Beck ha ganado no uno sino dos Grammys esta noche por ‘Colors’, su último álbum, en concreto en las categorías de Mejor álbum alternativo y Mejor ingeniería de sonido. El cantautor de Los Ángeles no podría estar más en racha, ya que en 2015 ganó un muy criticado Grammy a Álbum del año por ‘Morning Phase’, arrebatándoselo a Beyoncé. En esta ocasión, Beck competía contra ‘Tranquility Base Hotel & Casino’ de Arctic Monkeys, ‘Utopia’ de Björk, ‘American Utopia’ de David Byrne y ‘Masseduction’ de St. Vincent.
Beck es el niño mimado de los Grammys, sobre todo en la categoría de Mejor álbum alternativo. El artista la ha ganado en tres ocasiones, por ‘Odelay’ (1996), ‘Mutations’ (2000) y ahora por ‘Colors’, si bien ha llegado a recibir hasta 7 nominaciones (el cantante tiene 7 Grammys en total, de 17 nominaciones). Curiosamente, ‘Morning Phase’ no fue nominado a Mejor álbum alternativo en 2015 pese a hacerse a la postre con el gramófono más importante. Ese año lo obtuvo precisamente St. Vincent, quien, al menos, esta noche se ha hecho con el Grammy a “Mejor canción de rock” por ‘Masseduction’ (compartido con su co-productor, Jack Antonoff) y “Mejor packaging” por el álbum homónimo.
La victoria de ‘Colors’ es como mínimo cuestionable. JENESAISPOP lo puntuó con un 7,5, pero las críticas en los medios anglosajones fueron más bien “mixtas”: por cada 8 de Rolling Stone o NME lograba un 6,3 por parte de Pitchfork o 2 estrellas y media por parte de Drowned in Sound. El disco estaba bien, pero ¿alguien tiene la sensación de que sea esencial en su carrera o que represente algún tipo de cumbre? ¿No tenía más sentido dárselo a ‘Masseduction’ de St. Vincent o ‘Utopia’ de Björk, que, de los álbumes nominados en la categoría, son los que mejores críticas han recibido? ¿No tenían los Grammy, en concreto, una pequeña deuda con Björk, a la que han nominado casi tantas veces como discos ha publicado la islandesa, sin dárselo una sola vez?
Irónicamente, ‘Colors’ es probablemente el disco menos “alternativo” de Beck. Es un álbum “super-pop, bailable y technicolor”, como lo llamaba mi compañera Mireia en su valoración. Ojo, que el disco sea pop no resta su carácter experimental, pero sí plantea la pregunta de si es realmente una obra tan arriesgada como creen los Grammys, sobre todo en cuanto a las composiciones. ¿No se estaba acomodando Beck en un sonido cercano a lo comercialoide en temas como ‘Up All Night’, ‘Dreams’ o ‘No Distraction’, sin dar realmente con canciones a la altura de sus mejores momentos? Es curioso que cuando Beck ha buscado huir de lo alternativo, ha vuelto a ser premiado como artista alternativo. De todos los nominados, sin duda ‘Colors’ ha sido la opción más segura y aburridilla, y lo peor es que, a estas alturas, Beck parece el funcionario de los Grammy alternativos: disco que publica, disco que está nominado, como si su plaza estuviera asegurada solo por ser Beck, de la misma manera que seguimos reseñando los discos de Sonic Youth solo por ser ellos.
Aunque lo que da un poco más de rabia es la presencia casi testimonial de las mujeres en la categoría de Mejor álbum alternativo. Es cierto que Sinéad O’Connor fue la primera persona en ganar este Grammy en 1991 y que han estado nominadas Tori Amos, Fiona Apple o por supuesto Björk, además de grupos con mujeres en sus filas como The B-52’s o Alabama Shakes, pero St. Vincent es solo la segunda mujer solista que se ha hecho con él en 28 años de historia. ¿De verdad alguien cree que ‘Colors’ es un disco más interesante y arriesgado que ‘Masseduction’? Curiosamente, se llegó a ver la victoria de ‘Morning Phase’ en la categoría de Álbum del año como una oportunidad de los Grammy para redimirse con Beck por no dárselo en 1997, cuando ‘Odelay’ perdió en esta categoría contra Céline Dion, pero puestos a redimirse, ya lo podrían haber hecho con Björk o St. Vincent, que han hecho los mejores discos de la categoría. Beck no necesitaba otro Grammy, y menos por ‘Colors’.