«¡’Mónica y el sexo’ es la polla!» no es sólo un chiste del reality de Mónica Naranjo: es la verdad

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«¡’Mónica y el sexo’ es la polla!» no es sólo un chiste del reality de Mónica Naranjo: es la verdad

Anoche Cuatro emitía a las 00:00h –un poco decepcionante el horario, porque el programa tampoco es TAN explícito– el primer episodio de ‘Mónica y el sexo‘, la serie en formato de docu-reality centrada en Mónica Naranjo y su sexualidad. Sí, sí, leéis bien: aquí se habla de sexo de una manera general –con la intervención de la experta Eva Moreno, una suerte de «voz de la conciencia sexual» en el programa–, pero el leit motiv de la serie es que la Pantera de Figueres recupere su libido tras su separación de su pareja durante 14 años, Óscar Tarruella. «De cintura para abajo, estás muerta» es como define su situación sexual en aquellos momentos, tras una intro en la que, mirando a cámara, relata sus sentimientos tras esa dolorosa ruptura para ella.

Esto ya da una pista de lo que encontramos, sobre todo, en ‘Mónica y el sexo’: una sinceridad y una valentía para mostrar sus emociones y sensaciones más íntimas que desarman. La culpa es de Miguel Bosch y Anita Joven, dos amigos barceloneses conocidos por las webseries autobiográficas y autogestionadas ‘Te quiero, yo tampoco‘ y ‘Me han dejao‘. Su elección es una auténtica audacia, pues, aunque están formados en el mundo audiovisual –Anita explica que llegó a coincidir con Mónica en algún programa de televisión que guionizaba–, su currículum es exiguo. Pero la osadía sale bien, porque pronto descubrimos que Miguel y Ana son, en realidad, tan protagonistas de ‘Mónica y el sexo’ como la propia cantante, tal y como se percibe en un interesante giro de guión y montaje a mitad del piloto. Especialmente enternecedor es el momento en que Miguel reconoce que ni él sabe por qué le han dejado hacer la voz en off, en lugar de escoger a alguien más experimentado o con un tono más televisivo.

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Y no sólo porque sirvan de catalizadores de la acción –uno, cámara en mano, con una ágil realización y con honesta narración en off; la otra, como conductora que, en realidad, con su ingenio y su desparpajo verbal, acaba robando foco sin pretenderlo–. Sino porque, al final, ellos también terminan desnudándose emocionalmente en el programa, narrando sus miedos por lo grande que, sentían, les podía ir este proyecto. O incluso revelando, en el caso de Anita, que uno de sus mitos sexuales fue la propia Mónica Naranjo. Es especialmente memorable el momento en el que, con todo su morro, se ofrece a cogerle los pechos.

‘Mónica y el sexo’ es un programa que desprende verdad, libertad y naturalidad que, a diferencia de otros realities de famosos, no es esclavo de su guión –y no solo pienso en los de ‘Las Campos‘ o Ana Obregón, sino también en la última etapa de ‘Alaska y Mario’–. Como si la combinación de la cámara de Miguel y la personalidad de Anita se mezclaran en un suero de la verdad etéreo, hacen «cantar» lo más grande a todo aquel que se les pone delante. Así, no sólo Mónica revela intimidades que serían impensables conocer de otra forma –desde sus peores temores tras su separación y su total negativa a volver con su ex, a explicar las posibilidades satisfaccionales que ofrece un bidé o su intolerancia a los penes grandes–, sino que dos buenas amigas de la cantante como Carmen Lomana y Ana Milán –no revelaremos lo que pensaron una de otra al conocerse, hay que verlo– muestran perfiles humanos que raramente han mostrado antes en público. Hasta las invitadas anónimas a un tuppersex terminan totalmente desinhibidas.

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Quizá todo lo que he escrito suena demasiado solemne y estoy dando una sensación errónea: ‘Mónica y el sexo’ no es serio –o no solamente– sino que es también divertidísimo. Por supuesto gracias a la complicidad entre los dos directores-guionistas-realizadores. Pero, sobre todo, gracias a la Naranjo, que está espléndida haciendo de sí misma. No poniéndose «una máscara», como admite que ha hecho muchos años en televisión, esclava de su papel como estrella del pop, sino siendo una mujer de 44 años extraordinariamente natural, divertida y cercana, a la que no te importaría –es más, lo deseas– poder llamar amiga. Una mujer llamada Mónica Naranjo Carrasco es la gran sorpresa y la gran baza de ‘Mónica y el sexo’. ¿Quién lo iba a adivinar? Como se dice en una hilarante escena –espontáneamente, como muchas otras cosas que aquí se dicen–, «¡’Mónica y el sexo’ es la polla!» Es totalmente cierto y es un placer decirlo. Y eso que estamos nada más que ante un piloto que nos pone en situación: el avance del siguiente capítulo, donde el trío se desplaza a Tokio y suma a su aventura a José Corbacho, es tremendamente prometedor.8,5.

Puedes ver ya el primer programa completo de ‘Mónica y el sexo’ en la web de Cuatro.

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