Hace varios días que acabó Eurovisión pero la presentación de ‘La Venda’ en el festival continúa siendo el 2º vídeo más visto en España. De manera nada sorprendente, uno de los comentarios más valorados de la actuación de Miki en Youtube es «¿Confirmamos que Eurovisión es un festival político y no musical? ¿Confirmamos? Confirmamos». Leído esto y escuchada la opinión de tu cuñado de que «en Europa no nos quieren», es el momento de hacer una reflexión y dar ideas para que nuestro país mejore su pésima posición de los últimos años. Sí, a mí también me cae muy bien Miki. Sí, a mí también me parece que lo hizo mejor que otros países que quedaron por encima. Pero está claro que la teoría de «Eurovisión es todo política» y «votar al vecino» cuando ha ganado un país como Holanda, que hasta ahora no había tenido ni un poquito de suerte en Eurovisión, no se sostiene por ningún sitio, y que la autocrítica es necesaria. Aquí van 5 alternativas para nuestra candidatura de 2020.
Olvidarnos de Operación Triunfo, al menos como lo conocemos
El sistema elegido por Televisión Española en los dos últimos años, vinculado a Operación Triunfo, no ha funcionado. Dejando al margen la cuestionable calidad del talent show, sobre todo de su última edición, en ambas ocasiones al eurofán medio le han temblado las piernas escuchando a sus concursantes decir que no querían ir al festival o no querían cantar tal o cual canción. Si ellos mismos no querían ir, porque segurísimo que les esperan oportunidades mucho mejores que actuar frente a 200 millones de personas, ¿por qué situarlos siquiera como candidatos como se hizo con María? Si RTVE plantea siquiera que el seleccionado para Eurovisión salga de OT 2019/2020, debe avisarlo ya, con antelación y escoger a candidatos para el programa que den el perfil para ese cometido. Miki ha sido una persona muy agradecida con el festival, pero a Alfred y a Amaia se les vio en varias ocasiones superados y críticos con el carácter festivo del «espectáculo». Como músicos simplemente no era lo que buscaban. ¿Cometeremos el mismo error por tercera vez consecutiva?
Hacer coincidir a intérprete y autor
Lo peor de la selección de OT ni siquiera es encontrarnos con que María Villar no tuviera interés alguno en llevar ‘Muérdeme’ al festival. Tampoco es que haya pasado nada con esa canción. Lo peor es que con el sistema de selección actual asistimos continuamente a problemas de encaje de bolillos entre vocalista e intérprete, que en otros países no tienen. De manera significativa, Duncan Laurence, el ganador del Festival de Eurovisión 2019 por Holanda, es co-autor de ‘Arcade’, la canción ganadora. Pero es que el italiano que quedó segundo, Mahmoud, con la espléndida y moderna ‘Soldi’, es por supuesto co-autor de esa canción. Es verdad que Salvador Sobral no fue autor de ‘Amar pelos Dois’, pero sí la había escrito alguien tan cercano como su hermana. Respecto a Netta y ‘Toy’, la canción ganadora por Israel el año pasado, estaba creada expresamente para ella, a su imagen y semejanza. No era la sobra que tal artista «de prestigio» ni siquiera quiso para sí mismo. Antes de que se reconociera la co-autoría de Jack White, esto nos decía Netta durante una entrevista sobre ‘Toy’: «Mucha gente pudo verme en un reality y dos hombres maravillosos, Doron Medalie y Stav Beger, decidieron hacerme una canción. Ambos decidieron escribir una canción para mí y me pareció de lo más increíble. Era tan yo… Decidí usarla porque escribieron mi esencia. ‘Toy’ es todo lo que yo soy frente a la gente diciéndome lo que debo hacer, lo que no debo hacer, lo que tengo que ser…» Más claro, el agua.
Enviar un tema que de hecho sea un hit en España
¿Por qué buscamos que tenga éxito en Eurovisión una canción que ni siquiera ha sido un éxito en España? Esto es particularmente fascinante: ‘La Venda’ no funcionó mal en las plataformas de streaming a su salida, pero después se desinfló enseguida y un mes después estaba fuera de las listas. Aunque volverá a la tabla oficial de Promusicae tras su exposición en el festival, lo cierto es que se presentó en el mismo sin estar en el top 100 oficial español. Por el contrario, ‘Arcade’ y ‘Soldi’ llegaban a Eurovisión en el top 10 de Holanda e Italia respectivamente y en este último caso después de haber sido número 1. Esto no es física cuántica: ¿cómo vamos a colar en Europa un tema que ni siquiera ha triunfado entre nosotros mismos? Aquí va una idea para RTVE: dejar un plazo más largo entre la presentación de las canciones y su resultado puede ayudar, observando qué ha gustado, qué no, qué se ha viralizado como pasó con ‘Lo malo’ y qué sobrevive el paso de las semanas… en lugar de optar por una elección tan precipitada como la que tenemos, que se decide en cuestión de días. El plazo de presentación de canciones para Eurovisión va de octubre a marzo, no se ciñe a enero, y perfectamente se puede llevar un tema que ha salido en octubre y ya es un hit. Ninguna norma lo impide: sólo ha de ser inédito en la fecha requerida.
El dedazo
Es adecuado que en una final nacional confluyan votos de jurado y público porque de hecho eso es lo que luego nos vamos a encontrar en el Festival, pero el dedazo no deja de ser una opción. Nos ha ido bien (Pastora Soler) o fatal (El Sueño de Morfeo), pero teniendo en cuenta lo excitante de la música española ahora mismo, creo que sería buena opción convencer a un artista consagrado o a medio consagrar de que Eurovisión puede ser beneficioso para él. Lógicamente alguien de renombre no va a querer acudir a una semifinal ni siquiera aunque se explique que en Suecia se han sometido a la misma Jay Jay Johansson o hace poco de nuevo Loreen, pero un dedazo les impediría ese trago. Rosalía ni remotamente se va a ver en estas (aunque no le vendría nada mal un «punch» en toda Europa, donde no se ha colado en ninguna lista de éxitos), y Álvaro Soler ya ha dicho que de ninguna manera, pero me vienen a la cabeza nombres como Delaporte, Lola Indigo o incluso PUTOCHINOMARICÓN: no es que tenga mucho que ver, pero atentos al 10º puesto logrado por Islandia con su discurso anti-capitalista y su atrevida performance.
Mejorar la puesta en escena
La puesta en escena de Miki era colorida y divertida, los muchachos lo hicieron bien, pero también había un punto risible que a miércoles no podemos pasar por alto. El robot era innecesario si lo que iba a aportar iban a ser dos torpes pasitos, y lo peor es que se veía perfectamente, y varias veces, al tipo que lo movía detrás. Cuando te decían que el robot se llamaba Paco, uno no sabía si era de verdad el nombre dado al robot o el del tipo que movía sus hilos en plano… ¡para después sumarse a la fiesta final! Ese es el tipo de detalles que da la risa en las fiestas de casa y al jurado, y por el que no hay que preguntarnos mucho más sobre por qué el jurado no nos votó. Otra pista: justo antes acababa de hacer un pedazo de show impecable Australia. Tremendo susto dio nuestra conga después de eso…