humor, pero todo envuelto en una atmósfera oscura, donde hay sangre, hay traiciones, hay mil referencias a Satán, hay muertes y hay terror: no llega a ser ‘Penny Dreadful‘, pero hay aquí bastante de la serie de Vanessa Ives. Los desenfoques -a veces too much, la verdad- acaban siendo marca de la casa y son usados como herramienta para crear desconcierto, algo que Rob Seidenglanz, uno de los directores, conoce ya de su anterior ‘The Following‘. Evidentemente no es una historia de Edgar Allan Poe, y su condición de ficción juvenil (Seidenglanz viene también de ‘Riverdale’, y Lee Toland Krieger de la saga ‘Divergente’) contribuye mucho a mantenerla fuera de esos límites góticos, moviéndose la ficción de Aguirre-Sacasa en unos terrenos parecidos a los de ‘Embrujadas‘ (especialmente obvio en el capítulo en que las brujas se unen para derrotar a un demonio) y, sobre todo, los de ‘Buffy‘.
2. Los personajes.
Si os gusta este cartel, estáis de enhorabuena: ‘Chilling Adventures of Sabrina’ es la serie para los que hubiesen querido una saga de Harry Potter protagonizada por Hermione (con la que incluso comparte voz en castellano, si sois de los que preferís doblaje a VOS). El parecido entre ambas es claro (aunque hay decisiones de Sabrina que son más de Slytherin que de Gryffindor), y Kiernan Shipka (‘Mad Men‘) hace un buen trabajo con esta nueva Sabrina, pero el acierto no solo está en los personajes: Lucy Davis y Miranda Otto están estupendas como las nuevas Hilda y Zelda, Chance Perdomo desprende magnetismo como Ambrose y Ross Lynch consigue salirse del estereotipo “chico guapo de Disney” con un Harvey que es adorable sin ser (demasiado) soso, aunque es trabajo de los guionistas darle algo más de vidilla. El resto del reparto cumple también, aunque Jaz Sinclair y Lachlan Watson podrían beneficiarse de recibir sus personajes más protagonismo.
3. La BSO.
Podéis imaginaros cómo le queda a la estética oscura de esta nueva ‘Sabrina’ el hecho de que suene ‘Venus in Furs’ de The Velvet Underground de fondo. Un gran acierto, y no es el único de una BSO que está muy cuidada, con temas de Fiona Apple, Yoko Ono, Fever Ray, Electric Light Orchestra, The Ronettes, Creedence Clearwater Revival, Blondie, una versión de VCTRY de ‘Black Magic Woman‘ o ‘A Little Wicked‘ de Valerie Broussard. Todo ello contribuye a darle a la serie una personalidad más allá de las típicas canciones que suenan en ficciones juveniles similares.
Contras:
1. Su excesiva duración.
Tantísimos minutos por capítulo pueden funcionar en una serie cuyas tramas se cocinan a fuego lento como ‘Breaking Bad’, en una serie con muchísimos personajes como ‘Orange is the new black‘… pero desde luego no son la mejor opción para una serie como ‘Chilling Adventures of Sabrina’. En ocasiones se nota demasiado (un ejemplo es el episodio 5), y en general lleva al estiramiento de tramas y giros durante el mismo capítulo.
2. Falla el antagonismo.
Mary Wardwell puede ser un personaje interesantísimo en los cómics, pero ciertamente su traslado a la pequeña pantalla no ha sido el adecuado, y no es porque Michelle Gomez no haga un buen trabajo, que lo hace. Influye el hecho de que no tengamos claro quién es realmente el antagonista de la historia (¿el Director Hawthorne?, ¿el Padre Blackwood?, ¿el Señor Oscuro?, ¿Prudence y sus amigas?, ¿Las Trece Brujas?, ¿Wardwell?), pero sobre todo un problema que presenta Wardwell y que presenta la serie en sí: la indecisión con el tono. Lo que nos lleva al último punto.
3. Su indecisión con el tono.
La nueva ‘Sabrina’ es más inquietante, sí, pero como aquel meme, es “oscura pero no mucho”: parece que sus responsables no tienen claro si quieren tirar por la vía familiar o por la vía más adulta, tanto en lo tenebroso como en lo sexual, y muchas veces el medio camino no le sienta bien. Por ejemplo, cierto asesinato múltiple supone una crueldad innecesaria (además sin consecuencias para las autoras) que no termina de tener sentido en el tono de la serie. Sobre todo cuando en otros aspectos es como si se acobardasen al dar pasitos: hay puntos sexuales y frescos que, de lo fugaces que son, casi parecen errores de montaje (la atrevida escena con los jugadores de fútbol, o la noche “pre-comunión” de Prudence) alternados con otros ultra pacatos como cuando Sabrina y Harvey comparten poco más que un tímido beso sin camiseta en el bosque. Que no se trata tampoco de que esto sea ‘True Blood’, sino de aprovechar el potencial que podrían tener ciertos momentos como esa ¿orgía? y que al final, en lugar de ser un golpe en la mesa, acaban quedando como algo totalmente random. Si se deciden con un tono más adulto para la segunda temporada, y bajan la duración, la cosa puede ser mucho mejor. 6,8.