Hay que querer a Brittany Howard. Con la base de blues y sureña de Alabama Shakes podía haber sido una niña mimada en los Grammy para siempre, cuando menos en las categorías rock, limitándose a hacer canciones clásicas que, dada la fidelidad del público rockero, la hubiera llevado de festival en festival, de Lollapalooza en Azkena, prácticamente de por vida. Pero su culo inquieto le pedía algo más, así que ha abandonado momentáneamente su exitosa banda, ha escrito un álbum titulado como una hermana suya que falleció a consecuencia de un cáncer a los 13 años, se ha desnudado en unas letras que hablan de familia, homosexualidad, política y religión, ha customizado géneros como el rhythm & blues y el soul, y después se ha metido en Genius para explicar palmo o palmo de qué va exactamente todo esto.
Prince es un referente en ‘History Repeats’, una canción de apertura muy crítica que derriba géneros y habla sobre cómo «nos derrotamos a nosotros mismos» de manera reiterada. A Mavis Staples y a Lauryn Hill nos pueden remitir piezas más clásicas como ‘Baby’. Pero lo más interesante de ‘Jaime’ es cuánto puede retorcerse para embarcarse en un viaje similar a los emprendidos por Dirty Projectors o tune-yards. Es lo que sucede en ‘Tomorrow’. En una de las explicaciones más simpáticas de Genius, Howard cuenta que esta canción no le gusta a nadie, pero que a ella le encanta, pues se divide en 3 fases musicales: una en la que deja para otro día hacer algo, otra en la que llega ese «mañana» y otra en la que se trata de disfrutar del momento porque «la vida es corta». Así, una de las canciones más ariscas del álbum, termina despertando tu atención.
‘Jaime’ se divide de hecho entre grabaciones que resultan inmediatas y grabaciones que buscan algo más. Entre las últimas hay que destacar la politizada ’13th Century Metal’, surgida de la rabia experimentada por la artista tras la muerte de Prince y la elección de Donald Trump. En el mismo año. Se trata de una canción hecha a base de improvisación, con evidentes influencias del jazz y la batería mandando de manera fascinante en directo y excelentemente mezclada, pero a su vez con cierta querencia por el siglo XXI. Algunas partes podría haberlas firmado Julia Holter. Su letra no es más que un «speech» sobre la libertad entonado por alguien que es hija de padre negro y madre blanca, un manifiesto a favor de la unión de «hermanos y hermanas», si bien la sencillez extrema de su texto y su repetición en este caso juegan a favor de Brittany: su mensaje se entiende perfectamente.
En otras ocasiones, el resultado es algo más confuso. En ‘Georgia’ recuerda cómo de niña se enamoró de una mujer mayor, pero no se acierta a comprender por qué la canción suena tan esquiva y psicodélica, dejando algo indiferente: su temática habría pegado más con la música de ‘Stay With Me’. Igualmente, una genialidad como la letra de ‘He Loves Me’, en la que Brittany Howard proclama que Dios la querrá igual aunque no vaya a la iglesia, beba y fume, habría agradecido una producción más inmediata. Algo sabemos que va regular cuando la cantante confiesa que se planteó dejar la mencionada ‘Stay With Me’, la mejor canción del disco, fuera del disco y, en la línea, ‘Short and Sweet’, que es de las canciones «clásicas», empieza muy «sweet» pero debería ser mucho más «short».
Hay, pues, cierto desequilibrio en ‘Jaime’ a medida que avanza entre momentos que son puro amor, como el riff de piano retorcido de ‘Goat Head’, y otros que no terminan de encerrar tanto encanto como parece en sus primeros instantes, como ‘Presence’. Sin embargo, solo por lo que ha intentado hacer, el álbum merece mucho la pena. Para muestra, ‘Run to Me’, una de esas canciones finales que apetece escuchar en bucle entre la oscuridad de la producción, una verdadera pesadilla lynchiana, y su letra simplemente diciendo cosas como «corre hacia mí / seré tu compañera / cuando ya no puedas soportar más».
Calificación: 7,5/10
Lo mejor: ‘Stay High’, ’13th Century Metal’, ‘Goat Head’, ‘History Repeats’
Te gustará si te gustan: Dirty Projectors, Prince, Lauryn Hill
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