Es curiosa la etapa que están viviendo Imagine Dragons. Tras un ‘Evolve’ que, pese a su irregularidad abría un nuevo camino a seguir –una especie de popización de su rock de estadio que logró lo impensable: dejar pequeña la repercusión de ‘Radioactive’–. Tan confiados y efervescentes se sienten en ese perfil que, un poco como les ocurrió a los U2 de la etapa ‘Achtung Baby’/‘Zooropa’ (salvando las distancias en cuanto a los resultados artísticos, ojo), no han dejado escapar a las musas durante su tour mundial de su disco del año pasado y publican uno nuevo cuando no hace ni 3 meses que presentaban aquel en Madrid, con un Dan Reynolds demostrando que es uno de los frontmen más poderosos y en forma del momento.
Así, a todos los niveles ‘Origins’ es una suerte de extensión de aquel trabajo –continúan rodeándose del mismo equipo de productores, tan poco rockeros como Mattman & Robin, Alex Da Kid o John Hill–, cuyas mayores novedades es que continúan avanzando en buena línea hacia un sonido más pop que les alinea con los últimos Maroon 5 y Coldplay, con influencias de hip hop y de la electrónica de consumo inmediato. No renuncian, ni mucho menos, a ese sonido aguerrido y pirotécnico de ‘Thunder’ y ‘Believer’ que tan buenos réditos les ha dado: por ahí van con buen tino ‘Natural’ y ‘Bullet In a Gun’, en esa suerte que podríamos etiquetar como un grupo de post-metal en el que las guitarras son testimoniales, cuando no inexistentes. En cambio, esa especie de apropiación de ‘We Will Rock You’ que es ‘Machine’ o la predecible ‘Bad Liar’ dan muestras de cierto agotamiento de la fórmula, de un efectismo vacuo. Su antítesis a esto es la excitante ‘Digital’, donde sí son tremendamente valientes al engarzar un ritmo de drum and bass oscuro y sucio sobre una base semiacústica, logrando no sólo que no rechine sino un contrapunto muy atractivo en el álbum.
Más refrescante (y también divertida) es la vertiente abiertamente pop que ya auguraba la luminosa ‘Zero’, el tema de influencias ochenteras a lo The 1975 (o INXS, yendo más atrás en el tiempo) incluido en la próxima peli de Disney. ‘Cool Out’ y ‘Only’ podrían estar firmadas por muchos otros artistas, perdiendo el punto distintivo que ya se esfumaba en su anterior trabajo. Pero son muy buenas canciones de pop que ponen un pie en el presente y otro en el pasado, tan disfrutables que hay que ser muy cínico para querer sacárselas de encima. El gran problema, más que su indefinición estilística, es que, como en la otra gran veta de ‘Origins’ desarrollada en el anterior párrafo, a veces patinan: ‘Boomerang’, ‘Stuck’ y ‘Love’ se pasan de melifluas e impersonales –en este sentido, la que se lleva la palma es una ‘West Coast’ que, sin medias tintas, es un tema de The Lumineers feat. Avicii, o al revés, tanto da– en un disco claramente sobredimensionado (15 cortes, 15, contiene la edición deluxe).
Algo similar a todo esto encontramos en el aspecto lírico del disco: aunque hay textos, como el de ‘Natural’, que cuestionan el tratamiento que las religiones dan a la libertad sexual y los colectivos LGTBI (Dan está educado en el mormonismo) o que apoyan la inclusión (‘Zero’), ideas tan potentes acaban diluidas sin demasiado brillo, con poco convincentes llamadas a la revolución de las nuevas generaciones (‘Digital’) y, sobre todo, mucho esfuerzo en evocar el mal momento personal de Reynolds –aunque parece que han reconducido su relación, parece que estuvo a punto de divorciarse de su esposa, una Aja Volkman que co-escribe ‘Bad Liar’– que ni emocionan ni están especialmente bien escritas.
Como sucedía en ‘Evolve’, de nuevo en ‘Origins’ parece que Imagine Dragons tienen algo grande entre manos que, al final, acaba diluyéndose por su falta de concreción o medida. Lo cual no quita que, en su camino imparable hacia el pop del futuro (el leitmotiv de esta era del grupo), nos deje media docena de canciones muy disfrutables.
Calificación: 6,2/10
Lo mejor: ‘Cool Out’, ‘Natural’, ‘Zero’, ‘Digital’, ‘Only’
Te gustará si te gustan: Coldplay, The 1975, Maroon 5
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