Las mejores canciones de 2018

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Las mejores canciones de 2018

Este lunes a las 20.00 revelaremos las que han sido para la redacción las mejores canciones de 2018. De momento desvelamos los puestos entre el 100 y el 11, sumando un puesto por hora, como ya es tradición. No ha sido el mejor año que recordamos para el pop internacional, pero sí ha sido apasionante para el pop nacional y para el encuentro de géneros. En total hemos valorado medio millar de canciones de 400 artistas diferentes (casi todos han pasado por nuestra sección «Canción del Día«), lo que da una idea de la cantidad completamente desorbitada de música que se edita hoy en día. El pop de guitarras sobrevive mediante nombres como Rolling Blackout Coastal Fever y también lo hace el punk, Idles mediante, pero la tendencia hacia lo urbano y lo latino es clara (J. Balvin aparece como «featuring» hasta en 2 ocasiones, aparte de por su cuenta), empapando incluso indirectamente a artistas aparentemente ajenos como Lykke Li o Javiera Mena. Despunta la cantidad de grandes canciones que se han hecho sobre feminismo y sororidad, probablemente en reacción a la era Trump, y llegan de mano de artistas tan dispares entre sí como Nathy Peluso, Tracey Thorn, Triángulo de Amor Bizarro o Aitana Ocaña y Ana Guerra. Os invitamos a suscribiros a la playlist con las mejores canciones de 2018.

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100
Marcelo Criminal

Aunque apostamos por él como uno de los artistas nacionales a seguir en 2018, ni se nos pasaba remotamente por la cabeza que ocurriera lo que ha pasado con esta canción de la que nos hacíamos eco allá por julio, en su versión original. Pero aunque Carolina Durante y Amaia la hayan sacado de su antes previsible modestia, eso no implica que ya en su forma primigenia (que aunque pueda parecer lo-fi, para el estilo de su autor es casi un «wall of sound») no fuera una melodía fantástica y desoladora como mejor expresión del orgullo «loser» de este simpar personaje, a medio camino de Daniel Johnston y La Estrella de David.

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99
Dido

‘Hurricanes’ llama la atención desde el principio con su intrigante melodía, que Dido interpreta acompañada solo de una guitarra y unos pocos adornos electrónicos. Con la primera frase, “y quiero verte, cómo pasas por la puerta, y el tiempo nos hará, a veces menos y a veces más”, la artista empieza a desgranar una meditación sobre su relación amorosa, que, desde el sentimiento de felicidad y seguridad que da la persona amada, encierra un poso de angustia en la negativa de Dido a acomodarse. Ella no solo quiere “hablar mientras miro la vida pasar”, sino que desea sentirse viva, emocionarse, enfrentarse a “huracanes” y al “sonido de la furia”. “No me dejes escapar de la felicidad y el dolor”, reclama la cantante. Con esta reflexión a la guitarra, Dido se dirige poco a poco hacia la catarsis, la liberación que buscaba, representada en la entrada de un ritmo trip-hop que parece despegar hacia el cielo, llegando el tema a su cumbre emocional. Las dos partes de ‘Hurricanes’ no pueden estar más diferenciadas, pero Dido siempre ha brillado en el menos es más, y esta canción es un nuevo ejemplo de ello.

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98
Kylie Minogue

«Cuando me vaya (cuando me muera), quiero hacerlo bailando» puede ser la mejor frase de toda la carrera de Kylie Minogue, aquí entregada a un hábil encuentro entre EDM y country. Como nadie quería que Kylie se sumergiera en la música negra tras el fiasco de Roc Nation y su colaboración con Pharrell que, quizá sí, “tendría que haber cancelado”, había dos posibles caminos para ella: seguir la línea un tanto folk de Miley Cyrus, Lady Gaga o Kesha, o seguir por el electro pop de toda la vida y que aún defiende gente como Dua Lipa, Tove Lo o Troye Sivan. Kylie Minogue aquí escogía las dos.

97
Roosevelt

El electropop se mantiene vivo a través de los temazos que publica el alemán Roosevelt, normalmente tristes y sobre el despecho, pero contrarrestados con un ritmo y melodía aptos para la pista de baile. ‘Shadows’ es una maravillosa canción inspirada por las guitarras de Nile Rodgers de Chic, que también podemos vincular con la Róisín Murphy de ‘Let Me Know’.


‘Comida para insectos’ debería acumular a la postre los mismos millones de reproducciones en las plataformas de streaming que los hitazos de Miss Caffeina, Tino Casal o los Radio Futura más pop. Se trata de una canción synth-pop totalmente eufórica, con una capacidad llenaestadios que ni los Killers, y una letra bastante curiosa que nos remite sobre todo a Dorian, pero también a Alaska (‘El cementerio de mis sueños’, ‘Qué piensas de los insectos’) y a Mecano (la rima “nicho” con “bichos” les pertenece). Pese a lo rocambolesco del título de la canción, que si se llamara “Esta ciudad” y la editara Sony ya sería top 20 en Los 40 Principales, estamos ante un tema hedonista que no puede celebrar más alto que “esta ciudad tiene algo que atrapa” y que, a fin de cuentas, concluye insaciable: “esta ciudad… nos consume / hasta dejarnos en los huesos / es constante ese ruido en mi cerebro / y aun así me dejaré llevar”.

95
Carlos Sadness

En ‘Longitud de onda’ continúan los clásicos arpegios de guitarra a lo Vampire Weekend o Two Door Cinema Club que ya hemos oído de mano de Carlos Sadness, pero su base rítmica y la producción está en sintonía con las últimas tendencias de pop urbano, que van de Drake a The xx. El tema, de pegada instantánea, se presentaba con un vídeo igualmente estupendo, repleto de planos llamativos y protagonizado por cuatro jóvenes que llegan a una época crucial en sus vidas. “La canción nace de la imposibilidad de volver a revivir un momento perdido a pesar de poder volver al lugar”, cuenta Sadness, que sentencia que es un tema sobre “la fuerza irreversible del tiempo”.

94
Carmen Boza

‘Gran Hermano’ da muestra de cuán lejos pueden llegar las influencias en el nuevo álbum de Boza: tras un arranque impetuoso gobernado por una guitarra funky aunque oscura y una batería contundente, el precoro se ralentiza a niveles de trip-hop, antes de regresar a una rítmica bailable en el estribillo, envuelto en autotuneados coros de sabor soul. Una progresión en la que brillan las guitarras, reminiscente de ‘Blond’ y el trabajo de (Sandy) Alex G en ese disco de Frank Ocean. Además, Boza, como en sus otras canciones, se aleja de la sempiterna temática del amor romántico, en una letra de autoafirmación en la que las redes sociales, el nuevo Gran Hermano, funcionan como una dictadura virtual. Un interesante movimiento que seguiremos, sin duda, de cerca en los próximos tiempos.

93
Rusos Blancos

‘Señores’ es un fantástico tema muy Belle and Sebastian con un gancho instantáneo, dotado de sutiles detalles sonoros: las palmas, la autorreferencia de Betacam a su ‘No más’ en los sintes tras el primer verso, los cantos de pajarillos, los coros de Muni Camón –Maddening Flames, pareja y mano derecha de Loco en su estudio de El Puerto de Santa María–… Pero, sobre todo, asistimos a otra letra demoledora de Manu sobre el fin de la juventud, ese momento en que los que son iguales a tus ojos comienzan a verte y tratarte como “señor”. Ante eso, en lugar de asumirlo y agachar la cabeza dócilmente, Rusos Blancos plantean quemar sus naves, ir “a trabajar con la ropa de ayer”, tarde y medio drogados, “bajar al bar y dejarse querer por lo primero que pase a mi [su] lado”. Así, el nihilismo de ese estribillo que dice “hoy no quiero hacer nada que mañana no lamente muy fuerte” resulta realmente enternecedor, aunque sólo sea una distracción momentánea con la que “huir de la muerte”.

92
Travis Scott

‘SICKO MODE’ ya era uno de los singles del año cuando lo redondeaba su vídeo, una de las mayores idas de olla visuales que podíamos ver en Youtube. Era obra de Dave Meyers que, como demostrara con sus últimos trabajos para Ariana Grande y, algo más atrás, en piezas para Kendrick Lamar, no se pone límites a la hora de dar rienda suelta a las ideas más locas. En este caso, sumerge a los propios Drake y Scott en un mundo que, aunque se parece al real, está completamente distorsionado, como si esa bocaza en la cabeza gigante de Travis que también vemos en la polémica portada de ‘Astroworld’ fuera un portal a una realidad paralela. Una en la que una luna enorme provoca un eclipse que da rienda suelta a imágenes delirantes y repletas de exceso, desde graffitis parlantes a un Scott montando a caballo por el barrio, pasando por una bailarina de twerk en los párpados de Drake o chocantes efectos que hacen aumentar y reducir su tamaño a los raperos o simular que la tierra se inclina.

91

Bajo esta melodía muy Klaus&Kinski, se escondía un tema que parecía una reivindicación del patetismo y del derecho a quejarse, con frases como “yo ya sé que doy lástima / es lo que hay”. Alexandro Martínez Moya nos hablaba sobre su creación, concluyendo: «puedo conocer gente que haga de la queja y el victimismo su bandera, pero por otro lado, ¿quién no se ha recreado en la mugre nunca?». Y de recrearse en la mugre, esta composición sabía un rato, si bien curiosamente es alegre. ¿Dios aprieta aunque no ahogue o todo lo contrario?

90
Aitana War

Se acabó el querer a los chicos cuanto más malos, mejor. Se acabó el «te quise como solo se quiere a los cabrones» de aquella ranchera que cantaron Nosoträsh. El tropical house adaptado por Brisa Fenoy al castellano era un himno de empoderamiento con una letra casi todo el rato digna de enmarcar con unas cuantas frases que, al menos en cuanto al pop concierne, han hecho historia. ¿De verdad alguien puede preferir a los «chicos malos»? ¿Quién puede querer en su vida algo malo? ¡No, no, no!

89
Confeti de Odio

El nuevo proyecto de Lucas de Laiglesia despuntaba con una dramática que se presenta con un vídeo envuelto en un mar de lágrimas, construyendo un gran crescendo cuando al final Lucas se desnuda para concluir: “soy una pose y solo tú conoces a mi verdadero yo”. Un tema tan emotivo como medio divertido que podemos vincular con los drama-queenismos de los Smiths, pues no puede sonar más a Morrissey ese “sonreír me cuesta y hablar no me interesa, y tampoco que me vean como un chico raro y misterioso”.

88
Natalia Lafourcade

Con ‘Musas Vol. 2’, Natalia Lafourcade culminaba un ejercicio de aproximación y difusión del cancionero tradicional latinoamericano, recuperando numerosos clásicos. Aunque lo más llamativo de este trabajo es hasta qué punto la mexicana es capaz de emular la emoción genuina de aquellas canciones en composiciones propias y nuevas. Como ‘Danza de gardenias’, un desbordante son cubano que conecta también con la samba brasileña y que desborda en su forma de evocar tiempos pretéritos. También en una poesía que rememora un amor pasado con el secreto anhelo de un “reflorecer”.

87
Recycled J

Un “mic-drop” en toda regla: producido por Selecta basándose en un popular tema de Don Omar y Tego Calderón (‘Bandolero’), es un trallazo de hip pop en el que Recycled J canta con tanta rabia y soltura como rapea una letra de autoafirmación en la que alude a las burlas por mostrar sus sentimientos (“Aunque digan que yo soy un fracasao, soy un perdedor (…), soy rosa algodón, soy un maricón”). Y devuelve ese odio gratuito y furibundo (“aunque hablen mierda sé que el tiempo a todos pone en su lugar”) convirtiendo esa supuesta debilidad en su fuerza, lo que le distingue y le eleva. Encaramado en lo alto de su poderosa base, Recycled J se marca una melodramática retahíla “yoísta” a lo Raphael, con un punto folclórico y una misteriosa cita a “Ana Torroja”. ‘Aunque digan que yo’ está llamado a ser un punto de inflexión en la carrera de Recycled J, claramente.

86
Summer Spree

Aunque el primer álbum de Álvaro Muñoz con su nuevo alter ego está más escorado al synthpop de los 80, su composición más deslumbrante es, curiosamente, un contrapunto. Un medio tiempo que persigue en espíritu a Todd Rundgren y que evoca a las grandes baladas de los 70, aquellas eternas que escribieron autores como Burt Bacharach y Hal David o Carole King. Y, sin rubor, esta historia de «alguien que se lamenta de haber querido ser “ultracool” a base de poses y de rodearse de gente que, en realidad, no aportaba nada positivo a su vida, pero se le va de las manos y ya es tarde cuando se da cuenta de que ha descuidado el amor hacia la persona que de verdad quería» está a la altura.

85

La voz de Nina de Juan es una de las mejores cosas que le han pasado al pop rock nacional en mucho tiempo. Y en ‘Air’, el segundo disco de Morgan, despliega majestuosamente su poso soul combinado con rock de raíz country y blues, algunas con pátina contemporánea a lo Matthew E. White) como ‘Oh Oh’ y ‘Another Road (Gettin’ Ready)’) y otras más clásicas. Entre las últimas está ‘Sargento de hierro’, una balada espeluznante en la que Nina implora al viento que la cure y la lleve lejos, y al tiempo que pase más rápido y salve a los demás. El dolor que transmite por la pérdida de alguien querido se multiplica por 1000 cuando, superados los dos minutos de canción, unos metales van introduciéndose sutilmente en ella, explotando mientras discurre su solo de guitarra y propiciando el abrumador regreso de la voz de la cantante.

84

‘Los sentimientos’ conecta a Vainica Doble y The Magnetic Fields como una victoria de la sencillez, una joya de pop acústico que conmueve por su simplicidad. Y su primer adelanto, ‘Tres dimensiones’, con requiebros de puro pop beatleniano combinados con folclore patrio, emociona por su discurso de hombre enamorado y unos versos que, de puro cursi, encandilan: “tampoco necesito ir al Museo del Prado, que paisajes más bonitos ya los tengo yo a mi lado”. Y esos “más bonitos” te rompen, por la manera tan trémula en que los entona.

83
Lily Allen

Una sencillísima y minúscula línea de guitarra eléctrica sirve en ‘Apples’ para que Lily Allen recree una sensación de intimidad y confesionalidad absolutas, mientras va relatando la decadencia de su relación marital. “¿Te acuerdas de cuando estábamos en mi viejo piso y nos pasábamos el día en la cama teniendo sexo y fumando? Han pasado muchas cosas desde entonces, ojalá pudiéramos volver”, comienza diciendo, antes de excusarse en el estribillo: “es un cliché que lo diga, pero nunca quise romper tu corazón / yo tengo la culpa de toda tu tristeza”. En la segunda estrofa continúa, justificándose, mientras en la tercera Lily Allen hace el conteo, año a año, de cómo ha sido su relación: “el primer año me diste tus llaves, el segundo me pediste la mano, el tercero nos fuimos a vivir al campo, el cuarto me diste mis preciosos bebés, pero fue demasiado para mí”. Y cuando creías que la canción no podía ser más bonita, termina haciendo una analogía con sus padres: “ahora estoy exactamente donde no quería estar / no soy más que como mi madre y mi padre”.

82
Tove Styrke

Tove Styrke se ha apuntado un gran tanto con el tema titular de su disco, muy apto para seguidores de la Lorde más electropop, que como detalla la artista es una de sus canciones más románticas. Hábilmente, el sencillo vídeo hacía coincidir la cumbre de su producción con la cumbre narrativa, que es simplemente un beso entre los dos protagonistas. Todo esto en sintonía con frases como “¿qué haces con el móvil? la verdad es que no estoy buscando amistad”, “los dos somos tímidos, pero no tenemos tiempo, quiero que nos quitemos la ropa”, “no me importa, podemos ir a cualquier lado / quiero ver adónde nos lleva esto” o “no mires por ahí, quiero ver qué más planes podemos hacer”. Una sencilla canción de amor, pero de las infalibles, enriquecida con la historia dirigida por Joanna Nordahl, quien ya había trabajado antes con Styrke o con Say Lou Lou.

81
Hazte Lapón

El dúo malagueño formado por Lolo Lapón y Saray Botella decidían poner fin a su carrera tras 10 años y 3 buenos discos, especialmente el ambicioso ‘Tú siempre ganas’. Un disco ecléctico en el que, como en las obras de sus artistas favoritos, cabe de todo. También pelotazos de kraut rock con vocalista mesiánico con aspiraciones de Jarvis Cocker o James Murphy como este ‘Yo los he visto’, en el que enarbolan una oda a la gente normal, «gente idiota o sabia, gente atribulada o tranquila, gente que no ha leído un libro en su vida o que ha leído todas las grandes novelas rusas, y sin embargo, no siente la necesidad de hacerlo saber a la audiencia digital». Un broche de oro perfecto para hacer pogo con sentido.

80

Pimp Flaco y Solo Astra, que ya habían compartido escenario, han sorprendido este año anunciando su proyecto conjunto, Cupido. Y lo han hecho mediante una canción esforzadamente pop, sin ironías, redonda y cercana al sonido de Cuco, boypablo o Clairo, que además era lo suficientemente chiclosa como para quedarse con ella desde la primera escucha.

79
Rolling Blackouts Coastal Fever

‘Talking Straight’ tiene ese encanto especial que nos hizo comenzar a adorar en su día a grupos como The Drums, si bien su estilo vocal tiene como referentes más próximo a Lou Reed que a Morrissey, y su letra no parece, desde luego, un tontorrón himno playero que invita a surfear. Al contrario, es algo sombría, invitando a pensar que habla sobre la depresión. Cualquiera lo pensaría a priori, con esa melodía tan pegadiza y luminosa.

78
Cariño

Este jovencísimo trío madrileño ha irrumpido en la escena nacional reivindicando el tontipop (su versión de ‘Llorando en la limo’ ha disputado directamente un puesto al original en esta lista), demostrando que lo que siempre se identificó como indiepop o jangle pop puede ser apto para públicos más amplios, muy en línea a cómo lo hacían exactamente 30 años antes grupos como Aerolíneas Federales u Objetivo Birmania. Y el pelotazo punk-pop con toques synth que es ‘Bisexual’ es un vibrante acercamiento a la sensibilidad millennial, la que entiende la libertad sexual y de género como algo natural, pero sin perder una indispensable capacidad para reírse de todo, incluso de una misma.

77
Javiera Mena, Li Saumet

Producida por El Guincho, ‘Intuición’ es una canción de ritmo reggaetón pero producción moderna, con guiños al tropical house y a la música dance británica de los 90, que no obstante sí que muestra a Javiera Mena más próxima que nunca a los ritmos latinos. De hecho, si en ‘Espada’ intuimos una aproximación a los característicos fraseos de Shakira (ella misma la reconoce como influencia), aquí los ecos de la colombiana son evidentes. La vocalista de Bomba Estéreo, Li Saumet, pone la guinda a este pastel con un fantástico verso.

76
Joe Crepúsculo

‘Quizá’ tiene todo lo que más nos gusta de Crepus: esa singular mezcla de tecno bailable que es todo punch, sintetizadores retro con los que nos amenizaban las mañanas de sábado las familias gitanas con su cabra en nuestros barrios, castañuelas y una letra llena de emoción y de verdad. En ella, Joël Iriarte comienza describiéndose como un hombre que “vive los problemas con desinterés” al que “le falta un grado de emoción”, y que aunque “el mundo sea mejor con internet”, cuando busca “algo en que creer, todo es humo y alcohol”. Pero eso no quita que él y tú, y nosotros, tengamos algo que empezar, incluso aunque “el mundo esté a punto de acabar”, como indica su potente estribillo. Imprescindible, también, escuchar su discurso sobre la insensibilidad de la era de las redes sociales.

75
Becky G, Natti Natasha

Antes de que ‘Sin pijama’ fuera número 1 en España, la defendíamos como «un incontestable pepinazo de reggaetón pop de magnetismo inmediato», que seguro iba a competir con el que estaba siendo el otro dueto femenino del año, ‘Lo malo’». En su letra, Natti y Becky muestran, sin metáforas que valgan, su interés por pasar una noche con alguien fumando marihuana para luego meterse en la cama sin pijama. Y luego ya tal. Evidentemente, y como muestra su vídeo con Prince Royce como partenaire, se puede interpretar como una fantasía masculina, como ya se discutió ardientemente con respecto a ‘Mayores’. Pero también cabe preguntarse si es tan descabellado que la misma letra sea una fantasía sexual femenina –en realidad, libre de género– perfectamente asumible.

74
Miss Caffeina

‘Merlí’, inspirado en la serie catalana del mismo nombre porque “todos necesitamos un Merlí que nos guíe espiritualmente”, es más que un homenaje a la serie, un canto a la libertad. Alimentada por un vídeo inspirado en los Stories de Instagram, el tema es un medio tiempo electropop de corte ciertamente espiritual, siendo el estribillo “he perdido el tiempo buscando en los demás lo que no me deja ser libre / He buscado excusas para no mirar lo que hay aquí dentro”, que podemos situar ya entre lo mejor de la carrera de Miss Caffeina.

73
Dorian, León Larregui

Nada funcionaría en el videoclip con Anna Castillo sin esta espléndida canción de italo también inspirada en el French Touch que puede vincularse con todo el catálogo de Italians Do It Better, y cuyo padre primigenio podría ser Giorgio Moroder. Una letra sencilla y una producción catalogada por ellos mismos como un tanto fría sirven para recalcar la crudeza de título y texto de este tema cuyo germen no estuvo en Marc ni en Belly de Dorian, sino en otro miembro de Dorian, Lisandro, ahora con más protagonismo. El estribillo hace referencia a la necesidad de huir de uno mismo frente a la soledad (por eso Castillo aparece en el vídeo hecha una braga): “Nadie puede encontrarte / Cuando huyes de ti / Nadie puede salvar a nadie / Cuando duele así”. Y si estos “así” podemos vincularlos tímidamente a los “así” de ‘Borracho’ de Los Brincos, solo que aquí desprovistos de carácter cómico, el puente es de nuevo pura desesperanza: “Duele la levedad / Duele la soledad / Duele la realidad / Duele la oscuridad”.

72
Clean Bandit, Demi Lovato

‘Solo’ cuenta con la melancolía inherente a las composiciones de Clean Bandit, aquí materializadas a través de unos arreglos medio orientales que volverían locas a las delegaciones de Chipre y Grecia de Eurovisión. La letra de la canción es una dicotomía constante entre “puedo hacerlo sola” y “no puedo hacerlo sola”, en la que Demi Lovato lucha por salir adelante tras una ruptura. El estribillo es por tanto una constante adversativa entre “Quiero f* (woop woop woop), pero me han roto el corazón”, “llorar pero me gusta la fiesta” y “quiero tocar a alguien pero no tengo a nadie”.

71
cupcakke

‘Crayons’ ha sido una de las canciones más celebradas del primer disco de cupcakke de este año por su pegadizo ritmo caribeño, pero sobre todo por su letra, una defensa, como siempre afilada, de la comunidad LGBT que abarca, una por una, las cuatro letras del acrónimo, para concluir en cada estribillo: “boy on boy, girl on girl, like who the fuck you like, fuck the world”. La letra habla de sexo lésbico («lesbian, gon’ head and eat it, get the dildo and Michael Jackson – Beat It» (“beat it” es jerga de “masturbación”)) y sexo gay (“gay guy brave takin’ anal / when it cum that’s a volcano”), pero también alega de manera directa a favor de la tolerancia y la aceptación de la bisexualidad (cupcakKe relata un episodio en un bar gay en el que se da cuenta que una mujer no es lesbiana sino bisexual, al intentar ligar ella y su pareja, y concluye “aprende a conocer a la gente, y no des cosas por hechas”), y de la transexualidad (“transgender are people, so I’ma treat ’em equal”).

70
Jorja Smith

Sin duda uno de los debuts del año ha sido ‘Lost & Found’, en el que esta joven artista británica demuestra, con apenas 21 años, unas maneras vocales y creativas impresionantes. Más allá de sus singles principales, los cuales había publicado en 2016 y 2017, canciones como ‘On Your Own’ dejan fuera de toda duda el talento de Smith. Esta última, con su elegante base a cargo de J.LBS (Kendrick Lamar, Jay Rock) y su ajuste de cuentas a una pareja dominante y celosa, deja claro que las comparaciones con Lauryn Hill, Sade o Amy Winehouse no son gratuitas.

69
Lady Gaga, Bradley Cooper

‘Shallow’ no esconde su categoría de canción cinematográfica, su pretensión de ser un tema “bigger-than-life”. Es una balada poderosa, melodramática, calculadamente desgarrada, algo impostada en su emoción quizás, empezando por esa guitarra a lo ‘More Than Words’, continuando con la factura clásica de hit adulto, su muy cuidado crescendo… Otra muestra más de que la evolución de Lady Gaga a gran diva de la canción le está saliendo estupendamente bien. Y, por supuesto, se merienda a Bradley Cooper. Pero eso era ya previsible

68
Tracey Thorn

Es tentador, al incluir ‘Sister’ en una playlist con lo mejor del año, recurrir al «radio edit» disponible en Spotify. Ya sabéis, para que el público no «la pase». Pero merece la pena decantarse por la versión completa, no porque sea muchísimo mejor, pues la esencia de esta composición de Tracey Thorn está también en la versión corta; sino porque es necesario que el público se detenga para preguntarse qué demonios es esto que suena durante 8 minutos. Un muy necesario himno a la sororidad contra el machismo incluso dirigentes políticos como Trump y, en el que Thorn afirma luchar «como una chica» porque es lo que es y eso no es ni mejor ni peor: es lo que es y punto.

67
Calvin Harris, Dua Lipa

Calvin Harris es el Terminator de la música dance: no importa las veces que parezca muerto, siempre vuelve. Tras los discretos resultados comerciales de ‘Funk Wav Bounces Vol. 1‘ (‘Feels’ y ‘Slide’ aparte), ‘Nuh Ready Nuh Ready‘ –ahora suponemos que era un descarte de ese disco de 2017– no resultaba muy halagüeño. ¿Dónde iría el escocés, tras haber sorteado hábilmente la losa en que se había convertido el subgénero que le dio sus mayores glorias, la EDM? Pues la respuesta es al revival 90s, pero no tanto a la estridencia de C+C Music Factory o Technotronic –ese parece un coto más apropiado para Azealia Banks– como al house más elegante y sutil, el de Inner City o Frankie Knuckles. Ahí, o en esa línea, se sitúa este ‘One Kiss’ que, por más que muchos desprecien su carisma como cantante, no sería lo mismo sin Dua Lipa. Sus giros vocales, la sensualidad no obscena que imprime al cantar, no son baladí. ‘One Kiss’ es el perfecto equilibrio entre el Harris de 2012, el de ’18 Months’, y el de 2017, el de ‘Funk Wav Bounces Vol. 1’ y eso es muy bueno”

66
Putochinomaricón

Pese a que las mejores canciones del disco de Putochinomaricón se habían dado a conocer en 2017, de ‘Gente de mierda’ a ‘No tengo wi-fi’, su breve LP nos deparaba aún unas cuantas sorpresas. Una de ellas era este R&B pasado por el filtro de PC Music, en el que Chenta Tsai canta sobre las bondades de estar en casa sin hacer nada y sin estar enganchado al móvil. Un himno para estar con uno mismo en la era del consumo y la adicción a las redes sociales. Como siempre pasa con sus textos sencillos, un tema con mucha más enjundia de lo que parece.

65
Kendrick Lamar, SZA

La aportación de Kendrick Lamar y SZA a la fantástica BSO de canciones de ‘Black Panther’, penúltimo exitazo de la franquicia cinematográfica de Marvel, casi se sitúa más cerca del The Weeknd más ochentero, colorido y accesible que de los ritmos R&B y acústicos de SZA o del Lamar más urban, jazzy y soul. No sería descabellado imaginar a Daft Punk tras la producción de esta canción –en realidad toda la base musical es obra de Sounwave y Al Shux, colaboradores frecuentes del de Compton– que resulta magnética y bailable, y cuyo espectacular clip realizado por Dave Meyers complementaba a la perfección.

64
Father John Misty

El primer adelanto de ‘God’s Favorite Costumer’, el notable (uno más) álbum que Father John Misty lanzaba este año, es un medio tiempo guiado por el piano que, más allá de su mención al cantante de country Jason Isbell, es un tibio recibimiento de Mr. Tillman (o sea, el propio artista) en un hotel. El/la recepcionista le indica que se dejó su pasaporte en el minibar de la habitación, le pregunta si sus invitados se lo han pasado bien -incluyendo “el chico joven de tatuaje en la cara”- y termina sugiriendo: “quizá no debería beber usted solo”. Pero Father John Misty decide continuar a lo suyo, pues, como dice en el estribillo, “vivo en una nube sobre una isla en mi cabeza”. Y así, culmina esta breve canción de 3 minutos, con un silbido que dice “no me importa nada” que ni ‘Dock of the Bay’.

63
Low

Marcada por un ritmo repetitivo y machacón que se clava en el cerebro, ‘Disarray’ no renuncia a las maravillosas armonías vocales de Mimi Parker y Alan Sparkhawk, que se lucen especialmente en el tramo final, pero lo verdaderamente llamativo es su concesión a la electrónica, que seguro que tiene mucho que ver con el hecho de que en esta era hayan colaborado con el productor e ingeniero B.J. Burton, quien a su vez ha trabajado con James Blake. Low han creado este brumoso y atormentado fondo que da título al tema (“disarray” es “desbarajuste”, “confusión”, “desorden” aquí absoluto) para hablar de “espíritus malignos” y “drogas” que nos acercan al mal, capturando perfectamente un estado mental de todo menos bonito. Y aun así, cabe la esperanza: es lo que nos transmiten las voces de Mimi y Alan, su mención a la posibilidad de “vivir de otra manera” y sobre todo una melodía estupenda, que está ahí, no tan al fondo, como lo ha estado casi siempre en su larguísima carrera.

62
La Estrella de David

Con su habitual sorna, David Rodríguez regresaba con ‘Consagración’, un disco que él mismo define como una mezcla de kraut rock y canción melódica. Una etiqueta a priori imposible que se materializa en canciones como ‘Cariño’, una fantasía post-New Order con la que David nos emociona al hacernos partícipes de ese amor imposible que con desarmante ternura desnuda en su letra.

61
Betacam

Javier Carrasco (Rusos Blancos, Templeton) había dilatado demasiado la publicación de su debut en solitario ‘Mítico’, pero la espera merecía la pena. Un disco repleto de nostalgia por el tecnopop de otros tiempos (perfectamente vigente) y melodías irresistibles como la de esta ‘Otras chavalas’, capaz de enardecer a audiencias que, sin que tengan ni puta idea de quién es el larguirucho de melena y gafas sobre el escenario, acaban coreando su estribillo y dando palmas. Bigger than life.

60
Nicki Minaj

Ya no recordamos que durante algunos (pocos) meses a principios de este año Nicki Minaj dio tregua en su habitual bombardeo de novedades prácticamente semanal durante algunos meses. Y su regreso fue poderoso, con ‘Barbie Tingz’ y este ‘Chun-Li’, un furioso tema con cierta inspiración old-skool y guiños a la cultura asiática (producido por ella misma con Chevi Music) en el que Nicki emplea heroinas de décadas atras (la luchadora de ‘Street Fighter’ que da nombre al tema; Tormenta de la Patrulla X; Lara Croft…) para dejar claro que su recorrido es largo y, rememorando un célebre monólogo de ‘Scarface’, lo necesaria que es: «Necesitan raperas como yo / para poder subirse a sus putos teclados / Y conventirme en la villana Chun-Li». Un grower que acentúe el carácter más genuinamente hip hop, menos pop, de ‘Queen’, un disco que quizá no haya sido recibido tan bien como merece.

59

‘Bet Ain’t Worth the Hand’ es una canción clásica, muy años 50, y en ella Bridges lamenta el dolor de un amor imposible marcado por la distancia, dejando claro que no va arriesgarse a comprometerse con un amor inestable, pues no podrá soportar el dolor, a sabiendas de que pueda estar renunciando al amor de su vida. “I might regret that I can’t be your man, but sometimes the bet isn’t worth the hand”, canta. Es una canción desesperanzada que, sin embargo, logra sonar cálida y arropadora, preparada para consolar a corazones rotos como el suyo. Y vaya si lo consigue.

58
Yves Tumor

‘Noid’ presenta a un Yves Tumor cercano al sonido de Madchester y también a esos Avalanches empeñados en samplear canciones perdidas de la historia del pop. El sonido que envuelve esta pista es por tanto embriagador y fascinante, casi veraniego, si bien la letra es mucho más asfixiante: “temo por mi vida / no confían en nosotros”, por no hablar del estribillo “lo llaman enfermedad, trastorno por estrés post-traumático, depresión”. En sintonía, la canción se va haciendo un ovillo de repeticiones incluso de la letra, con la composición derivando en una llamada a Emergencias “911”, en la que esos “seguros en sus manos / ahí es donde siento la presión” no puede sonar menos confortable. Sin duda Tumor está aquí planteando un juego de contrastes, contraponiendo una letra bastante agobiante con una música accesible para casi todos los públicos. ¿Una metáfora sobre los métodos para el adormecimiento del pueblo? En cualquier caso, una canción realmente contagiosa.

57
Charli XCX, Troye Sivan

‘1999 evoca aquel año en el que, además de ‘Matrix’, triunfaban ‘Baby One More Time’ de Britney Spears, Eminem, las Nike Air y los Mercedes clásicos, todos ellos citados explícitamente en la letra del tema junto con un Michael Jackson que por entonces no estaba precisamente en su mejor momento de popularidad. En ese sentido, ‘1999’ nos ha recordado a ‘2002’, tema incluido en el último álbum de Anne-Marie que también evocaba su infancia a través de las canciones que estaban de moda entonces y ella escuchaba, que es lo mismo que hacen Charli y Troye aquí. El resultado es el mayor hit de él y el de ella en muchos años.

56

Alejada de las tendencias recientes del rap, tan marcadas por el trap, ‘Nice For What’ es un tema de construcción tirando a clásica, en el estilo más reconocible del propio Drake de ‘Take Care’ que el de ‘No More Life’, por ejemplo. Producida por, entre otros, sus habituales Noah “40” Shebib y Murda Beatz, toma la base de ‘Ex-Factor’ de Lauryn Hill y acelera sus BPMs, algo que ya hace volar sola la canción, un trasfondo perfecto para que Aubrey Graham construya unos versos muy necesarios sobre cómo muchas mujeres contemporáneas luchan por obtener relevancia en sus carreras profesionales y en sus vidas a pesar de sus dificultades añadidas y del juicio constante del resto de la sociedad. Tras dos minutos de lucimiento ascendente, el minuto final del tema se convierte en un intercambio brutal de versos y giros en la base verdaderamente espectacular. Además, el vídeo dirigido por la joven Karena Evans estaba protagonizado por actrices, escritoras, guionistas, músicas, directoras, ejecutivas que ejemplifican esa lucha que expone la letra: Olivia Wilde, Rashida Jones, Zoe Saldana, Emma Roberts, Syd, Michelle Rodriguez, Issa Rae, Jourdan Dunn o Tracee Ellis Ross, entre otras, figuran en el clip.

55
Sticky M.A.

Demostrando que Agorazein era mucho más que C. Tangana, Sticky MA brillaba en este tema de su mixtape ‘Las pegajosas aventuras de…’, caracterizado por las sonoridades de la música urbana norteamericana gracias a la producción de Steve Lean, un título que podría pertenecer a The Weeknd y una letra con varios dardos sobre haters (“si eres uno de mis haters, gracias de verdad”), la fama o el rencor (“si se va siempre vuelve como un puto yoyó / como yo, si me muero siempre quedará mi voz”). Sus colegas de la crew madrileña, Jerva.AGZ y el propiop Puchito, contribuyen también en el apartado vocal, el último riéndose de los “raperos del montón”.

54
Alex Andwanter

Entre ecos disco y funk de los 90, ‘Locura’, condensa en buena medida lo que se extiende a lo largo y ancho de ‘Latinoamericana’, fantástico disco del chileno que contiene este single: una audaz mezcla de ira, irreverencia, clasicismo, modernidad, energía, melancolía, baile y delicadeza, destinada a remover conciencias y emociones en torno a cuestiones tan fundamentales política y socialmente como la identidad de género, la identidad sexual, la identidad de los pueblos de América Latina y la identidad de clase.

53
Beach House

El single estrella este año de Beach House tiene un punto psicodélico, acentuado en la producción por una línea de sintetizador oscilante que recorre toda la canción de principio a fin, acompañada de otros detalles ensoñadores -entre ellos, lo que parece un coro gótico que aparece intermitentemente a lo largo de la canción- y de las guitarras distorsionadas que podían escucharse abundantemente en ‘Thank Your Lucky Stars’. Es una canción preciosa, pero también especialmente oscura. Por momentos parece que ‘Lemon Glow’ nos habla de un éxtasis sensual (Victoria Legrand canta a una persona que se “queda toda la noche” y que le hace “sentir viva”, en una habitación con las “luces bajadas”, en “luz de miel”), y por otros, de un exorcismo espiritual (“mira en qué estado estoy, se mete bajo mi piel, la fiebre ha vuelto a mí, y me ha dado la vuelta”), y quizá no sea casualidad que el tema empiece con Legrand conociendo su futuro a través de su mano, pidiéndole a su receptor que dibuje una cruz en su palma… ¿la cruz mística según la cual tus sueños se harán realidad?

52
Jessica Pratt

El primer avance de ‘Quiet Signs’ recuerda en principio a las tiernas baladas de blues tropical de los años 50 y 60 (su sello, Mexican Summer, la compara con Caetano Veloso). Sin embargo, el tema adquiere un tono más taciturno en cuanto Pratt empieza a cantar, evocando “vientos sombríos” y situándose en la “hora más oscura de la noche”. Es ahí cuando emerge, como de la nada, una delicada melodía de sintetizador que parece levitar alrededor de la artista, iluminándola con su luz tenue. El efecto es hipnótico, y lo es más gracias a la interpretación de Pratt, quien se entrega aquí, con la mayor delicadeza posible, a una de sus letras más lóbregas. Hablándonos también de “años extraños y perdidos”, panoramas grises y una “cruel lucha”, la declaración final –“it makes me want to cry”– no puede ser más conmovedora, como tampoco lo puede ser la eterna melodía de ‘This Time Around’, una de las más bellas y misteriosas jamás compuestas por Pratt.

51
Teyana Taylor

‘Gonna Love Me’ es una canción de amor de cabo a rabo, y de manera particular rompe una lanza por la buena comunicación en la pareja, manifestando en su letra una preocupación por esas veces en que “decimos cosas que realmente no pensamos” o “no decimos tanto como deberíamos”. “¿Por qué es tan difícil mantener el contacto cuando estamos tendidos el uno al lado del otro?”, se pregunta Teyana, que solo quiere “pasar las noches” con su amante y entregarse a ese “amor”, a esos “abrazos” y a esos “achuchones” que esquiva cuando piensa las cosas “demasiado”. Claramente se deja llevar por el amor -y nosotros con ella- en esta preciosa canción.

50
US Girls

‘Pearly Gates’ presenta la historia de una mujer que se propone seducir a San Pedro para asegurarse su entrada al reino de los cielos –las “puertas de perlas”, según algún pasaje de la Biblia–, aunque no logra su propósito como ella esperaba. Como no podría esperarse menos, su letra va por derroteros más terrenales: “Haría cualquier cosa que pidiera San Pedro para poder ser un ángel a su lado / Parecía una apuesta segura, así que cerré mis ojos y abrí de par en par mis puertas y San Pedro entró”, dice. Efectivamente, es un símil sexual: “hace años me contaron la historia de un tío intentando convencer a una chica para tener sexo sin protección, diciendo “tranquila, soy muy bueno sacándola”. Pensé que era algo tan estúpido de decir que supe que algún día le dedicaría una canción sobre eso”, explica Remy. Pero más allá de su divertida sordidez, ‘Pearly Gates’ destaca por su exuberancia, su ambientación glam y sexy –la producción es de Meghan y Louis Percival, su colaborador más frecuente–, cuyo colofón es ese estribillo con coro góspel cantado por el artista de Toronto James Bailey que, como su propio Pepito Grillo, reprocha a la osada protagonista “nunca vas a estar segura, ni siquiera en las Puertas / solo eres la hija de un hombre”.


Aparte de tener su miga hablando sobre el mundo de la modernidad en el siglo XXI, el disco de The 1975 esconde un buen puñado de singles tales como el muy Smiths ‘Give Yourself a Try’, ‘Love It If We Made It’ o este ‘It’s Not Living (If It’s Not With You)’ cuyo vídeo estaba inspirado en el concierto grabado de Talking Heads ‘Stop Making Sense’, subrayando la inspiración de The 1975 en la década de los 80. Eran protagonistas algunas de las pesadillas recurrentes que puede tener un cantante sobre un escenario: no llegar al micrófono, hundirse bajo las tablas… mientras la letra presenta un lado más oscuro, hablando de las adicciones de Matt.

48
Nos Miran

En ‘Contigo’, Nos Miran suenan más tristones que nunca, con una melodía de tintes clásicos que les conecta con Jeanette o, como mínimo, con La Bien Querida cuando se pone en plan Jeanette. De hecho, sigue remitiéndonos al proyecto de Ana Fernández-Villaverde en sus inicios, cuando empleaba bases abiertamente bailables y synthpoperas, a lo Saint Etienne. Pero, como con estos, la combinación de tristeza y baile resulta también infalible. Presentada con un vídeo sencillo, barato, mono –con el punto inquietante de no ver nunca el rostro del hombre con el que “la vida duele menos”–, esta estupenda canción sitúa a Nos Miran como nuevos referentes del pop electrónico y emotivo nacional.

47
Nacho Vegas, María Rodes

Una lectura tranquila de lo que en principio parecía una delicada canción de amor nos ofrece una perspectiva muy distinta, más coherente con la faceta más comprometida políticamente que el asturiano ya mostró en ‘Resituación’ y su apéndice ‘Canciones populistas’. Porque aunque ese plural y esos ocasionales “mi amor”, sumadas a la dulzura de la interpretación, invitaban a pensar en una relación de pareja que se asienta y se entrelaza, en realidad pueden ser interpretados como parte de algo más grande. Leído desde un punto de vista social y político, ese enraizar en la tierra, que tiene descendientes que “ululan con el viento” y conforman “un bosque” que es “un ejército implacable”, evoca una vuelta a los orígenes, a la naturaleza, al trabajo concienzudo, a la persistencia de unos ideales. La alusión, acercándose al minuto 2:30, de una mujer que “se ha ganado el cielo” y “tan sólo quiere morir” y “volver a la naturaleza”, parece una alusión a la importancia de la solidaridad y la admiración por la lucha social de los mayores.

46
Kanye West

‘Yikes’ puede tomar la melodía de un par de canciones de ‘The Life of Pablo’, en concreto de ‘Wolves’ y ‘Frank’s Track’, pero al menos no es un interludio de 38 segundos ni un tema extendido hasta los 5 minutos con un falso final. Al contrario, ‘Yikes’ es un conciso tiro de 3 minutos casi justos que comienza por un estribillo muy fácil de retener, realmente repetitivo para bien, y que debido a su brevedad, apetece escuchar en bucle más que ‘Wolves’. En el tema, West trata de manera muy clara y explícita su bipolaridad, su adicción a los medicamentos (se menciona el 2C-B y el DMT, aunque no se sabe su reconociendo su consumo o cuestionando los datos facilitados por la prensa rosa) y su ingreso hospitalario por problemas mentales durante la gira de ‘The Life of Pablo’. Mientras el estribillo habla de “encontrar ayuda” y de temer por nuestra propia supervivencia (“a veces me asusto a mí mismo. A mí mismo”), la outro referencia el mensaje de la portada de ‘Ye’, “Odio ser bipolar. Mola un montón”. La letra dice: “tío, esto es mi mierda bipolar, ¿qué? Es mi superpoder, no es ninguna discapacidad. Soy un superhéroe, soy un superhéroe”. Después, un grito como recién salido de ‘Yeezus‘, el disco.

45
Delaporte

Entre la riqueza de Chairlift, la sensualidad de Mueveloreina, el R&B moderno de James Blake o la electrocumbia, ‘Un jardín’ es a la vez elegante y salvaje, moderna pero no epatante, magnética y sexy, coronada con ese irresistible estribillo tribal. Un trasfondo perfecto para una letra cuidada y sentida, bonita y no demasiado obvia. Un verdadero acierto que obliga a mirar a Delaporte como posibles abanderados del future pop estatal, conectado con lo que esperan las nuevas generaciones.

44
Mon Laferte

Aunque en las últimas semanas del año nos ha sorprendido con una audaz aproximación a ritmos latinos en ‘Norma’, la canción de Mon Laferte que más huella nos ha dejado este año es ‘Antes de ti’, un single entre este álbum y su antecesor. Un baladón de esos más-grandes-que-la-vida, henchido de ampulosos arreglos orquestales e innegable inspiración setentera, que recuerda a las grandes canciones de Manuel Alejandro para Rocío Jurado o Raphael. Como también a esas memorables canciones que Tarantino suele escoger para sus BSOs y, de hecho, el clip del tema es un evidente homenaje a una escena de ‘Kill Bill’.


De leitmotiv psicodélico e hipnotizante, repitiéndose a lo largo de toda la canción como un sample loco sacado de algún cajón de The Haçienda, entre referencias a Pink Floyd y el hit ‘Niggas in Paris’ del productor del tema (Kanye West), el single más potente de ‘Daytona’ afronta el consumo y el tráfico de drogas por parte del propio Pusha T. Como él mismo ha verificado comentando la letra de Genius, ‘If You Know You Know’ también pretende ser un retrato de verano, algo sórdido, de su recuerdo asistiendo a partidos de baloncesto con las prostitutas y las peleas de barrio aguardando fuera de la cancha.

42
Fernando Alfaro

Fernando Alfaro publicaba este año ‘Sangre en los surcos’, un ambicioso doble álbum en el que reinterpretaba canciones de toda su carrera a un nuevo formato, primordialmente acústico –aunque la riqueza de arreglos fue acrecentándose en la grabación– y eminentemente oscuro. También se incluían 4 nuevas canciones que le muestran en un maravilloso estado de forma creativo, como ejemplifica ‘Dominó’: una composición en la que la voz cantante de Surfin’ Bichos habla de un episodio personal conectando el presente con sus inicios en el grupo de Albacete, tiempos al límite en el que el consumo de drogas le hicieron retirarse a su pueblo por el miedo al sida, que entonces asolaba a la juventud. Un espeluznante ejercicio biográfico metamusical al alcance de pocos.

41
La Casa Azul

‘ATARAXIA’ es la certificación de que La Casa Azul nos ha tomado el pelo para bien cuando se ha defendido de las críticas por inmovilismo y repetición de la fórmula, asegurando que su proyecto siempre iba a sonar más o menos igual. “Mi afán nunca ha sido innovar ni sorprender sino hacer la música que me gusta, intentando cada vez hacerla mejor o más cerca del ideal que tengo en mi cabeza. (…) Para mí sorprender sería cantar acerca de un partido de cricket o hacer un disco de doom o de trap. Bueno, de trap no sorprendería mucho en realidad…”, avanzaba hace dos años. ‘ATARAXIA’ es una canción 100% La Casa Azul, como muestra el puente tan raphaelesco, pero hay momentos en su producción que parecen más Mad Decent que factoría Elefant, y lo curioso es que todo ese atronar acelerado de beats del pre-estribillo, el drop del estribillo y la multitud de voces sampleadas le sienta como un guante. Sumando ese vídeo en el que Guille se quita para siempre la careta de grupo naíf para entregarse a las virtudes del sexo, sobre todo el oral, tan injustamente ignorado en ocasiones en el mundo audiovisual, en lo que supone su gran revolución sexual con orgía y todo, estamos ni más ni menos que ante su mejor lanzamiento desde 2007. Nada en contra de ‘La Polinesia Meridional’, pero por A o por B no logró reunir un single+vídeo tan chulos.

40
Kim Petras

Puede que Kim Petras esté redefiniendo el concepto de “guilty pleasure” con sus singles producidos por Dr. Luke, el paria de la industria del pop. Y uno de esos placeres culpables es el temazo de pop ochentero ‘Heart to Break’. “Por mucho que vaya a terminar hecha añicos, no importa, te voy a dar mi corazón para que lo rompas”, canta Petras en el gran hitazo pop del Día de San Valentín que no esperábamos.

39
George Ezra

En ‘Paradise’ George Ezra vuelve a disfrazarse de crooner para declararle su amor a una chica. En un prometedor pre-estribillo le dice que ya sabe que otros chicos le han dicho lo mismo antes, pero que “esta vez es de verdad”. Después, el estribillo es toda una explosión de júbilo en su declaración de amor situándose, como, indica el título del tema, en el “paraíso” y dejando el camino abierto para que sea el amor el que “nos guíe”. Y por supuesto, mejor que su letra, es la cantidad de energía contenida en este tema que ha dedicado a su novia recordando la emoción de los inicios de su relación, y empapándola de segundas voces de lo más coreables en el puente final, ritmo hooligan y espíritu algo más próximo al canallismo de unos Libertines o unos Arctic Monkeys de lo habitual.

38

Como la gran ‘Something on Your M.I.N.D.’, ‘Everybody Wants To Be Famous’ suena otra vez como un feliz collage de influencias entre electro, synth-pop, psicodelia, un pelín de urban y voces tratadas sobre un fondo medio minimalista: las estrofas son casi a capella. Es una reflexión sobre hasta dónde va a llegar la obsesión por la fama de la generación Youtube/Instagram, planteada en clave de humor, y musicalmente es un festín de bajos duros, cajas registradoras y distorsión en el que Superorganism se autorreivindican y proclaman: “el mundo es demasiado pequeño para mí”.

37
Triángulo de Amor Bizarro

El tema más inmediato de ‘El gatopardo’ es de corte feminista, algo que queda bastante claro en la letra y en su tono condescendiente, que apela a “pobres niñas que corretean” o a “pobres madres, (que) aún no saben (que) son la presa del conde de Barcelona”. Pese a que es Isa Cea quien entona esta composición, no está tan claro quién es el verdadero narrador, pues el tema es una crítica al paternalismo. Además, no se puede pasar por alto la fecha de edición de la canción: un sándwich entre el Día de la Mujer Trabajadora, en el que Isa participó activamente, y la Semana Santa, a la que alude su imaginería en el potente estribillo: “Les llevaré mi cruz / Los guiaré con el peso de mi cruz / los guiaré con un clavo y con el peso de mi cruz”.

36
Lykke Li

Vivimos una etapa fascinante en la música pop, una era en la que los estilos fluyen sin barreras y no hay convenciones ni preconcepciones. ‘deep end’ es un reflejo de cómo el hip hop contemporáneo se va filtrando como una influencia ineludible en muchísimos artistas aparentemente alejados de ese género, y el resultado en este caso es fascinante, además de muy pop. Además, la metáfora cromática / marítima de su estribillo “swimming pool, indigo, deep blue” para expresar un amor que ha tocado fondo no podría estar mejor traída.


El primer single del nuevo álbum de Zahara conecta con su vertiente más electropop, con vocación bailable y épica a la vez, y es especialmente poderoso en lo lírico. Como dice su propio título, la cantante “invita a La Bestia a cenar en casa” y, en una retahíla de falsos elogios, retrata a una de esas personas que piensan que están por encima del resto de los humanos, especialmente de las mujeres (ese “si eres tan valiente, préstame tú tu vientre” es un contundente latigazo contra el machismo). El “traje” que le fabrica la andaluza le hace parecer pequeño, insignificante.

34
Lana Del Rey

En muchos casos, ‘Venice Bitch’ es una composición clásica de Lana Del Rey. Empezando por el título, siguiendo por su sonido nostálgico de veranos pasados y continuando por la retahíla de lanaísmos que deja su letra, desde ese “fresh out of fucks forever” con el que arranca el tema hasta la rima “ice cream, ice queen”, hasta la frase “nothing gold can stay”, que ya salía en ‘Music to Watch Boys To’ y pertenece a un poema de Robert Frost: ‘Venice Bitch’ es Lana a más no poder. Sin embargo, ‘Venice Bitch’ es novedosa en el repertorio de Del Rey por su larguísima duración de 9 minutos y 36 segundos. En este sentido, ‘Venice Bitch’ es una canción para conducir como lo son las de The War on Drugs o Kurt Vile, y de hecho podría decirse que, como canción, toca cumbre al minuto cinco. Lo que sigue después es un dinámico desfile de guitarras eléctricas, cuerdas y un sintetizador analógico de carácter cósmico, en el que Lana va “perdiéndose” y con ella nosotros. Especialmente bonito es el momento en que, tras construir el tema una montaña de distorsión, Lana emerge con su preciosa melodía “we’re getting high now, because we’re older”, cual oasis en el desierto.

33
Post Malone

El hitazo espontáneo de Posty se compone de una melodía tan infalible que, aun permaneciendo fiel a esos ritmos pausados de música urbana (trap pop o comercial, R&B y demás), es fácil imaginar en ella una remezcla electro, trance o incluso una reducción a la acústica o al piano. Además, aunque se ha acusado y con razón a Post Malone de ser machista en algunos de sus textos, aquí los roles no parecen especialmente marcados por el género y ‘Better Now’ suena como un himno de superación de una ruptura bastante universal y correcto. De hecho, hay escenita de celos bien resuelta (“te he visto con otro tío / y la verdad es que parecía bastante guay”). Un himno optimista en medio del dolor.

32
Parcels

‘Tieduprightnow’ fue todo un banderazo de salida para la temporada musical primavera/verano: se trata de una canción que reincide en esa frescura y candor que ya irradiaban en temas como ‘Older’, ‘Gamesofluck’ –si, lo de no separar las palabras en sus títulos es una marca personal– o ‘Hideout’. Pero lo hace con una perspectiva más cercana a Kings of Convenience que a los grupos franceses siempre citados, más luminosa, diurna, evocando el sol, las playas, el campo, los cuerpos semidesnudos… mientras cantan sobre anhelar el amor (o solo el cuerpo) de esa persona que está “comprometidaahoramismo”.

31
Spiritualized

Jason Pierce reaparecía este año con el soberbio ‘And Nothing Hurt’, un disco que, al contrario de lo que sugiere su sonido expansivo, fue gestado de manera doméstica y en solitario, lo cual le llevó a sus límites físicos y mentales. Algo que subyace en la letra de este blues cantado con sumo cariño, que se va poco a poco inflamando con arreglos de metales y un coro gospel: Spaceman conmueve asumiendo su papel de eterno perdedor, entonando “puedo ser fiel, honesto y sincero, (…) pero si buscas alguien acabado, borracho, permanentemente noqueado, yo soy tu hombre”».

30
Thom Yorke

Guiada por unos sencillos acordes de piano en tres por cuatro, “el vals” ‘Suspirium’ es una tremebunda canción totalmente atemporal, accesible como poquísimas canciones de Thom Yorke en solitario, y decorada por una preciosa flauta que nos sitúa más bien en algún territorio pastoral, transitado por The Free Design a finales de los 60, o Vashti Bunyan a principios de los 70. No andan lejos esos Cat’s Eyes que recientemente también han puesto música a bandas sonoras inspiradas en historias de aquellos tiempos; mientras la letra de Yorke se divide en tres estrofas sin estribillo (el verdadero gancho es el piano). La primera se pregunta qué será de nuestros cuerpos en la salvación y habla de oscuridad; la segunda habla de “bailar” en referencia a la temática de la película y de “viejas canciones” que nunca han dicho la verdad; y la tercera es una pregunta quizá post mortem: “cuando llegue, ¿vendrás a mi encuentro o, entre la multitud, serás uno/a entre ellos”. Una bonita canción cuyo final especialmente vuelve a ligar a Yorke con PJ Harvey, en concreto con la de ‘White Chalk’.

29

‘Trick of the Light’ maravillaba gracias a su cadencia entre la americana y el soul contenido, hermosísima en sus punteos de guitarra y arreglos de cuerda. Aunque el artista irlandés dice que el sonoro texto “There’s an ocean in my body / There’s a river in my soul” no es una referencia a ninguna canción concreta, esa parte en particular despunta conteniendo parte del imaginario de la música popular estadounidense desde su pureza y carácter religioso. La canción habla de fe y de encontrar la espiritualidad a través de frases como “Es momento de dejar ir las cosas que no puedo controlar, el camino que he tomado es el único que conozco”, mientras el tono de la canción se mantiene confiado y tranquilo.

28
La Plata

El grupo valenciano ha superado su mayor hit ‘Un atasco’ este año con ‘Miedo’. De ritmo y punteos a lo Smiths con una esperanza puesta en los teclados synth-pop de Patricia Ferragud, ‘Miedo’ es una canción para escuchar en bucle que parece muy clara en su cometido: “Miedo al fracaso, al vacío, al rechazo, miedo a la nada, miedo a la nada / Miedo al futuro, al presente, al pasado / Miedo a la nada, miedo a la nada”. Aquí, la sencilla pero muy expresiva voz de Diego Escriche suena tan de la calle y ocasionalmente desgarrada como la de Eduardo Benavente de Páralisis Permanente o el cantante de Los Claveles, Marcos Rojas.

27

A principios de año Fernando Gálvez publicaba el esperado volumen 4 de su serie ‘ADROMICFMS’, cuyo mayor pelotazo era este ‘Me perdí en Madrid’ que, producido por LOWLIGHT, tiene un punto bailable e hipnótico con el que parecía querer trascender al ámbito del nuevo rap. Además, el granadino nos introduce con su ingenio habitual en la historia de una infidelidad en una ciudad extraña (aunque ahora ya vive en ella), perdido (“¿eso son Las Ventas (…)? No lo sé”) en buena medida por culpa de la ingesta de drogas (“estoy high como Dumbo”). Lo cierto es que los efectos vocales y el punto psicodélico de la producción casi hacen sentir ese globazo que debía de llevar el protagonista del tema aquella noche.

26

‘Danny Nedelko’ es un fabuloso himno anti-racismo: su letra es un completo alegato a la unidad ante el discurso contra la inmigración que parte de la clase política mundial sostiene y que, tristemente, parece estar calando en parte de la sociedad. “Mi hermano de sangre es un inmigrante, un bello inmigrante», comienza cantando Talbot antes de citar migrantes de adopción británica tan populares como Freddie Mercury o el atleta Mo Farrah, además del frontman de la banda Heavy Lungs (de origen ukraniano) que da nombre a la canción.

25
Christina Rosenvinge

‘Ana y los pájaros’ es una oda a la libertad como ‘Romance de la plata’, pero también es un tema más alborozado y menos dramático, que relata no sin cierta nostalgia la historia de una mujer que ya es solo un recuerdo en la vida de nuestra intérprete. Lo hace a través de formas también más ligeras y más pop para evocar el paso de Ana por la vida terrenal desde un punto de vista que roza el costumbrismo: “cada mañana era una ofrenda, cada noche fue imperial, una semana hizo leyenda, lo escribí en tu portal”. Rosenvinge se pregunta entonces: “¿ahora quien lamerá cada elegante pluma de tu nido?”, pero dejando a un lado la desazón, clama: “cuando se acabe el mundo, que se acabe así”.


El single de regreso de Grimes es un considerable trallazo pop en el que el enfoque arreglístico emplea guitarras pesadas propias del metal noventero que se mezcla con el tecno industrial –onda Nine Inch Nails, Marilyn Manson o Rammstein–, lo cual no está reñido con su estupendo gancho pop ni con un puente preciosista, interpretado por la artista invitada, HANA. ‘We Appreciate Power’ se presentaba además con un lyric video alucinante, centrado en una estética futurista que remite claramente a mangas como ‘Alita: Ángel de combate’ y videojuegos como ‘Honkai Impact 3rd’.

23
Kali Uchis

‘In My Dreams’, una de las varias colaboraciones que Kali Uchis ha hecho este año con Gorillaz, es una canción de ensueño como su propio nombre anuncia, en la que Uchis imagina que “su madre no es adicta a la coca”, que “su chico nunca la lía”, que juntos “compran una casa en el aire, para solo tener que mirar hacia abajo”, mientras el fondo musical, sin instrumentos “clásicos” (al menos mandan claramente una caja de ritmos y los sintetizadores), nos revela que este mundo es una construcción de Kali. Que no existe. Que es imaginado. Pese a todo, el estribillo es reluciente y edificante, aunque Damon Albarn cante dos frases para decir que “los momentos en que somos más felices son los momentos en que no existimos”, añadiendo una dimensión de misterio y existencialismo ¿o quizá evasión? al tema.

22
Nicky Jam, J Balvin

‘X’ ha sido el gran éxito que ha unido a Nicky Jam y J Balvin, una producción de Afro Bros & Jeon que pese a sus consabidos trucos musicales (tibio ritmo dancehall, estribillo de trompeta instrumental, letra sexual) supone un verdadero éxito no solo comercial sino artístico para ambos, gracias en primer lugar a su producción gustosa y elegante (una característica que define el sonido de J Balvin son sus cuidadas producciones), en segundo al mencionado estribillo, muy pegadizo, y sobre todo a la composición melódica de la canción, que es de un supremo gusto pese a su letra “cuéntale a tu amiga cómo te quito el estrés”.

21
Mitski

“Dios, qué sola estoy” es literalmente la frase propia de Estela Reynolds con la que empieza ‘Nobody’. La canción habla por supuesto de la soledad, haciendo uso en su letra de pasajes verdaderamente deprimentes como “estoy sola, así que abro la ventana para escuchar el sonido de la gente” o “no quiero tu compasión, solo quiero a alguien cerca”, emparejados a su vez con frases de tintes más bien tragicómicos, como el que menciona que el “cambio climático destruyó Venus, el planeta del amor” para preguntarse: “¿es que esa gente también quería demasiado?” Es curioso, por otro lado, el ritmo disco que presenta la canción, constituyendo casi automáticamente una de las canciones más instantáneas que ha publicado Mitski hasta ahora.

20
Nathy Peluso

Sobre el mantra “este es mi jazz latino”, Nathy Peluso despliega una muy atractiva mezcla de géneros en los que cabe hip-hop, ritmos urban, guitarras españolas, vientos latinos y voces soul hacia el final, bajo la producción de Pedro Campos. La letra vuelve a ser para enmarcar debido a su autoafirmación desde el momento en que arranca: “Soy nena muy rica latinoamericana / de chiquita tenía bombachita de bandana / Lo que menos me importa es tu banana / Acércate que te enseño katana”… hasta que acaba “Al escribir yo siento la paz / Me importa un pepino que concha dirás / Yo hago música para el mundo / Mi mensaje es tan profundo / For all motherfuckers”. ‘La Sandunguera’ logra que la idea de una Celia Cruz de nuestro tiempo no resulte escandalosa ni exagerada.

19
Christine and the Queens

‘Chris’ es un trabajo mucho más complejo y rico de lo que deja ver en su superficie, un tratado de funk retro y pop aparentemente ligero bajo el que subyace un ejercicio de afirmación femenina, sexual y social. Uno de los más brillantes ejemplos de esto es ‘Doesn’t Matter’: pese a su apariencia desenfadada, con Prince y MJ en el retrovisor, esconde una letra oscura en la que le asaltan fantasmas del pasado –la idea del suicidio derivada del acoso escolar–. Y ella decide ahuyentar esos fantasmas de la mejor manera: bailando.

18
Troye Sivan

‘My My My!’ es el ‘Green Light’ de Troye Sivan, el himno de un joven gay que saborea su juventud y libertad al máximo, subyugado por la vorágine de una pista de baile abarrotada y por la euforia del momento, atreviéndose además a explotar su sensualidad sin ataduras. Es la mejor frase de una canción de Madonna hecha canción (es muy fan). Ella cantaba “only when I’m dancing can I feel this free” en ‘Into the Groove’, y las connotaciones sociales de aquella frase, inevitablemente ligadas a la comunidad LGBTQ en el Nueva York de 1985, resuenan en esta ‘My My My!’ que invita a liberarse en la pista de baile (el templo de la comunidad queer), sin que importe lo demás. En un momento crucial para la representación “queer” en el mundo del pop, ‘My My My!’ es importante e irresistible.

17
Azealia Banks

La falta de profesionalidad ha dañado durante estos años la imagen de Azealia Banks y parece difícil que alguien en la industria vuelva a apostar en firme por ella. Por eso es un alivio que, para lo que nos importa, la cantante nos haya devuelto la fe en su música con este pepinazo de música house en la onda de Ce Ce Peniston que se llama como la directora de ‘Vogue’, pero sin mencionarla. Hay quien ve en ‘Anna Wintour’ una canción para el “voguing” popularizado en la comunidad gay de Nueva York a finales de los 80, pero para Banks es una vía para expresar su empoderamiento y lo orgullosa que está de sí misma. Lo cual es compatible a su vez con la llegada del amor, con unos celebratorios “then you show me, now I believe” y “now I feel in love” que nos devuelven definitivamente la fe en el amor, en ella y en lo imperecedero del mensaje de Donna Summer y Chic. La música de baile como camino para encontrar la felicidad y el amor y para acentuar esa sensación de plenitud y euforia.

16
Robyn

‘Missing U’ recuerda a otros clásicos de Robyn como ‘With Every Heartbeat’, quizá demasiado tras tanta espera, si bien se beneficia de la falta de interés que han mostrado los artistas de 2018 hacia el electropop, con alguna salvedad como Troye Sivan. En un escenario lleno de ritmos dembow, trap o latinos, ‘Missing U’ consigue sonar fresca donde en 2012 quizá no lo habría hecho tanto. Además, su letra, traumatizada por la pérdida de alguien, recuerda “los planes que íbamos a hacer y nunca ocurrieron” o “el olor que has dejado sobre mi almohada”, consolándose: “al menos me has dejado algo” y, al final del todo, “todo el amor que has dejado todavía me define”.

15
Janelle Monáe

Compuesto junto a Justin Tranter y Julia Michaels, ‘Make Me Feel’ era un auténtico pepinazo funk con el que Janelle se postulaba como heredera directa a todos los efectos de Prince. Y no sólo porque musicalmente se nutriese claramente de singles como ‘Kiss’ o ‘1999’, sino porque ella misma adoptaba la posición icónica del genio de Minneapolis –incluso guitarra en mano–, mostrando su bisexualidad en un ultracolorido vídeo en el que aparece muy sexy pero no sumisa, sino poderosa. Janelle aseguraba además que Prince había «ayudado a aportar sonidos» a este single y al disco.

14
Let’s Eat Grandma

Un auténtico temazo de pop poderoso, ‘It’s Not Just Me’ tenía gran potencial comercial pero era a la vez personal. De nuevo producida por SOPHIE y Faris Badwan y compuesta por las propias Rosa Walton y Jenny Hollingworth, se trata de una canción repleta de ganchos, que recuerda a las mejores composiciones de Chvrches, está interpretada con la garra y ese extra de emoción post-adolescente que tan bien captura Lorde, y suena, por momentos, como si los noruegos Röyksopp estuvieran en el ajo.

13
J Balvin, Rosalía

Como eje principal de ‘Vibras’, a modo de pináculo, deslumbra la gran joya del notable álbum de J Balvin, una colaboración con Rosalía que se mueve entre dos aguas. ¿Es un tema de la catalana, que brinda ese rotundo gancho melódico, con «tra»s y pitos a modo de adlibs sobre esqueléticos acordes de guitarra? ¿O es un ejemplo de la audacia del colombiano para tomar de aquí (ritmo de cumbia susurrado) y allá (dub) y llevárselo a su terreno? Todo eso a la vez, claro, pero lo que sí es con toda seguridad es una brillante (¡je!) colisión entre dos de los artistas más relevantes de 2018, que además destaca en su apartado lírico al mostrar a una mujer que toma la iniciativa en una relación.

12
Soleá Morente

‘Baila conmigo’ se presentaba con un vídeo dirigido por Silvia Coca que ponía el acento en la estética retro, con bolas discos, cromas con figuras geométricas y la propia artista con una espectacular cresta punk hecha a base de rulos. El clip ayuda a realzar una letra –obra de Lorena Álvarez, de nuevo– con algunos puntos alucinantes que se aleja de los tópicos de una canción hedonista y antimoscones: frases como “no tengo nada de qué hablar, hoy tengo el guapo subido”, “deja de hablar del sistema, el sistema no tiene la culpa de todas tus penas, y baila con esta morena”, “¿de qué te sirve ser tan listo si ni siquiera puedes seguirme el ritmo?” o ese “siento si te he ofendido, pero cuando me hablas solo oigo un zumbido y yo lo que quiero es bailar” de su estribillo son dianas clarísimas.

11

En muchos sentidos, ‘Little Dark Age‘ recupera el espíritu pop que la música de MGMT había esquivado deliberadamente desde que se acabó la promoción de ‘Time to Pretend’ y ‘Kids’. Y la mejor muestra es este tema claramente inspirado en el italo disco ochentero con resultados más explosivos que el último disco de Phoenix, con el estribillo más reluciente que se recuerda a cualquiera de las dos bandas en al menos un lustro. La letra parece la culminación de todo un “bromance” que no puede dejar de recordar al himno gay de Franz Ferdinand, que de hecho también se llamaba ‘Michael’.

10
Carolina Durante

Carolina Durante han pegado el petardazo con este tema encandilando tanto a gente que se ríe de los pijos, como a pijos conscientes de serlo, como a gente que cree ser del primer grupo y es del segundo. Esta pegadiza canción, que incluye frases ya míticas del repertorio de los Durante como «Todos mis amigos se llaman Cayetano / no votan al PP, votan a Ciudadanos” o “Morat, Taburete / qué grupazos / en sus conciertos, cómo lo pasamos”, era el mayor hit del grupo hasta la llegada de su colaboración con Amaia, y su vídeo, con cameos de Inés Arrimadas, por supuesto Morat y Taburete e incluso un vinilo de Los Nikis (posiblemente la mayor influencia del grupo) era absolutamente imperdible.

9
Bad Gyal

Algunos de los muchos ganchos de ‘Candela’ dicen exactamente “yo me pongo el Gucci y empiezo a confiar (vacilar)”, “salgo pa la calle y pico a la maría” o “ya me lo prendo… ¡¡pásalo!!”. También generan adicción esos “quiero que la música llegue pa’ tos / Vamos para el party y nos juntamos tos / Vamo’ a hacerlo” que quedan descolgados para bien o, después, el “tequila me hace moverme loquita”. Pero lo que termina de volvernos locos en medio de esta ambientación dancehall -y ojo, la música ha sido co-escrita por el productor Marc Gassel, Dubbel Dutch, quien ha trabajado con Popcaan-, son esas guitarras eléctricas tocadas por Noah Gersh (ex Portugal. The Man), un poco latinas en el sentido Juanes de la palabra, pero también muy John Frusciante y un pelín Nirvana. “Yo no quiero irme pa’ casa”, termina repitiendo el tema en su glorioso final. ¿Y quién sí, después de esto?

8
Christina Aguilera

Independientemente de cuál haya sido su recorrido comercial, Christina Aguilera puede estar bien orgullosa de este ‘Accelerate’ que está entre lo más avanzado que jamás haya grabado. Aguilera menciona Nueva York (“y todo el mundo”) nada más empezar, y Ty Dolla $ign Los Ángeles (“y todo el mundo”), como si se hubieran planteado este single como un homenaje a la música de moda en estas ciudades a lo largo de las décadas. Hay algo del jazz de Harlem en ese ritmo acelerado sobre el que algunos de los participantes parecen improvisar, hay algo de las fiestas funky de Studio 54 y de Parliament en ese teclado que emerge tan cósmico de vez en cuando pero que nunca llega a mutar en explosión disco; hay algo de la vocación pop de las artistas curtidas en Nueva York de toda la vida (de Debbie Harry a la propia Aguilera) en un pre-estribillo y un estribillo nítidos en medio de todo esto; pero también, como anunciaban ambos, esto es un viaje por el mundo. En ‘Accelerate’ cada pista parece provenir de un lugar diferente, haciéndonos recordar marcianadas olvidadas como aquel momento en que los alemanes Kraftwerk influían en los albores del hip-hop tanto en el Bronx, con ‘Planet Rock’ de Afrika Bambaattaa (1982), como en el de Los Ángeles, vía Uncle Jamm’s Army (1984). Pero sobre todo ‘Accelerate’ despunta porque nada de eso parece estar ahí en absoluto, conformando todo un himno del futuro. De una primera escucha en que te pasas 2 minutos esperando a que la canción empiece de una vez… hasta la revelación final en que todo encaja y se te va la olla preguntándote de dónde coño viene cada una de sus apasionantes pistas.

7
Childish Gambino

El impacto que ha tenido Childish Gambino con el vídeo de ‘This Is America’ ha estado claro desde que lo vimos viralizándose hasta en el Youtube español. Esta canción de hip-hop con partes góspel y percusiones tribales le ha dado al también actor su primer número en Estados Unidos y es ya su canción más icónica. En ella colaboran hasta siete raperos, que son Chance the Rapper, Offset, Problem, Blocboy JB, Young Thug, 21 Savage y Big Sean. Pero lo más recordado de ella será su explícito videoclip, en el que un Donald Glover descamisado interrumpe la interpretación de la canción para asesinar a varias personas, en un turbio retrato de la brutalidad policial en Estados Unidos (y con cameo de SZA).

6
Cardi B, Bad Bunny, J Balvin

Una de las canciones del verano, ‘I Like It’ presenta la particularidad de basarse en ‘I Like It Like That’, el clásico bugalú de Pete Rodríguez, y de hecho el título del tema de Cardi B no es casual, ya que el sample es tan prominente que conforma la base melódica de la canción, que da lugar a su vez a su parte más pegadiza, la que se corresponde al estribillo, interpretada por Cardi (“Oh I need the dollars, beat it up like piñatas”). Se llegó a hablar de ‘I Like It’ en términos de que pudiera ser la próxima ‘Despacito‘, y aunque realmente no ha alcanzado tal popularidad, el tema estaba igualmente lleno de ganchos, destacando ese “they call me Cardi Bardi, banging body, spicy mami, hot tamale” y más de una referencia a la cultura popular, con menciones a Lady Gaga y a ‘Mi gente’.

5
Kacey Musgraves

‘High Horse’ ridiculiza a esos tipos misóginos que se creen por encima del bien y del mal y ven en las mujeres a meros objetos de sus bromas y deseos (John Waynes, les denomina explícitamente en su canción). Este híbrido country-disco-pop, llevado a la gloria por la gran frase contra el machito arrogante del viejo Oeste “¿por qué no haces “arre, arre” y te piras de la ciudad?”, es el gran puente entre la antigua y la nueva Kacey, la prueba irrefutable de que el country también puede ser amigo de los nuevos tiempos, a pesar del poco interés que puedan haber mostrado por ella las radios.

4
C. Tangana

‘Llorando en la limo’ se alejaba del autoendiosamiento generalizado de ‘Ídolo’ y nos devolvía a ese Puchito romántico y emocional de sus inicios, con esos “que le jodan al dinero, quiero estar contigo / estoy enamorao del queso [Nde: los euros], pero prefiero tus besos”. De paso Antón, mientras “llora a 180 en un Ferrari (parece un tsunami)”, se mofa de las críticas, presumiendo de su nuevo estatus estelar”. Luego pasa al ataque: en la segunda parte del clip oficial suena la sorprendente y pseudo-Kendrick Lamar ‘Cabernet Sauvignon’, con la que se despacha a gusto contra sus enemigos y, de paso, hace un recuento de viejos y nuevos aliados. Pero donde mejor escenifica Tangana que no olvida sus orígenes en la escena del rap urbano y underground es citando a Chirie Vegas, mostrando en el vídeo el CD de ‘Vintage’ durante la frase “Dios bendiga al reggaetón, Dios bendiga a Daddy”, a su vez una referencia a Daddy Yankee. Un detallazo.

3
SOPHIE

Conocida en foros como ‘Immaterial Girl’ desde que SOPHIE la presentara en directo hace unos meses, por su mismo título y sobre todo por su estribillo “immaterial girls, immaterial boys”, la pista 8 del álbum debut oficial de SOPHIE remitía a ‘Material Girl’ de Madonna. 30 años después de la publicación de aquella canción, en la que Madonna subvertía el rol de género tradicional cantando que ella, una mujer, tenía más dinero que muchos hombres, SOPHIE se encuentra en un “mundo totalmente nuevo”, en el estado más avanzado de lo que Zygmunt Bauman ha venido a llamar “modernidad líquida”, en el que las identidades humanas ya no se definen tanto por la rígida dualidad hombre vs. mujer, sino que son en sí mismas flexibles, elásticas, permutables y, como en el caso de esta canción, “inmateriales”. SOPHIE celebra en ‘Immaterial’ que puede convertirse en “todo lo que yo quiera, en cualquier sitio, cualquier persona, cualquier estilo y forma, todo lo que quiera”, pero a la vez se muestra perdida, preguntándose: “sin mis piernas ni mi cabello, sin mis genes ni mi sangre, sin nombre y sin ningún tipo de historia, ¿dónde vivo? ¿dónde existo?” La belleza de ‘Immaterial’ es que expresa la validez de una identidad “inmaterial”, de espíritu, que puede llegar a ser muy familiar al colectivo LGBTQI+, y lo hace mediante unos ritmos contundentes, bailables e incluso un poco “bubblegum”, constituyendo un verdadero himno que en directo se crece como una bestia.

2
Ariana Grande

Ariana Grande estaba en una posición difícil con su regreso, y no solo por las posibilidades de éxito, sino también por las implicaciones éticas: tras lo ocurrido en el atentado del pasado año, muchos consideraban que volver con un rompepistas a lo ‘Into You’ mostraría poco tacto respeto a sus fans fallecidos, y que debería dedicarles una balada como primer single… posible movimiento que otros criticaban por ser una forma de aprovecharse de la tragedia. ¿Y qué ha hecho Ariana? Ni una ni otra: ha vuelto con un medio tiempo más cercano al bop que a la balada y con un mensaje que, si bien no está explícitamente dirigido a los supervivientes y familiares de fallecidos, puede entenderse como tal, y desde luego como mensaje de superación al margen de lo que sucedió en Manchester. Lo extramusical es de evidente importancia en este contexto, pero es que lo musical no se queda atrás: la autora de ‘Dangerous Woman’ presenta un estribillo que es a la vez melancólico y alegre, y un post-estribillo con gancho inmediato, todo envuelto en ese sonido noventero que parece estar de vuelta. Confirmado como un homenaje muy sutil a las víctimas del atentado (hay un guiño a la ciudad en su videoclip, que también parece incluir referencias a las arquitecturas imposibles de Escher o a los espacios mentales de ‘Origen’), ‘no tears left to cry’ viene a decir claramente que ella va a seguir adelante porque no le quedan “lágrimas que llorar”.

1
Rosalía

‘Malamente’ suponía la reinvención de Rosalía, compensando el flamenco pseudotradicionalista de su debut ‘Los Ángeles’ y la faceta contemporánea, con tintes de R&B y hip hop, a los que dio rienda suelta en sus varias colaboraciones con C. Tangana (quien co-escribe el tema y hace coros). ‘Malamente’ es exactamente lo que cabía esperar de ese choque entre folclore y modernidad que prometía. Con un potente ritmo construido a partir de un tocar de palmas, un tambor herreño (la nota de prensa explica que el origen de esta canción tuvo lugar en la Isla del Hierro) y la clásica caja de ritmos TR-808, Rosalía canta una melodía aflamencada sobre mal fario y “mal querer” que, a la postre, se entrelaza con maneras R&B y soul, salpicadas de coros y jaleos (los “mu mal”, los “illo”) en la que es posiblemente su única conexión real con el trap, como la propia Rosalía ha explicado. Una canción fascinante, en la que pasan muchas cosas por segundo, que hipnotiza y seduce, y que ha catapultado a Rosalía al éxito nacional (es triple platino pese a no haber sido número uno) e internacional, gran actuación en los EMA incluida.

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