Andrew Bird / My Finest Work Yet

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Andrew Bird / My Finest Work Yet

¿Soy yo o Father John Misty se ha llevado toda la atención mediática que merecía Andrew Bird, ya sabéis, por aquello de que este llegó mucho antes? El de Illinois lleva sacando discos notables desde mediados los 90 y, por suerte, goza de un saludable reconocimiento como muestra el hecho de que el reciente single ‘Sisyphus’ vaya a terminar convertido en uno de los temas más escuchados de su carrera. Sin embargo, parece que hay que ponerse delante de un micro a decir tonterías, en lugar de a hacer un temazo como ‘Left Handed Kisses’ de su anterior álbum ‘Are You Serious?‘, para que la prensa generalista te haga un poco de caso. Mantenerse en buena forma no vende.

En cualquier caso, el álbum que Andrew publica esta semana vuelve a ser exquisito en su modo de grabación, aquí optando por un directo en el que se ha prescindido de cascos o pistas separadas, pero que no por ello es menos preciosista y detallista en la incorporación de cuidados pianos de Tyler Chester en todas las pistas, o por supuesto el propio violín de Andrew Bird bien sea con arco o bien sea a modo de pizzicato. Aunque si algo vuelve a identificar las canciones más memorables de este álbum es ese silbido que tan pronto se asemeja a Ennio Morricone como a Otis Redding.

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El piano es una gozada especialmente en la jazzy ‘Bloodless’, con toda la pinta de resultar alucinante en vivo o en vinilo si su equipo ha dado con la masterización adecuada. Se trata del primer single del disco que conocimos hace ya casi medio año, aquel en el que apelaba a la problemática catalana, indicando que esto «parece 1936» y en el que de manera muy visible se queja de los gobernantes del mundo: «los mejores han perdido sus convicciones, mientras que los peores continúan afilándose las uñas». Lo llama «guerra incivil». ‘Sisyphus‘ se inspira en el mito griego para mostrar a Sísifo al borde del precipicio a su piedra pegado, pero amenazando con «levantar los dos puños y mandar todo a la mierda» y advirtiendo: «prefiero fracasar como un mortal que flaquear como un Dios».

A pesar de su lamento de que «la historia olvida a los moderados», no estamos ante un disco lúgubre sino más bien lleno de humor como se percibe desde el mismo título. La desgracia no puede ser más casual en ‘Fallorun’ cuando comienza «podríamos haber estado juntos / pero es que no te gustaba el tiempo que hace aquí», los «enemigos son quienes te construyen» en ‘Archipelago’ o las historias sobre no olvidar a alguien escogen llamarse cosas como ‘Proxy War’.

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La bonita voz femenina de Madison Cunningham adereza hasta 6 de estas 10 canciones, agradeciéndose su participación muy especialmente en ‘Cracking Codes‘, donde Andrew Bird asegura que «solo tienes que mirar a los ojos / no necesitas un código secreto ni jugar a los espías»; o en la casi country ‘Manifest‘, que en verdad habla de «la evolución que hay desde los organismos unicelulares hasta el hombre moderno y, yendo más allá de la muerte, sobre cuando una planta o animal se convierte en fósil combustible en la tierra y llega después a la atmósfera a través de los gases de las máquinas, como fantasmas». No sé si Andrew Bird ha hecho su «finest work» como bromea en el título de su nuevo álbum, pero para cuando este se cierra con otra buena canción circular como es ‘Bellevue Bridge Club’, es obvio que no conoce la decadencia. Es un letrista divertido y profundo y aquí sí que nos da algunas de «las mejores obras de su carrera».

Calificación: 7,5/10
Lo mejor: ‘Sisyphus’, ‘Bloodless’, ‘Manifest’, ‘Cracking Codes’
Te gustará si te gusta: Father John Misty, Rufus Wainwright, M Ward
Escúchalo: Spotify

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